lunes, 27 de mayo de 2013

El Verdadero "KARMA"

¿Por qué seremos tan egoístas? Leí que (Martínez, 2010) “según un estudio, el deseo de hacer cosas buenas por los demás podría tener una causa genética. Algo así como "altruismo" genético. Al menos eso es lo que sugieren los resultados de un estudio realizado por científicos de la Universidad de Bonn, en Alemania, en el que se constató que un cambio minúsculo en un gen particular estaba relacionado con una voluntad significativamente mayor de proveer a otros.” De ser así, parece que algunos están “a salvo” de ser generosos y no se deben de preocupar por eso en lo absoluto.

El diccionario define generosidad como la virtud que nos conduce a dar y darnos a los demás de una manera habitual, firme y decidida, buscando su bien y poniendo a su servicio lo mejor de nosotros, tanto bienes materiales como cualidades y talentos. La definición es mucho más compleja que una simple limosna en la calle, o dar las sobras a algún mendigo que se nos cruce. Ser generoso es un hábito, es decir, una acción continua y decidida; que además no da sólo las sobras, si no lo mejor para los demás.

¿Será que ser generoso es cuestión de genética? El creador de la genética, es decir, Dios, dice que (Hebreos 13:16) “Nunca se olviden de hacer lo bueno, ni de compartir lo que tienen con los que no tienen nada. Ésos son los sacrificios que agradan a Dios.” Empieza la frase con un “nunca se olviden”, porque Dios sabe que ser generosos no es algo que vaya con “nuestra naturaleza”, al contrario, nos encanta ser egoístas, avaros y sólo pensar en nosotros mismos. Lo que más me llama la atención es la última parte de la cita anterior, “ésos son los sacrificios que agradan a Dios”. Para empezar, Dios sabe que compartir lo bueno que tenemos es un sacrificio, o sea, nos cuesta muchísimo trabajo. Pero además de todo, a Él no le interesa si dejas de comer, o vas de rodillas por todo un país; el sacrificio que le importa es que dejemos el egoísmo y busquemos dar lo mejor de nosotros a los demás.

He escuchado mucha gente decir que no vale la pena leer la Biblia, y solo recuerdan la siguiente parte de Mateo 22:37-40: “El primer mandamiento, y el más importante, es el que dice así: “Ama a tu Dios con todo lo que piensas y con todo lo que eres.” Y el segundo mandamiento en importancia es parecido a ése, y dice así: “Cada uno debe amar a su prójimo como se ama a sí mismo.” Toda la enseñanza de la Biblia se basa en estos dos mandamientos.” Pero amar a los demás no solo se refiere a amar a tus seres queridos. Vale la pena hacer referencia a otra cita en Efesios 5:2: “Deben amar a los demás, así como Cristo nos amó y murió por nosotros.” El reto se complica. Amar a Dios se resume en amar a los demás como Jesús nos ama a nosotros. Así que la teoría que mencionamos al principio, sobre como el altruismo o generosidad es solo para unos cuantos, para Dios no es cierta; al contrario estas actitudes son para todos, sin exclusividad. De hecho, suena loco, pero en la Biblia se habla más sobre dar, que del mismo infierno. Dar es la principal característica de Jesús, cuando buscamos tener esa actitud dadivosa es cuando verdaderamente nos parecemos a Él.

¿Has oído lo que dicen del karma? Que todo se regresa y esa debe ser la razón para ser “buenas personas”. La realidad es que Dios lo explicó desde el principio de los tiempos: (2ºCorintios 9:6-8) “Acuérdense de esto: «El que da poco, recibe poco; el que da mucho, recibe mucho.» Cada uno debe dar según crea que deba hacerlo. No tenemos que dar con tristeza ni por obligación. ¡Dios ama al que da con alegría! Dios puede darles muchas cosas, a fin de que tengan todo lo necesario, y aun les sobre. Así podrán hacer algo en favor de otros.” Nada de karma ni polvos mágicos, da con alegría de lo mucho que Dios te da, para que te siga llegando aun más.

Siempre me gusta tener en mente la frase de C.S. Lewis “Todo lo que no es eterno, es eternamente inútil”. Así que no vale la pena que acumulemos cosas. Vale la pena dar a otros. Es un hábito que nos dará recompensas eternas. No es cuánto dinero tengo yo, si no cuánto tiene el dinero de mí. Da tu tiempo, tu dinero, tu respeto, tus palabras, tu puntualidad, aquello de lo que puedas prescindir, tu buena actitud, tu sonrisa, tu oído, un aventón a algún amigo, comida…. ¡Sobran formas de ser generoso! Solo atrévete a serlo. No te conformes con tu genética egoísta, adopta el estilo de vida aquel es que mucho más que genes, busca parecerte a Dios.

¡Cambio y fuera!
 REFERENCIAMartínez, Y.,  “Investigadores alemanes encuentran el “gen del altruismo”, tomado el 22 de mayo de 2013 de: http://www.tendencias21.net/Investigadores-alemanes-encuentran-el-gen-del-altruismo_a5066.html