jueves, 7 de febrero de 2013

¿A qué venimos al mundo?


¿Alguna vez te has preguntando: “¿A qué vinimos a este mundo?”. Cualquiera de nosotros se convertiría en la persona más rica del mundo si encontrara la respuesta a este cuestionamiento. Y es que desde el principio de los tiempos, el hombre ha buscando de todas las maneras posibles encontrar la mejor respuesta para esta complicada pregunta, en las estrellas, en los planetas, en los animales, en las religiones, la Filosofía, en los extraterrestres, en las flores, en lo que sea…

Tú, ¿a qué crees que viniste al mundo? Muchos dicen que a ser felices, a ayudar a otros, a encontrar nuestro propósito, a cumplir un propósito divino… ¿tu a qué viniste?

Sin embargo todas las posibles respuestas parten de filosofías personales y bastante relativas, es casi imposible que se determine una respuesta unánime. Pero hoy vamos a descubrir lo que opina Él que nos mandó al mundo.

Para ti, ¿qué es adorar?. Seguramente en alguna ocasión le has dicho a alguien más que “lo adoras”, o te encanta escuchar cuando tu pareja te dice “te adoorooo” con una carita de enamorado que no puedes describir. Suena un poco más importante que un simple “te quiero” o un importante “te amo”. Adorar significa acercarse para besar, en la raíz de la palabra. Pero en términos mucho más sencillos es amar al extremo. Dice el evangelio según San Marcos 12:30 (NVI) “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” Adorar a Dios es amarlo con todo lo que tenemos y somos. Adorar, es también, inclinarse con el rostro en el suelo, cierta forma de humillación. Sin embargo, adorar a Dios es todo lo que hagas para complacerlo, así de sencillo. El evangelio según San Juan 4:23-24 (NVI) dice “por que así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu,  y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad”. Pero vamos por partes, empecemos con la siguiente pregunta: ¿quién es Dios para ti? Dependiendo de los últimos acontecimientos en tu vida, buenos, malos, afortunados o desafortunados, darás una respuesta. Sin embargo, sin importar la cultura en la que te encuentres Dios es sinónimo de bondad. Dios es el autor de la vida y del universo, creamos o no creamos Él está ahí, existió antes de todo y nunca se terminará. Él nos creó así que es el único que tiene la respuesta a quienes somos y por qué estamos aquí.  Por lo tanto la adoración de la que Dios habla tiene que ver con el reconocimiento de que Dios es lo más grande y excelso que hay. Dice Apocalipsis 4:11 (NVI) “Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tu creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas.”

La verdadera respuesta a la controvertida pregunta inicial es que nacimos para adorar. De hecho es el tema principal de la Biblia, ¿sabías eso?. De entrada, suena muy loco, sin embargo fuimos creados para adorar a Dios. Que impresionante es que a pesar de los millones de ángeles que Dios tiene en el cielo para que lo alaben día y noche, Dios nos creó, porque somos su creación más especial.  Alabar a Dios nos da la mejor identidad. La adoración es parte de nuestro chip interno, si no adoramos a Dios, en algún momento adoraremos a alguien mas. Y nos conviene adorar a Dios, bien dice Job 22:21 (NVI) “Sométete a Dios; ponte en paz con el, y volverá a ti la prosperidad.”

Salmo 100 (NVI) “Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra; adoren al Señor con regocijo. Preséntense ante él con cánticos de júbilo. Reconozcan que el Señor es Dios, él nos hizo y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado. Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre. Por que el Señor es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre.” Este salmo nos habla de la manera ideal para adorar a Dios. Debemos aclamar a Dios y presentarnos con un corazón correcto; es decir, nada de muchas palabras bonitas a Dios y malos pensamientos a otros al mismo tiempo. Adorar a Dios es reconocer que Él es NUESTRO Dios, este concepto es mi favorito, somos hijos de Dios, no somos cualquier persona; así que cada vez que le decimos de manera audible que Él es Dios, reconocemos que Él es nuestro padre, amigo, consuelo, apoyo, fortaleza, paz, confianza, esperanza, felicidad, Él lo es todo. Entrar por sus puertas significa que debemos presentarnos ante él, no es suficiente solo pensar que Dios existe, hay que decirlo y hacerlo audible. A final de cuentas, la razón principal es que el Señor es bueno y su fidelidad permanece.

