Si estuviéramos en una
película de aliens vs. humanos, creo que la única forma de identificar unos de
otros, sería que a los humanos nos encanta, nos vuelve locos, tener el control.
Es más, perder el control es sinónimo de locura para cualquiera que se considere ser
humano. Además de ser adictos a controlar el mundo, también tenemos algo o
alguien que nos controla de vez en cuando.
Pero, ¿por qué nos fascinará tener
el control?. Creo que todo tiene que ver con el ego, somos adictos a nosotros
mismos, y eso nos mete en muchísimos problemas, si no es que en casi todos. Y
es que se nos olvida que al mundo llegamos desnudos y sin nada, y nos vamos de
la misma manera. Es momento de hacer un alto, (Salmo 46:11) “Con nosotros está
el Dios del universo;
él es Dios de nuestro pueblo,
¡él es nuestro refugio!”.
Lo más interesante es que
todo lo que conocemos y desconocemos Dios lo hizo. El es dueño de todo, desde
lo más chiquito hasta lo más grande, todo se hizo por Él y para Él. Es por eso que amamos a Dios por lo que ha hecho, no amamos
las cosas que ha hecho. Al ser Él el dueño de todo, nosotros no tenemos
control, sólo Él. La verdad es que Dios nos ganó al inventar todo, no hay algo
que podamos hacer más grande que lo que Él ya ha hecho. Todo lo que conocemos o
somos capaces de “hacer” es una adaptación o combinación de elementos ya
existentes. Recordemos la teoría: “La materia no se crea ni se destruye, solo
se transforma.”
Así que resulta bastante gracioso cada
vez que nos volvemos locos por tener el control de todo, porque al no ser
dueños ni creadores, es prácticamente imposible poder controlar lo que sucede o
deja de suceder.
Darle el control a Dios no es
una opción, Él lo tiene queramos o no, sin embargo al reconocerlo dejamos de estresarnos y vivimos con
mucha más tranquilidad. No podemos darnos el lujo de hacernos
indiferentes ante la opinión del creador y dueño. Y lo mejor de todo es que
Dios tiene mejores planes para
nosotros que nosotros mismos, Él conoce el pasado, el presente y el
futuro, esto le da una
ventaja a su visión porque la
nuestra es corta y limitada. En Jeremías 29:11 nos lo recuerda: “ Mis planes para ustedes
solamente yo los sé, y no son para su mal, sino para su bien. Voy a darles un
futuro lleno de bienestar.”
¿Cómo lograr cederle el
control a Dios? En primer lugar cree, decide creerle a Dios. Conoce todas las
promesas y planes que tiene para ti a través de la Biblia, solamente ahí
encontrarás el propósito de tu vida. Ahora es tiempo de actuar, créele a Dios, pero
también actúa conforme a su manual de instrucciones (la Biblia), porque sólo
entonces podrás tener buenos resultados.
Dios dice que somos sus
hijos, el es el dueño del universo, el Rey por sobre todas las cosas, así que
actúa como verdadero hijo de Dios y como parte del mejor reino que existe o
existirá. Piensa en cualquier historia sobre reyes, reinos mágicos o
históricos, el rey tiene el control de todo y los habitantes del reino solo
obedecen. La diferencia es que los reyes a los que estamos acostumbrados basan
sus decisiones en berrinches, caprichos, ser egoístas y vivir bajo la
influencia de sus antojos y placeres; pero Dios para nada es así, al contrario.
El único interés de nuestro rey es darnos la mejor vida, el mejor carácter y
las mejores recompensas. Confía en tu rey. No vale la pena competir por el
control con Dios, porque ¡es
Dios!.
Desde que somos niños, una de
las primeras palabras que aprendemos es “mío”, pero jamás “tuyo”. Batallamos
muchísimo para compartir. Con Dios no podemos jugar a los niños chiquitos, todo
es suyo, nada nuestro. Aprendamos desde ahora para ahorrarnos muchos
problemas. Y lo mejor de confiar en Dios es que Él no cambia. Cuando
confiamos en nosotros o en cualquier otro ser humano, estamos depositando
nuestra vida en gente inconsistente, cambiante, que se dejan llevar por sus
emociones y deseos; pero Dios es el mismo, ha sido el mismo y será el mismo; su
amor y promesas jamás cambiarán, sin importar nuestra propia humanidad.
Dale el control a Dios, elige
tu respuesta ante las circunstancias. Dice Gálatas 2:20 que “En realidad, también yo
he muerto en la cruz, junto con Jesucristo. Y ya no soy yo el que vive, sino
que es Jesucristo el que vive en mí. Y ahora vivo gracias a mi confianza en el
Hijo de Dios, porque él me amó y quiso morir para salvarme.” No es por
nosotros, nuestra capacidad o esfuerzo que logramos sobresalir, es Jesús, el
hijo de Dios, quien hace que salgamos adelante. Es momento de aceptarlo. Y
además, ¡es una orden!, no es una opción: ¡NO TE PREOCUPES!. Jesús dijo en
Mateo 6:34 que “Así que no se preocupen por lo que pasará mañana. Ya tendrán tiempo para
eso. Recuerden que ya tenemos bastante con los problemas de cada día.” Las
estadísticas dicen que el 85% de los mexicanos tenemos gastritis y México es el
5to país más estresado en el mundo, buscar tener el control de todo no está
resultando de manera favorable, decide hoy mismo darle el control a Dios; cree
en sus promesas, vive conforme a sus mandatos para entonces tener paz y esperar
los mejores resultados.
¡Cambio y Fuera!
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