Eres necio, nadie es más necio que tu. Te encaprichas con algo y sabes que no descansarás hasta obtenerlo… Justo cuando tienes lo que deseas, te das cuenta que fue la peor decisión de tu vida… ¿Qué se siente? Frustración, decepción, tristeza, depresión, culpabilidad, arrepentimiento…
Exactamente eso pasa en Israel, el pueblo en el que se basa la Biblia. Creo que no he conocido personas más necias y tercas. Tenían un sistema político y social basado en Dios, y era perfecto porque estaban seguros que Dios no los robaría, jamás sería gandaya con ellos, los amaba más que a cualquier otra cosa. Pero no les bastó, eran los únicos así y eso no era algo “de moda”, así que prefieren desear y exigir el sistema de los pueblos vecinos, querían un rey. Así que Dios les da oportunidad de tener esta experiencia y aquí empiezan los problemas.
Por fin tienen su anhelado rey, el Rey Saúl, pero resulta ser una verdadera bazofia. Era egoísta, iracundo, detestable y ruin, perdió completamente el piso. A Saúl le pasa la peor desgracia: la presencia de Dios se fue de su vida para siempre.
El error de Saúl estuvo en tres actos principales. El primero lo encontramos en el 1ºSamuel 13. El segundo en el capítulo 14 del mismo libro, donde hace un voto horrible y perjudica a su propio hijo. Y el último es que abiertamente desobedeció a Dios. El problema con Saúl fue que sí reconoció su pecado, pero jamás quiso cambiar, ni las ganas mostró; solamente se justificó y su único interés era quedar bien con el pueblo y no bajar su popularidad. Ante tal descaro Dios se enoja muchísimo 1ºSamuel 15:26-30.
Ante la incompetencia de Saúl como rey, el profeta y juez Samuel está muy preocupado, triste y se sentía bastante defraudado. Es entonces cuando comprobamos que ante el pánico humano, solamente la provisión divina. Dios ya tenía un plan, aunque Saúl siguiera siendo rey. Dios pensó en crearte desde que estaba separando el cielo de la tierra, sabía que hoy estarías leyendo esto y sabe lo que pasará… El siempre tiene el control. Ten fe. Muchas veces rezamos: “Señor, si me dices tu plan, dependeré de ti”; pero eso no es fe. Fe es depender de Dios cuando no sabemos que nos espera. El profeta Isaías 65:24 nos recuerda que “Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. ”
Así que Samuel lloraba por Saúl, mientras el lloraba Dios tenia un plan. Y Dios le contesta: (1 Samuel 16:1) “¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, yo ya lo deseche como rey de Israel? Prepárate, vas a ir a Belén, porque de los hijos de Isaí encontrarás un nuevo rey.” Pero Samuel estaba demasiado dudoso, así que Dios tiene que darle mil detalles para que pueda ir a cumplir su labor. La verdad es que Samuel tenía miedo de tomar una mala decisión o no escoger al correcto, pero a Dios no le importan sus temores. A fin de cuentas debemos hacer lo que Dios dice. Cuando Samuel llega le pide a Isaí que le mande llamar a sus hijos y estos comienzan a salir.. Ellos no sabían lo que iba a pasar, solo eran observados y alguno sería seleccionado para “algo”. Pero pasan poco a poco y Dios reprende a Samuel diciéndole: (1 Samuel 16:7)
“¿Tu juzgas por el corazón o por el rostro de las personas?, pero yo me fijo en el corazón. ¿Tu qué ves?... El dinero, la cara, los músculos, la fama, la facilidad de palabra… o el corazón.
Cuando terminan todo los hijos, Samuel decepcionado le pregunta a Isaí si no tiene otro hijo perdido… y hasta entonces se acuerda que tiene un hijo mucho más jóvenes que es pastor de ovejas y está allá en el monte. El joven se llamaba David, en cuanto entra en escena, Samuel se da cuenta que está frente al nuevo rey de Israel. David era accesible , siempre digno de confianza, siempre autentico y siempre fiel en las cosas pequeñas. A partir de aquí comienza una historia bastante interesante.
Recordemos que las soluciones de Dios son muchas veces extrañas y sencillas; por lo tanto, tengamos una mente abierta. Dios no es complejo y complicado como nosotros, sin embargo son tantas las barreras que ponemos que no nos damos cuenta de lo que Él nos quiere decir. Dios le da crédito de manera sorpresiva a quienes son fieles; por tanto procura estar preparado. Dios escoge siempre de manera firme y soberana; por tanto, sé sensible. Como Samuel, no te fijes en las trivialidades y banalidades que brillan tanto, mejor pon tus ojos en el corazón. Jamás olvides que vale la pena que todas las decisiones deben ser basadas en Dios.
¡Cambio y Fuera!