lunes, 19 de septiembre de 2011

¿Cómo me relaciono con Dios?

En la sesión anterior revisamos la importancia de relacionarte con Dios, hemos hablado de que cuando decides hacer a Dios parte de tu vida, empiezas a notar cambios en la misma, cambios pequeños y muchas veces imperceptibles o como en el caso de Pablo cambios radicales a tu estilo de vida. Sin embargo en esta sesión te decimos ¿Como hacerlo?.

Debemos comenzar diciendo que la vida se debería medir con base en las relaciones que tenemos, y sobre todo en la calidad de las mismas. Relacionarse no es sencillo, pero es muy necesario. Pensemos cuáles son las relaciones más importantes en nuestra vida, aquellas que determinan el curso de nuestras decisiones para con nosotros mismos y para el mundo entero. Podemos tener muchas, sin embargo te reto a relacionarte con Dios; es el único con el que puedes entablar una relación y no cometerá los típicos odiosos errores que los seres humanos solemos cometer, y mejor aún perdona nuestros errores. ¿Cómo nos relacionamos con Dios? Aprendamos en pasos sencillos, basados en las relaciones comunes del ser humano, pero aplicadas a la mejor relación que podremos tener.

El paso uno de cualquier relación es la confianza. Dios confía en nosotros, si no fuera así no nos daría libertad de decisión. Sin embargo es necesario desarrollar la confianza en Dios. Confiar en Dios significa. No nos mantengamos pasivos. Debemos desarrollar planes y permanecer activos, pero nuestros planes deben ser conforme a la voluntad de Dios. Si nuestros planes son de acuerdo a su voluntad, Dios dispondrá de ellos. Cuando nuestros planes se lleven a cabo, debemos de agradecer a Dios y no ser engreídos creyendo que es obra nuestra.

El segundo paso es hablar. Al entablar conversaciones conocemos mejor a los demás y sobretodo, nos conocemos mejor a nosotros mismos.  Cada día es más común la definición sobre la oración, orar es hablar con Dios. Entonces caímos en el extremo, ¿a qué me refiero? En tiempos antiguos era impensable el hecho de que orar o rezar pudiera realizarse fuera de los lineamientos establecidos, fuera de la iglesia o con palabras ajenas a las ya instruidas. Sin embargo hoy en día sabemos que Dios está en todo lugar entonces siempre podemos hablar con Él, no importa dónde nos encontramos y la estructura de nuestras palabras. Sin embargo, el problema es que perdió su “distinción especial”, es decir, es tan fácil, tan común, no me cuesta nada… entonces lo posponemos y muy pocas veces lo hacemos. Es más, es muy común el pensamiento de que Dios lo sabe todo, entonces es innecesario decírselo. Pero orar a Dios, hablar con Él nos beneficia a nosotros mismos. Todos nacemos una necesidad de conectarnos con Él, es nuestro creador necesitamos comunicarnos con él.  El salmista dice en Eclesiastés 3:11 que Dios hizo todo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en nuestro corazón. Nuestro interior, nuestra alma, sabe que fuimos creados para Dios y para Su eternidad.  ¿Cuándo debemos hablar con Dios? SIEMPRE, Dice el apóstol Pablo a los Tesalonicenses 5:17 Santiago 5:13 nos dice que si estamos afligidos hagamos una oración, no nos sugiere algunos amigos para pedir consejo, aunque eso no es malo, pero lo excelente es orar.

Tienes algo que preguntarle a Dios, una duda, un problema, una decisión que tomar… ¡ORA! Orar es la clave, te garantizo que Dios sí te va a contestar. No siempre contesta como nosotros quisiéramos, sin embargo te contestará.  Dice el evangelio según San Mateo 7:7 que si pedimos se nos dará, si buscamos encontraremos, si llamamos se nos abrirá. Porque todo el que pide recibe y el que busca encuentra. Recordando pedir conforme a la voluntad de Dios. Y es que no siempre tenemos la razón, y muchas veces pedimos conforme a lo que pensamos que puede ser lo correcto, pero Dios tiene otros planes y Él sabe no solo lo correcto, si no lo que nos beneficiará y nos hará excelentes. Parte de la oración es pedirle entendimiento para ver más allá de nuestras narices. El apóstol Pablo le dice a los Efesios 6:18 que debemos pedir y suplicar con toda perseverancia, es decir, que muchas veces la respuesta no va a ser rápida, pero sigamos pidiendo. ¿Por qué Dios no me contesta rápido? Por todavía no estás listo para la respuesta, sigue orando y te irás preparando. Recordemos orar en lo privado, que sea un momento a solas con Dios. Claro que si estás en medio de una junta y necesitas mucha sabiduría para no explotar de enojo, puedes pedirlo en tu mente y Dios te escucha y te contesta! Pero que la oración diaria sea un tiempo a solas con Dios, vale la pena darle Su lugar.

