jueves, 10 de enero de 2013

El peor de todos


David, el famoso rey que cantamos en las mañanitas, es un famoso personaje cuya historia es relatada en la Biblia y uno de los mayores ejemplos de amor a Dios. Es de mis personajes favoritos, porque no conozco otra historia tan llena de sorpresas, tragedias, victorias y enseñanzas para todos y toda la vida. Dice el Salmo 78:70-72 (PDT) que “Dios eligió como su siervo a David, y lo sacó de los rediles de ovejas. Lo quitó de andar cuidando los rebaños y le encargó ser pastor de su pueblo Jacob, y de Israel, su posesión. Y David cuidó y dirigió con honestidad e inteligencia al pueblo de Dios.” Lo más sorprendente de la historia es que a pesar de que David tuvo una vida muy loca, cuando Dios se refiere a él en la Biblia lo hace como el “joven conforme al corazón de Dios”; sin duda no somos casos perdidos, ha habido gente peor y con esperanza.

David tenía 30 años cuando comenzó a reinar, y fue rey durante cuarenta años. Durante la primera mitad de su vida fue un verdadero ejemplo de carácter e integridad; y eso fue la base suficiente para tener un futuro bastante prometedor. Como dice Joel 2:25-26 (PDT) “Ustedes comerán hasta que queden satisfechos, y alabarán el nombre del Señor su Dios, quien ha hecho maravillas por ustedes. Mi pueblo nunca más pasará vergüenza.”

Al famosísimo rey David le había prometido desde hacía muchos años que algún día sería rey de Israel, sin embargo tuvo que pasar por un proceso muy largo y tempestuoso. Cuando por fin muere el rey Saúl, su gran enemigo, David sabía que era su momento de tomar el trono. Pero sabía que era Dios quien lo estaba poniendo en esa importante posición, así que decide primero preguntarle qué es lo que debe hacer (2ºSamuel 2:1). Dios le dice que comience en la ciudad de Hebrón. Jamás olvidemos que Dios SIEMPRE cumple sus promesas, ¡SIEMPRE!, pero no vale la pena querer ganar todo rápidamente, si no tomar las cosas con calma y esperar a que Él ponga todo en su lugar. Y hasta este momento el nuevo rey está comenzando con el pie derecho su nueva vida en el trono.

Pero poco le duró el gusto, y es que a David le pasó lo que le ha pasado a la mayoría de las figuras públicas, ya sean del mundo del espectáculo, grandes políticos, empresarios importantes, entre muchos otros grandes personajes en la historia de cualquier sociedad… “Candil en la calle y oscuridad en su casa”, como decimos en México. El famosísimo rey David de las mañanitas se involucró tanto en la vida pública que perdió todo el control de su familia. Y no olvidemos que tenía muchos hijos, era un trabajo bastante pesado, pero para él nunca fue el más importante. Sus logros como líder político de su tiempo fueron muchísimos, el reino que gobernaba se extendió de 15,540 a 155,400 kms. Sin embargo tenía demasiadas esposas y demasiados hijos, todos viviendo en el palacio; es la combinación perfecta para el caos familia y el podría ser la historia ideal para una novela de televisión nacional. Recordemos que uno de sus hijos violó a su media hermana, otro de sus hijos se aprovechó de varias esposas de su papá frente a todo el pueblo, y dos de sus hijos intentaron quitarle el reino. Pero lo peor fue que David no tenía el valor de decir algo a sus hijos, solo se enojaba y era indiferente; esto es lo más triste de la historia. (1ºReyes 1:5-6)

No olvidemos que así como era una excelente guerrero apasionado por su coraje y valor, también le encantaba dejarse llevar por los excesos y pasiones. Era muy apasionado en todo lo que hacía, en la guerra, en el amor, en todo. Y se metió en problemas bastante grandes, uno de los principales es cuando se enamoró de una mujer de otro hombre, lo mandó a la guerra para que muriera mientras se aprovechaba de aquella viuda. El escritor J. Oswald Sanders lo describe mejor:  “La mayor falta de David consistió en ceder a las pasiones de la carne.” La verdad es que se  convirtió en victima de su autosuficiencia y la soberbia. Sabía que era un grande y quiso tomar ventaja de eso, así que mandó realizar un censo, solo para enaltecerse y presumir lo mucho que su reino había crecido. Pero se le olvidó que a Dios no se le pasa nada, y que todo lo que había logrado hasta ahora era porque Dios lo había puesto en ese lugar, no por sus grandes capacidades… Así que mala suerte, porque  Dios se enojó con él. Leí hace un tiempo que los cuatro errores más comunes de los líderes son: finanzas, flojera, faldas y fama… Sin embargo creo que aplica para todos los seres humanos, son definitivamente las tentaciones más grandes.

David debió entender a tiempo que su tarea más importante era el cultivo de su familia y sus hijos. A través de su vida debemos aprender que ningún rasgo del carácter es tan necesario como la verdadera integridad. La mejor conclusión para la loca vida de David la da el escritor de Narnia C.S. Lewis: “Los largos, tediosos y monótonos años de prosperidad o de adversidad cuando se llega a la mitad de la vida, constituyen una oportunidad excelente para el diablo”. Jamás estaremos en el climax de nuestra vida como para descuidar nuestra relación con Dios y darle el correcto valor a nuestras prioridades. Y es que la confesión y el arrepentimiento ayudan a sanar una herida, pero jamás borran todas las cicatrices. Siempre habrá alguien en peores condiciones que nosotros, con una vida más miserable o complicada, pero eso no es excusa suficiente para permanecer en nuestro estado de confort y dejar para después nuestra búsqueda Dios. Busca a Dios ahora, hoy que estás en el mejor o peor momento de tu vida, relaciónate con él para que logres potencializar tu vida y convertirte en tu mejor versión.

¡Cambio y Fuera!