sábado, 18 de junio de 2011

Dádivas


Dios ha sido bueno y dadivoso con nosotros, por lo que nos dio la Tierra y todo lo que está en ella para administrarla. Él es el dueño de todo y nosotros los administradores. Para ser buenos administradores, somos retados a hacerlo de la manera en que Él lo hace. Seamos imitadores de lo bueno. Dios nos da sin medida, y nos encanta que nos dé, por lo tanto aprenderemos a dar igualito que Él. Todo el libro de Proverbios está lleno de recomendaciones sobre las dádivas, donde nos motiva a no ser codos y que tengamos un corazón dispuesto a dar.

El libro de los Hechos en el capítulo 20 versículo 35 nos dice que es mejor dar que recibir, ya que Dios es el que nos ha dado todo. Y hablar de dar a los pobres o necesitados, casi siempre es sencillo, porque somos una generación cuyo sentido de compasión ha sido muy desarrollado. Dice Proverbios que cuando damos a los pobres es como si le prestáramos a Dios, también nos dice que no debemos hacernos de la vista gorda, y que Dios aprecia a los ojos misericordiosos. Así que pongámosle pies a la Biblia y demos. Pero también aprenderemos sobre otras dádivas que Dios nos reta de manera muy interesante.

¿Qué es el diezmo? Dice Proverbios 3 del 9 al 10 que el diezmar es un acto de obediencia, es decir, es  una forma de mostrar a Dios que lo honramos. Si hacemos esto, tendremos en abundancia y lo que hagamos será prosperado. Y sé que todos nos hemos preguntando alguna vez, ¿para qué son los diezmos?, ¿por qué Dios necesita nuestro dinero? Me encanta la manera en que Pablo, el gran apóstol, lo explica en Filipenses. Vamos a entrar en contexto.  Pablo dedicaba toda su vida para ir a levantar iglesias, es decir, ir a predicar el evangelio. Pablo dejó su trabajo en el gobierno romano, un trabajo muy bien pagado, para poder dedicarse a esto, Pablo dejó todo lo que tenía, para ir de ciudad en ciudad y comenzar a predicar del evangelio de Jesús, y que más y más gente le conociera. Entonces todo el sostenimiento económico de Pablo provenía de las iglesias que iba levantando, NO DE LA CARIDAD, sino del apoyo de los hermanos a los que ayudaba. En Filipenses 4:10-20, Pablo explica como la Iglesia en Filipenses fue la única que al principio del ministerio de Pablo, comenzó a colaborar para que Pablo pudiera trabajar, Pablo es muy enfático en que no escribe para pedirles más dinero, al contrario, escribe para darles las gracias por el apoyo cuando nadie más lo proporcionó. Y este es el objetivo principal de los diezmos.  Apoyar a que el evangelio llegue a más personas. Entonces debemos dar, para que así como a nosotros alguien nos ha compartido del amor de Dios, más gente pueda conocer y también su vida pueda ser transformada.

Pero debemos tener mucho cuidado, porque la actitud es muy importante. Desde que Dios nos creó, nos pidió que de todo lo que hiciéramos o produjéramos le diéramos lo primero. Por ejemplo con Caín y Abel, ellos se dedicaban a la agricultura, así que su deber era dar las primeras cosechas. Un día que les tocaba dar cosechas, cada uno dio la suya, pero Caín la dio con mala actitud, y aun eso Dios lo tuvo en cuenta.

Hablar sobre dar a Dios la primera parte o el diez por ciento de nuestras riquezas, o lo que esto represente, puede llegar a ser incómodo, pero a Dios no le parece para nada incómodo, al contrario, Dios nos reta.  Dice Dios en Malaquías 3:10, traigan sus diezmos a la iglesia, y pruébenme en esto y vean si no hay alimento en su casa, vean si no abro las ventanas de los cielos y derramo bendiciones sobre ustedes de tal manera que sobreabunde, y nada los destruirá. Es la única parte de la Biblia donde Dios dice “pruébame” o “te reto”. Está diciendo literalmente, que si Él promete que nos bendecirá al obedecerle, así va a ser, porque Él no es mentiroso como nosotros. Así que vale la pena entrarle al reto. Hay muchos retos en el mercado, retos de productos, de servicios, etc, pero no hay nadie que te asegure que te abrirán las ventanas de los cielos para que te den riquezas hasta que te sobren, solo Dios.

Y al tomar el reto nos lleva a pensar en lo que menciona 2°Corintios 9:5-7 acerca del sembrador. Todos conocemos las analogías y aquí se utiliza una nuevamente, y dice: “el que siempre escasamente, también escasamente recogerá, pero el que siembre abundantemente, de la misma manera recogerá”. En pocas palabras Dios nos sigue retando, es decir, si ya vamos a decidir confiar en Él, hagámoslo al cien por ciento y no solo en partes, porque Él nos dará de la manera en que demos. Dice Lucas 6:38, que demos y así se nos dará, pero Dios da una medida, buena, grande, rebosando; pero acordándonos que como demos, así también se nos regresará.

Si damos mucho, poco, más o menos, es decisión de cada uno. Pero veamos el ejemplo de la viuda pobre, es un ejemplo que contó Jesús y que en verdad conmueve muchísimo. Está una viuda pobre, muy pobre, a la cual solamente le quedan dos moneditas, las de menor valor, es todo lo que le queda, pero eso ya lo había destinado para dar en la iglesia para Dios. Y eso da. Y Jesús al verla, la compara con todos los ricachones de ese tiempo, diciendo que ella había dado mucho más que ellos, pues daba lo que tenía en su corazón; lo otros daban millones para que todos vieran y sintieran que sus pecados les eran perdonados por andar de “dadivosos”, pero no era la actitud correcta.

Corintios dice que debemos dar el primer día de cada semana, en la iglesia donde recibamos la enseñanza y donde estemos creciendo, porque así como nosotros recibimos una buena enseñanza de Dios que nos hace mejorar, crecer en Dios, aprender, también otros deben hacerlo. Nunca se nos olvide el sabio consejo que se nos da en 2°Corintios 9:7, cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.  Mateo nos reta a recordar que  es muy bueno diezmar, pero no debemos olvidarnos de lo importante como la justicia, el amor, las buenas obras. Es necesario tener un equilibrio.

Cambio y fuera!