¿En qué
crees? ¿Estarías dispuesto a dar tu vida por defender lo que crees? Hoy
te contaremos una historia que casi parece irreal, pero es cien por ciento
cierta, sobre tres chavos que estuvieron dispuestos a poner su vida en riesgo
con tal de defender sus convicciones.
Hace
muchísimos años en la época del rey Nabucodonosor en Babilonia el pueblo de
Israel estaba cautivo y vivía bajo el dominio de los babilonios, pero como los
judíos había diversos pueblos cautivos. Así que el rey mandó hacer una estatua
altísima para que todos lo adoraran. Y dio la orden en cuando tocaran cierta
música todos debía inclinarse ante la estatua, y quien no lo hiciera sería
arrojado de inmediato a un horno encendido. Y así fue, pero los soldados
encontraron a tres judíos que no lo hicieron y fueron a delatarlos ante el
rey. Cuando el rey se dio cuenta de quienes eran, Sadrac, Mesac y
Abed-nego, recordó que tenían puestos importantes en el gobierno, pero aun así
mandó llamarlos para meterlos al horno de fuego. Y entonces les dijo que les
daría una oportunidad más, pero ellos contestaron así: “Su
Majestad, eso no es algo que nos preocupe. Si el Dios que adoramos así lo
quiere, es capaz de librarnos del fuego y del poder de Su Majestad. Pero aun si
no quisiera hacerlo, nosotros no pensamos adorar esa estatua de oro.”
Cuando el
rey Nabucodonosor oyó esto se enojó muchísimo así que pidió que calentaran al
máximo el horno. Al momento que lanzaron al horno a los muchachos el
fuego era tan alto que alcanzó a quemar a los soldados que los lanzaron. Pero
de repente dentro del horno se veían cuatro en lugar de tres, y el cuarto
parecía un ángel. Cuando Nabucodonosor vio esto les gritó a los muchachos que
salieran del horno y se dio cuenta que no se habían quemado nada y salieron
intactos. Entonces el rey dijo: “Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac
y Abed-nego, que envió a su ángel para salvarlos. Tanto confían ellos en su
Dios, que no quisieron obedecer mis órdenes. ¡Estaban dispuestos a morir, antes
que adorar a otro dios! »No hay otro dios que pueda hacer lo que el Dios de
estos jóvenes ha hecho. Por lo tanto, ordeno que quien hable mal de este Dios
sea cortado en pedazos, y que su casa se convierta en un basurero. ¡No me
importa de dónde sea ni qué idioma hable!» Además, Nabucodonosor les dio a los
tres jóvenes puestos aun más importantes en el gobierno de Babilonia.”
¿Impresionado?
¿Qué
imágenes doradas hay en nuestro tiempo que nos demandan nuestra adoración? ¿Tu
pareja, tu trabajo, tu dinero, alguna de tus pertenencias, tu teléfono, tu
mismo…? ¿Pero realmente vale la pena que sean dueños de tu devoción? Solo Dios
merece nuestra entera devoción, no se trata de que todo el día estemos
dedicados a Dios, pero si se trata de una vida equilibrada, donde busquemos que
todo lo que hagamos sea enfocado a mejorar nuestra relación con Dios. pero
requiere mucha valentía. ¿Estás listo a defender tus convicciones y tu fe en
Dios hasta la muerte?
La fe de
estos muchachos hizo que el rey Nabucodonosor decidiera adorar a Dios. ¿Tus
acciones hacen que el resto de la gente le de gloria a Dios? ¿Tu acciones dan
gloria a Dios?
El reto de
Sadrac, Mesac y Abed-nego es extensivo hacia nosotros, es momento de
reflexionar en nuestras convicciones, nuestra fe y analizar si estamos dispuestos
a dar la vida por ello, tal vez eso signifique renunciar a otras cosas, dejar
de malgastar nuestro tiempo en las imágenes doradas a las que a veces adoramos
demasiado, y buscar adorar más a Dios, para que entonces otros se contagien de
nuestra fe.
¡Cambio y
Fuera!