Siempre que oremos que sea en el nombre de Jesús. Recordemos que Él es el ÚNICO intermediario, nada ni nadie más vivo o muerto puede ser el canal entre Dios y nosotros, solo Jesús. El evangelio según San Juan 14:13-14 dice que el único a través del cual podemos pedir es Jesús.  Jamás olvidemos que nuestras oraciones deben de ser conforme a la voluntad de Dios, no cumple caprichos. Define unos minutos que siempre puedan ser los mismos a cierta hora del día de tal manera que se vuelva un hábito.

El tercer paso es aprender. Aprender de Dios, con Dios y sobre Dios. Para aprender de Dios debemos conocer quién es y qué pretende con relacionarse con nosotros. La Biblia es el reflejo de lo que Dios es. Pablo le dijo al joven Timoteo (3:16) que todo lo escrito en la Biblia es inspirado por Dios, y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir y para instruir justicia; a fin de que el hombre (nosotros) sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Y realmente relacionarnos con Dios es sencillo,  y este paso en particular es interesante, porque en la medida que leamos la Biblia, la estudiemos, la analicemos y sobretodo la apliquemos, es en la medida que mejoraremos nuestra relación con Dios. Pero luego surge una pregunta interesante que todos nos hemos hecho, ¿todo lo que está escrito en la biblia es verdad?... La Biblia dice que así es. Es complicado entender algo que no podemos comprobar en los parámetros humanos, pero a pesar de lo que cada uno piense de manera particular, creer o no creer en la veracidad de la Biblia es cuestión de fe, porque son verdades divinas y funcionarán con o sin nosotros. Nuestra fe se incrementará en la medida que aprendamos frases de la Biblia (versículos), nos ayudará a afrontar los diferentes problemas de la vida cotidiana.

Dicen que Dios nos dio una boca, pero dos orejas, ya que nos cuesta mucho callarnos y escuchar, pero aun en la relación con Dios en muchas ocasiones es necesario callarnos y escucharlo a Él. Y es que suena como algo fantástico el creer que realmente podemos escuchar a Dios, sin embargo hay muchas formas de hacerlo. La forma más importante en la que Él se comunica con nosotros y nos enseña su voluntad y propósitos es a través de la Biblia. Cada renglón escrito en la Biblia es el relato de la voluntad divina que Él tiene para nosotros. Lo podremos escuchar en la medida que leemos su Palabra. Las reflexiones de las verdades bíblicas son también una excelente oportunidad para escucharlo, los sermones, literatura cristina, y muchas reflexiones acerca de las verdades de Dios. Pero recuerda que todo lo que escuchemos siempre lo debemos filtrar y cotejar con lo que la Biblia realmente dice. Las circunstancias son un muy buen medio para identificar qué es lo que Él nos está diciendo. Hay muchos momentos en el que estamos en medio de circunstancias que no buscamos, si no que se dieron “solas”, pero esa es una forma en la que Dios nos quiere llamar la atención. La oración siempre nos llevará a sentirnos más cerca de nuestro creador, tal vez no escucharemos literalmente su voz en nuestro oído, pero Dios deja pensamientos que nos hacen entender lo que Él espera que hagamos.

La clave está en convivir con Dios, es el hecho de volverlo parte de nuestra vida, involucrarlo en nuestras decisiones, consultarlo primero, checar que las decisiones que tomamos están basadas en sus principios. Tener una relación con Dios es convivir con otros que crean lo mismo respecto a Él, de esta manera podremos hacer crecer nuestra fe y la de otros. Relacionarnos con Dios es tener una relación bilateral, tanto de Él para con nosotros, y nosotros para con Él. 


DECIDE relacionarte con Dios! 

Cambio y Fuera!