jueves, 4 de diciembre de 2014

En la panza del gran pez

Esta es la fabulosa e increíble, pero verdadera historia del hombre que fue tragado por un pez y vivió para contarlo, Jonás. Jonás era un profeta, Dios le dijo que fuera a Nínive y les dijera que si no se arrepentían de su maldad Dios los destruiría. Pero Jonás no quería ir, así que se fue a otro lugar huyendo de lo que Dios le había dicho, y cuando iba en el barco hubo una tempestad tan grande en el mar que sentían que se partía la nave, todos los marineros clamaban a sus dioses y se preguntaban por qué les estaría pasando semejante tormenta. Echaron suertes para ver de quién de los tripulantes era la culpa, estaban a punto de morir y la suerte cayó sobre Jonás, así que lo levantaron y lo echaron al mar con tal de calmar a Dios y al mar, pues sabían que Él era el del problema. Y al caer al mar se lo tragó un gran pez, y entonces sí en el vientre del pez Jonás comienza a orar arrepentido y pide perdón a Dios. Así pasó tres días y tres noches dentro del pez hasta que fue escupido en Nínive, aquella ciudad a donde Dios le había mandado que fuera la primera vez. Llegó allí y comenzó Jonás, de mala gana y sin determinación, a decirles que Dios iba a destruir la ciudad por ser tan pecadores. Y para sorpresa de Jonás todos se arrepintieron. De hecho el rey de la ciudad hizo proclamar un ayuno general, hasta en los animales, para pedirle perdón a Dios por los pecados de todos. Dios al ver su gran corazón arrepentido los perdono. Pero Jonás se enojó mucho con Dios porque los perdonó, pero a Dios no le importaba su opinión, Él cumplió su propósito.

Nínive era una ciudad judía muy antigua corrompida por la inmoralidad y la opresión social, pero Dios quería salvarlos y perdonarlos. Dios quería usar a Jonás para este plan, pero a él no le gustaba el plan, así decidió desobedecer. ¿No te ha pasado? Desobedecemos a Dios, no porque no nos guste el plan, sino porque no nos gusta específicamente lo que nos pide que hagamos, así que como Jonás sufrimos las consecuencias del desobedecer. Y es que hasta que no te entregas Dios no te suelta, porque su plan es mejorar nuestro carácter.

Jamás se ha visto una campaña de evangelización tan grande como esta, todo el pueblo decidió arrepentirse de corazón, a pesar de la displicencia y la mala actitud del mensaje de Jonás . Este es, y no la parte del pez como muchos piensan, el mayor milagro del libro de Jonás, ya que generar tal magnitud de arrepentimiento verdadero solo se puede lograr por intervención de Dios.  Un detalle muy importante es que Jonás se enoja porque no quería que se salvaran y fueran perdonados. Nunca olvidemos que para Dios no hay distinción de personas, Él nos perdona a todos. El que se arrepiente y se vuelve de su mal camino encuentra misericordia en Dios.

Los planes de Dios siempre se cumplen, así que es mejor aprender a obedecer a la primera, porque al final son planes de bien y para nuestro beneficio. Decidamos rendirnos a Él antes de caer en una tormenta y terminar dentro del pez para que el camino sea mucho más sencillo, y no seamos orgullosos al pensar que la salvación es solo para nosotros, porque Dios es para todos.


¡Cambio y Fuera!