Jesús estaba en el pueblo de Betania, en casa de
Simón, el que había tenido lepra. Mientras Jesús comía, llegó una mujer con un
frasco de perfume muy caro. Se acercó a él, rompió el frasco y derramó el
perfume sobre la cabeza de Jesús. Algunos de los que estaban allí se enojaron y
dijeron: «¡Qué desperdicio tan grande! Ese perfume se hubiera podido
vender por trescientas monedas de plata, y con el dinero podríamos haber
ayudado a muchos pobres.» Y se pusieron a criticar a la mujer, pero Jesús les
dijo: «¡Déjenla tranquila! ¿Por qué la molestan? Ella hizo por mí algo bueno.
Cerca de ustedes siempre habrá gente pobre, y podrán ayudarla cuando lo deseen.
Pero muy pronto ya no estaré con ustedes. Esta mujer hizo lo único que podía
hacer: derramó perfume sobre mi cabeza, sin saber que estaba preparando mi
cuerpo para mi entierro. Les aseguro que esto que ella hizo, se recordará en
todos los lugares donde se anuncien las buenas noticias de Dios.» (Marcos
14:1-9)
Una de las escenas más interesantes de la
vida de Jesús. Estaban todos cenando en casa de unos amigos de Jesús cuando una
mujer llega y derrama un perfume carísimo en los pies y la cabeza de Jesús e
impregna toda la casa del delicioso aroma. Casi la mayoría de los teólogos
coinciden que esa mujer es María la hermana de Martha y Lázaro, amigos de
Jesús. Y Simón el dueño de la casa había sido sanado milagrosamente por Jesús.
Enfoquémonos en el perfume que llevaba María. Algunas versiones dicen frasco de
alabastro. El alabastro era el material del frasco, muy parecido al mármol,
bastante caro; y contenía un perfume de nardo puro carísimo. Traduciendo el
costo a nuestros días se dice que el perfume costaba lo equivalente al sueldo
de 10 meses de sueldo. ¡Imagínate hacer algo tan loco! Fue un acto de locura,
pero de la buena. Ella estaba diciendo que reconocía a Jesús como el mesías,
como el ungido, era un acto de amor y respeto hacia él.
Pero los demás no lo vieron así. Todos lo
vieron como un gran desperdicio. Pensaron que era mejor gastar ese dinero en
los pobres que en Jesús. Sin embargo la respuesta de Jesús es buenísima “a los
pobres siempre los van a tener, pero a mi no”. Jesús nos está hablando de
prioridades. Ambas cosas son importantes, ayudar a los demás y alabar a Jesús…
pero la más importante siempre será alabar a Dios. La acción de María ha sido la acción de amor
más grande demostrada a Jesús. El mayor acto de supremo amor y adoración. Dio
más de lo necesario por amor a su Dios.
Toda la familia era un milagro, Simón era
milagro de Jesús, Lázaro había sido levantado de la muerte.. ella estaba muy
agradecida. María, Martha y Lázaro eran como familia para Jesús, así que ella
sentía que lo mínimo que podía hacer era ungirlo con perfume. Cristo merece que
demos más de lo necesario porque se entregó por nosotros. ¿Crees en Dios?
¿Crees en Jesús? ¿Tienes fe? El mejor perfume que podemos ofrece es una
conducta cristiana que vaya de acuerdo a la fe que profesamos. Su acto de amor
es reconocido por Jesús como el mayor acto de amor y lo menciona como
trascendente.
A esta mujer no le importó gastarse su
sueldo de 10 meses, pero su discípulo lo vendió por 30 monedas. Dios ama la
adoración, es nuestro objetivo en la tierra es adorarlo. Dios quiere que lo
adoraremos, no hay nada que disfrute más que nuestra adoración. ¿Cómo le
demuestras tu amor y devoción a Dios? ¿Cómo podemos entregar nuestro frasco de
alabastro? Da lo que tengas, dalo con amor y pasión. Que tu vida sea como un
perfume delante de Dios.