Se trata de un estilo de vida. Como dice Romanos 12:1 (NVI) “Por lo tanto, hermanos , tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.” Si Dios ha tenido tanta misericordia de nosotros, extrema paciencia y amor, lo mínimo que debemos hacer es usar nuestro cuerpo para adorarlo.  Vivamos todos los días pensando antes de actuar y siempre tomando en cuenta que nuestro vivir haga sonreír a Dios.

Me gusta pensar que Dios es práctico y está interesado en nuestro día a día. 1ºCorintios 10:31 (NVI) lo detalla mejor: “Ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.” Adorarlo por medio de la oración, es decir, habla con él; donde quieras y como quieras pero habla con Él, nadie mejor para entender nuestra loca mente. Agradécele porque es bueno y nos ha dado mucho, te garantizo que te ha dado mucho más de lo que te ha quitado, adquiere el hábito de agradecer cada día por los alimentos, por la vida, por los bienes materiales, por la familia, por la salud….. por todo. Obedecer los mandamientos de Dios es el acto de adoración perfecta; nada demuestra mayor amor que estar dispuestos a hacer las cosas a la manera de Dios; recordemos lo que menciona el apóstol San Juan en su evangelio (Juan 14:23-24 NVI) “Les contestó Jesús: El que me ama, obedecerá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos nuestra vivienda en él. El que no me ama, no obedece mis palabras.” Canta audiblemente sobre el amor de Dios, a todos nos encanta escuchar canciones sobre el amor y desamor, nos fascina sentir las emociones a flor de piel, sin embargo no existe una sola persona en el mundo que haya demostrado mayor amor por nosotros que Dios a través de su hijo Jesús; ¡cántale!. Decide servir a otros, da tu tiempo y espacio para ayudar a quienes lo necesitan, esto es una manera muy tierna de adorar a Dios, cuando dejamos el ego y buscamos dar a quienes nos rodean; no porque lo merezcan, si no porque hemos decidido adorar al único que lo merece, Dios. Lee la Biblia, es la palabra de Dios, en la versión que más te guste, católica o cristiana, en internet o en papel, pero ¡LEELA!; solo así conocerás más sobre quien es Dios y el increíble amor que nos tiene, a pesar de que no merecemos ni tantito. Y si quieres llevar tu amor por Dios al extremo te reto a que diezmes, ¿crees que es una locura darle tu dinero a Dios?, acepta el reto. Sabías que en el libro de Malaquías 3 es la única porción de la Biblia donde Dios nos reta. ¡Sí! Dice que lo probemos, que demos la décima parte de todo lo que recibamos a Él, a través de la iglesia, y entonces nos dará una bendición tan grande que no te darás abasto. Yo lo he probado y funciona, ¡garantizado!.

¿Listo para vivir tu propósito? No esperes a sentir el momento ideal para amarlo al extremo, ahorita mismo decide apropiarte de tu razón de ser. He aquí la respuesta perfecta a la gran incógnita: Vinimos al mundo a adorar a Dios. ¡Decide adorarlo con tu vida!. Leí en alguna ocasión que la adoración que no afecta su estilo de vida no es adoración. Se trata de buscar un estilo de vida congruente donde con la boca, con la mente y nuestras acciones reconozcamos que Dios es lo máximo. Siempre buscando ser reales y dejando a un lado la hipocresía, tal cual refiere el apóstol Marcos en su evangelio (Marcos 7:6-7 NIV) “Jesús les contestó: Tenía razón Isaías cuando profetizó acerca de ustedes, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas.”

La clave está en tomar la vida cotidiana, las actividades de todos los días, desde que te levantas hasta dormir, el trabajo, la escuela, tu familia, el tráfico, las comidas, los descansos, el tiempo libre, la convivencia… TODO dalo como una ofrenda a Dios. Él es el único que merece nuestra completa adoración, o como dijimos antes, nuestro amor extremo. No olvides que vinimos a este mundo a adorar a Dios, este acto determina tu destino. Es un buen momento para dejar de filosofar y tomar la vida y aprovecharla. Vive tu propósito, ama y adora en extremo a Dios.

¡Cambio y fuera!