lunes, 18 de junio de 2012

Mate a un gigante, ¿y ahora qué?

Pasamos más de 6 horas diarias pensando en qué va a pasar mañana. Es decir, dejamos de vivir el presente para enfocarnos en el futuro, que es incierto, hay 50% probabilidades de que si pase y 50% de que nunca suceda, nadie ha estado allí, pero nos quita mucho tiempo del que si nos consta que tenemos.  Nos come la incertidumbre, no somos capaces de tener fe, confianza o paciencia de lo que está por venir. Por eso es que los horóscopos, lectura de cartas, de café, de mano… de lo que sea y se deje, son tan famosos. Nos morimos por saber lo que pasará. Me pregunto cuándo fue la última vez que le diste gracias a Dios por no saber lo que pasará? Respuesta honesta: NUNCA.

El no conocer el futuro nos obliga a tomar un día a la vez. Jesús nos recomienda en el evangelio según San Mateo 6:34, que no nos afanemos, preocupemos, estresemos, ni comamos ansias del día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Disfrutemos el momento, malo, bueno, regular… pero el momento.

La enfermedad del no saber qué pasará le pasó a David, el famoso personaje de la Biblia. Sí, el que mató a Goliat. De hecho la incertidumbre llega a su vida justo después de matar a David. Imagínate que siendo un muchacho de 17 años aproximadamente, sin tenerlo en mente, te topas con un gigante de 3 metros y más de 200 kilos entre cuerpo y armadura que te quiere matar a ti y a todo tu país, y no hay nadie lo suficientemente valiente para enfrentarlo; sin embargo, tú decides hacerlo porque tienes fe en Dios. Para sorpresa de todos, le ganas y cortas su cabeza como señal de victoria. Nadie de los tuyos lo puede creer. Pero la vida de David estaba a punto de cambiarle para siempre. Era obvio que un acto de valentía tan grande e impresionante no podría quedar en el anonimato. Casi casi David se acababa de sacar la lotería.

A David le había prometido que sería rey de su pueblo, pero en ese momento Saúl era el rey. Así que la recompensa no fue ser rey. Para empezar David se convierte en el héroe nacional. El rey Saúl había prometido que daría la mano de la princesa al que matara al gigante; así que David se vuelve el esposo de la princesa del reino. Era toda una celebridad y pieza clave de la corte real. Al casarse con la princesa, que por cierto no conocía, se ve obligado a convivir con Saúl día y noche. Antes de ser el protagonista de la novela, David cuidaba ovejas y chivas bastante lejos del reino. Dejó a sus chivas cuando mató al gigante, pero al terminar la pelea… ni siquiera lo dejaron regresar con sus ovejas (1ºSamuel 18:2). La vida le cambia de la noche a la mañana. Se vuelve el sueño de cualquiera… ¿Qué sentirías si de un día a otro eres el héroe nacional, esposo de la princesa del reino, famoso y poderoso? A pesar de todo, David lo toma con calma. Sobretodo en comparación con muchos deportistas estrellas jóvenes que saltan a la fama y ya arriba no saben que hacer con todo eso.  Su nueva vida lo vuelve inseparable del rey, por lo tanto sumiso y en plena capacitación para ser rey, claro, sin darse cuenta. Y de hecho Saúl, el rey, tampoco  sabía que él mismo estaba capacitando a David para ser el próximo rey.

Justo aquí cuando está en la cima, adaptándose a su nueva vida, es que Dios le manda un buen amigo al protagonista de nuestra historia. Muy buena falta le haría, estaba a punto de entrar en una temporada de crisis continua, persecución y depresión. Así que Dios pone en escena a Jonathan, que tenía la peculiaridad de ser el hijo del rey Saúl (el heredero al reino de manera natural). Hay cuatro características que Jonathan tuvo y lo convirtieron en el mejor amigo de David. Primera, estaba dispuesto a sacrificarse por su amigo, es decir, un buen amigo no te sonsaca y apoya tus decisiones. Si sabe que tus papás son estrictos, no busca burlar sus reglas, no te pone trabas para que caigas, al contrario. Jonathan era el heredero natural al reino, pero sabía que David era el hombre que Dios había indicado ser rey, así que lo aceptó y lo motivó, jamás buscó aplastarlo. La segunda es que es un defensor leal, no hace chismes de ti, no habla de ti a tus espaldas, ni deja que otros lo hagan. La tercera es que con él puedes ser tu mismo, no importa la situación por la que pases, no te critica. En 1ºSamuel 20:41 vemos que David lloró hasta revolcarse en el piso frente a Jonathan y este jamás lo critico. Más adelante en la loca historia de David y el Rey Saúl veremos que Jonathan es el motivador número uno de David, no buscaba avergonzarlo, ni aplastarlo, al contrario, era su fan número uno.

Un buen amigo era muy necesario porque la relación David y rey Saúl se volvió muy tensa, comenzaron a  convivir día y noche, y todo iba bastante bien, hasta que los celos comenzaron a correr en la sangre de Saúl. David era el héroe nacional, así que tenía éxito, y todo el pueblo lo quería (1ºSamuel 18:5,14). Era exitoso, porque no era hablador, era prudente en sus palabras, por lo que era aun más querido por el pueblo, al no ser fanfarrón. David estaba dispuesto a aprender y siempre tenía una buena actitud ante la instrucción de Saúl. Por lo que al poco tiempo, el rey Saúl se enoja muchísimo  y  los celos lo corroen. ¿Eres celoso  o conoces a alguien celoso? ¿Has visto un arranque de celos, lo que puede provocar? Piensa en esa situación pero multiplicada por mil… Así estaba ya la cabeza de Saúl. Pero David, se mantuvo tranquilo, tenía motivaciones, acciones y liderazgo sano. Pero Saúl tenía un problema muy grande, Dios ya no estaba con él, ni lo estaría.. Así que los celos comenzaron a gobernar su vida. La alerta estuvo en que el rey Saúl se da cuenta  que Dios estaba con David. Y a partir de ahora Saúl se concentro en amargarse la vida y amargarle la vida a David.

Cuando David estaba enfrentando a Goliat yo creo que no tenía ni idea de lo que le esperaba, de todo lo que traería el hecho de matar a aquel que estaba intimidando a su pueblo. Y es que si supiéramos lo que va a suceder, tal vez no tomaríamos ninguna decisión.  No conocer el futuro nos obliga a tomar un día a la vez. No vale la pena gastar 6 horas del presente en pensar en el futuro, mejor usémoslas de manera provechosa. Recuerda que tener un amigo nos ayuda a enfrentar las crisis y las temporadas malas. Y jamás se te olvide ser positivo y prudente es la mejor reacción ante un enemigo; si David le hubiera seguido el juego a Saúl serían dos locos peleando. ¿Batallas con los celos, la ira y la loquera? Decide ser prudente y que Dios te controle, en lugar de que tus emociones te controlen. ¿Te da miedo no saber qué va a pasar? ¡Tranquilo! Nadie mejor que Dios para tomar el control, si lo tomáramos nosotros, seguramente el futuro sería bastante malo.

Cambio y Fuera!