“Las nubes grises forman parte del paisaje”,
frase comúnmente usada para animar a aquellos que pasan por momentos difíciles
o “grises”. En México nos referimos a este tiempo de crisis, melancolía,
tristeza, dolor, depresión, inestabilidad, incógnita o incertidumbre; como: estar en el hoyo. ¿En cuántos hoyos has
estado últimamente?
Y es que una cosa es sentirse en lo profundo
de un hoyo oscuro, húmedo y sin salida aparente… pero es peor cuando sentimos
que en lugar de acercarnos poco a poco a la superficie, estamos cavando y
hundiéndonos más.
David, el famoso rey, pasa un buen tiempo
cavando su propio hoyo; y es que por más que creía subir, parecía que solo se
hacía más y más profundo. David era el próximo rey de Israel, Dios lo había
dicho (y Él si cumple), pero el rey
actual, Saúl, lo buscaba día y noche para matarlo.. así que David pierde el piso y se hunde en un
hoyo que él mismo cavó.
Para empezar se le olvida que Dios lo había
escogido, y su único enfoque es el humanístico y un día, de la nada, se le
ocurre “Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl; nada, por tanto, me será
mejor que fugarme a la tierra de los filisteos, para que Saúl no se ocupe de
mí, y no me ande buscando más por todo el territorio de Israel; y así escaparé
de su mano.”
(1ºSamuel 27:1) ¿Leíste bien?... después de la gran promesa que Dios le había
hecho, se le ocurre pensar “total, Saúl me va a matar un día de estos”. Y el
problema más grave no es un mal pensamiento, si no que lo convierte en un
razonamiento pesimista prolongado, y este es su segundo error. En varias
ocasiones Dios a través de los profetas le había dicho que sería rey, pero su
mente estaba siendo mucho más poderosa que el creador de la mente.
¿Te identificas? …
Dios nos ha hecho cientos de promesas y hemos
visto que Él cumple todo lo que promete, pero cuando estamos en ese hoyo
profundo, húmedo, apestoso y oscuro… simplemente se nos olvida. Olvidamos ver
la vida como Dios la ve y comenzamos a percatarnos de todo lo que NO tenemos,
meditamos en las tragedias que nos sobrevendrán y de una momento a otro
sentimos que cavamos todavía más aquel hoyo. Pero, ¡ALERTA! Dios jamás pone
pensamientos negativos, esos son de nuestra propia autoría. Cualquier
pensamiento negativo que tengas rondando en tu cabeza, no le eches la culpa a
Dios, porque Él simplemente no es así.
El Dr. Daniel Amen en su libro “Cambia tu cerebro cambia tu vida”,
relata una impresionante verdad: nuestro cerebro no razona los pensamientos que
ponemos en él. Es decir, si viene un pensamiento negativo a tu cerebro, éste
solamente lo registra, pero jamás define si es un pensamiento bueno o malo… en
otras palabras, tu cerebro no te echa porras en caso de que estés pensando algo
malo, simplemente lo registra. Si de pensamiento se convierte en meditación,
entonces no te darás cuenta cuando se convierta en un hábito. El responsable de
todo esto es el sistema límbico profundo. En nosotros está el poder de cambiar
lo que pensamos, decide ponerle buenas ideas a tu cabeza y no tonterías.
Nuestro protagonista, David, estaba alimentando su miseria a través de malos
pensamientos, que más tarde se convertirían en acciones bastante equivocadas.
El tercer error es que David hace su propio
análisis y racionalización. Llega a conclusiones solo, sin preguntarle a Dios.
Y no significa que haya dejado de creer en Él, solamente en este momento no lo
demuestra; como nos sucede a todos.
Rollo May, famoso psicólogo existencial dijo
que: El hombre es el único animal que corre más de prisa cuando se encuentra
extraviado. Es interesante, porque si una ardilla o cualquier otro animalito se
cae en algún pozo, no comienza a gritar y pedir ayuda, ni corre más rápido a
ver si de repente vuela y sale. El animalito se dedica a excavar para subirse
encima de la tierrita que acumula y así salir a la superficie. En cambio
nosotros, hacemos todo un show y luego pensamos en la salida.
Este loco y pésimo racionamiento que David
tuvo, lo llevó a pagar graves consecuencias. Recordemos que en este momento
David no vivía solo, lo acompañaba un ejercito de 600 hombres más sus familias.
Así que en su enojo por estar huyendo y creyendo que jamás sería rey, decide
que todos se irán a vivir a la tierra del rey de Gat (enemigos de Israel). Gat
es la tierra de Goliat, aquel famoso gigante a quien hace algunos años David
había matado. Que contradictorio, ¿no?. Para David, huir a la tierra de los
enemigos de su propio pueblo resultaba una falsa sensación de seguridad, solo
porque Saúl ya no lo perseguiría se sintió tranquilo. Recordemos que las
salidas fáciles, solo dan placeres efímeros y temporales, jamás verdaderos ni
duraderos.
David estaba tan ocupado pensando en su
propia salida del hoyo tan grande en el que sentía estar, que dejó a un lado su
espiritualidad. Estar así, solo nos lleva a servirnos a nosotros mismos, en
lugar de escuchar a quien tiene el plan perfecto. Se sabe que durante 17 meses
que vivió así, David, el gran salmista y compositor, estaba en blanco… no
escribió nada.
Hasta que el rey de Gat se da cuenta que
David vivía entre los suyos.
David y sus hombres caen en la duplicidad
(engaño por fingimiento). Se vuelven peor que los filisteos, matan a pueblos
enemigos de los israelitas no de los filisteos. Se volvieron mentirosos e
imprecisos. Decían que hacían una cosa, pero realidad hacían otras. Y entonces sucede lo obvio, su estilo de vida
les genera desesperación y falta de paz interna. ¿Suena familiar?
Tristemente pierde su identidad. No era ni de
aquí ni de allá, no tenía patria ni honor. Luego pierde su satisfacción, los
placeres se van yendo poco a poco. Cae en la depresión, dice la Biblia que
llegó un punto en el que llora hasta que se le terminan las lágrimas. Y por
supuesto que todo esto genera desconfianza, su “gran” ejército ya no confiaba
en él.
Es en este punto cuando David se acuerda de
pedir ayuda a Dios. Hasta este punto 1ºSamuel 30:8 dice que David consultó a
Dios. Había estado demasiado tiempo en ese hoyo, que llegó a sentir que
pertenecía ahí, cuando Dios le había prometido que sería el rey de Israel y le
irá muy bien, pero la humedad, la profundidad, el olor, la oscuridad hicieron
que la gran promesa pasara a segundo término. En días complicados necesitamos
aire fresco, no vaya a ser que nuestra cabeza se llene de pensamientos
negativos que nos alejen de nuestro propósito divino. Voltea al lugar correcto:
Dios, para que dejes de cavar y salgas de tu hoyo.
¡Cambio y Fuera!