Te faltan
respuestas, no encuentras la solución, te sientes incompleto, no encajas, por
más que haces sientes que sigues siendo inútil, las cosas se están saliendo de
control. ¿Te sientes identificado? Algo estamos haciendo mal, porque todos nos
sentimos igual. El gran problema es que nos hemos vuelto adictos a tener el
control de nuestra vida, pero parece que no está dando los mejores resultados.
“Pon toda tu confianza en Dios
y no en lo mucho que sabes. Toma en cuenta a Dios
en todas tus acciones,
y él te ayudará en todo. No te creas muy sabio;
obedece a Dios y aléjate del mal; así te
mantendrás sano y fuerte.”
(Proverbios 3:5-8) Sin duda es uno de los mejores consejos que he leído en
mucho tiempo. Dios está diciendo en pocas palabras: deja de creerte el sabe lo
todo, hazme caso. Deja de confiar en tu ego y tu lógica.
¿En cuántos lugares has buscado
respuesta? Horóscopos, meditación, consejos de amigos, lectura de café… ¿sigues
en las mismas? Dale una oportunidad al consejo que Dios nos da en proverbios:
“No te creas muy sabio, obedece a Dios”.
Así como el tesoro escondido,
la maldición escondida está en confiar en nosotros mismos. Dios dice en
Jeremías 17:5 que “¡Maldito quien confía en los demás!
¡Maldito quien confía en sí mismo!
¡Maldito quien se aleja de mí!”. Enfrentemos la realidad, somos seremos humanos
imperfectos, en un continuo proceso de aprendizaje basado en prueba y error,
sin idea alguna de cómo resolver nuestra vida; así que confiar en nosotros
mismos y nuestra realidad es maldición segura. Confiar en otros con los mismos
problemas que nosotros ni se diga. Solamente podemos confiar en Dios, Él nos
hizo, y sabe la manera perfecta de llevar nuestra vida.
Dios nos ama a pesar de conocernos perfectamente, sabe lo que hacemos y
dejamos de hacer cada segundo, sabe lo que vamos a pensar o hacer antes de que
suceda… y aun así ¡NOS AMA!, un poco más claro: ¡TE AMA!. Sin duda alguna, es
la pareja perfecta para confiar. Además nos prometió que siempre estaría con
nosotros, en Mateo 28:20 dice le dice a uno de los apóstoles: “Enséñenles a
obedecer todo lo que yo les he enseñado. Yo estaré siempre con ustedes, hasta
el fin del mundo.” Y lo mejor de Dios es que Él si cumple lo que promete, a
pesar de que nosotros no siempre cumplamos la parte que nos corresponde.
Confía en Dios, si le has dado oportunidad a tantas cosas, alternativas,
consejos, libros, terapias, etc…. Prueba con Dios, ¡vale la pena!. (Hebreos
10:35-36) “Por eso, no dejen de confiar en Dios, porque sólo así recibirán
un gran premio. Sean fuertes, y por ningún motivo dejen de confiar en él cuando
estén sufriendo, para que así puedan hacer lo que Dios quiere y reciban lo que
él les ha prometido.”
Así que
cuando estés en crisis y sientas que pierdes el control puedes seguir el
siguiente plan de acción. Primero recuerda que Dios todo lo ve. Elimina
todo lo que no es necesario, malos hábitos, malas compañías, el drama.
Has lo que te corresponde, deja de enfocarte en los demás. Enfócate en Dios, no
en ti. Dios tiene la respuesta así que deja de perder el tiempo.
La mayoría
preferimos tener el control porque no confiamos en los demás, hemos sido
defraudados en demasiadas ocasiones, así que preferimos arreglar las cosas a
nuestro modo. La única manera de comprobar que Dios es confiable, es poniéndolo
a prueba. Dios te ama, déjale el control y encontrarás la paz que tanto estás
buscando, y además las cosas tendrán un mucho mejor final.
¡Cambio y
fuera!