¿Tienes un automóvil o has manejado alguno? Si es
así seguramente has escuchado de los servicios de mantenimiento preventivo cada
cierto tiempo para mantener el automóvil en las mejores condiciones y evitar
contratiempos. A muchos les parece una pérdida de tiempo, pero si no se
realizan el desgaste el carro es mucho más rápido y se acorta su vida útil. En
ocasiones no lo queremos llevar porque tiene un costo extra, pero con seguridad
podemos saber que te evitará gastos mayores. Como seres humanos es
exactamente igual, necesitamos revisarnos periódicamente para evitar el caos.
El chequeo más básico es la carrocería, es
decir, una revisión externa e interna rápido, que se debería de hacer todos los
días; con el fin de encontrar desperfectos y poder solucionarlos a la brevedad.
Hacerlo evita la corrosión, es más fácil limpiar o corregir errores cuando van
iniciando a esperar a que el carro se quede parado en la carretera. La
recomendación para nuestra vida está en 1º Tesalonicenses 5:16-19 TLA dice: “Estén siempre contentos. Oren en todo momento. Den gracias a Dios en
cualquier circunstancia. Esto es lo que Dios espera de ustedes, como cristianos
que son. No alejen de ustedes al Espíritu Santo.”
Después es necesario checar los niveles y las mediciones del carro,
niveles de agua, aceite, etc. Es esa revisión semanal, donde el carro está
inmóvil en plano en frio y se puede revisar con un poco más de detalle. Así
nosotros al escuchar sobre la palabra de Dios cada semana al asistir a la
iglesia podemos hacer una revisión objetiva que nos ayude a ajustar lo que sea
necesario. Como dice Hebreos 10:25 “No dejemos de reunirnos, como hacen algunos. Al contrario, animémonos cada
vez más a seguir confiando en Dios, y más aún cuando ya vemos que se acerca el
día en que el Señor juzgará a todo el mundo.”
La
tercera revisión necesaria es el sistema eléctrico de nuestro automóvil. Es
decir, la revisión de la batería, la cual es muy importante para generar
energía para que el carro funcione, sin batería el carro no funciona, así de
sencillo. La batería de nuestra vida es el alma, por lo que la Debemos cuidar
muy bien, es lo más importante en nuestra vida, si nuestra alma no funciona, no
está en paz, podemos entrar en crisis y quedarnos parados en medio de la tormenta.
Cuidar la batería de nuestro carro es una labor diaria, cuidando no dejar luces
prendidas o puertas abiertas; igual con nuestra alma, cuídala todos los días,
¿la enriqueces o la deterioras? Sigue la recomendación del Salmo 1:1-3 “Dios bendice
a quienes no siguen malos consejos
ni andan en malas compañías
ni se juntan con los que se burlan de Dios. Dios bendice
a quienes aman su
palabra
y alegres la estudian día y noche. Son como árboles sembrados
junto a los arroyos:
llegado el momento,
dan mucho fruto
y no se marchitan sus
hojas.
¡Todo lo que hacen les sale bien!”
¿Qué pasa si los frenos de tu automóvil se
mojan o están fallando? Seguramente no conduces con la misma seguridad por
miedo a patinarte o chocar. El sistema de frenado en nuestra vida es el
Espíritu Santo y nuestra capacidad de autocontrol. El líquido de freno que todo
carro necesita, para parar en el momento adecuado sin patinar y sin rechinar,
es el Espíritu Santo en nosotros. ¿Lo dejas actuar? ¿Cómo está el freno en tu
vida? Acaso ¿frenas cada vez más lento?. Recuerda que sin autocontrol somos
meros animales, sólo cuando dejamos que el Espíritu Santo nos guíe somos
capaces de controlar los enojos, caprichos, celos excesivos, chantajes,
manipulaciones, críticas, juicios, entre otras pasiones escondidas. La Biblia
dice que Dios mandó a su espíritu para que podamos contra aquello que nos hace
salir de control. Hechos 1:8 dice: “Pero quiero que
sepan que el Espíritu Santo vendrá sobre ustedes, y que recibirán poder para
hablar de mí en Jerusalén, en todo el territorio de Judea y de Samaria, y
también en los lugares más lejanos del mundo.”
La suspensión o los amortiguadores, esos que te
ayudan a pasar los topes con más suavidad, es la obediencia a Dios. Dice
Santiago 4:8-10
“Háganse amigos de Dios, y él se hará amigo de ustedes.
¡Pecadores, dejen de hacer el mal! Los que quieren amar a Dios, pero también
quieren pecar, deben tomar una decisión: o Dios, o el mundo de pecado. Pónganse
tristes y lloren de dolor. Dejen de reír y pónganse a llorar, para que Dios vea
su arrepentimiento. Sean humildes delante del Señor, y él los premiará.” Entre más obedientes seamos,
mejor manejo de nuestra vida tendremos. La verdad es que entre mejor uso le
demos a la obediencia, mejor
vida tendremos. Si vemos algún desgaste en la suspensión del carro, debemos ir
al taller de inmediato, igual con nuestra vida, si vemos que obedecer no es
cada vez más difícil es necesario tener una cita con Dios y revisar qué está
pasando.
Y qué tal las llantas, ¿son
importantes?... ¡importantísimas! Las llantas desgastadas o del tamaño
equivocado son un verdadero peligro para el conductor y aun para los peatones.
Las llantas son las leyes de Dios. De nada sirve la potencia si no te
mueves con las leyes de Dios. Es el punto de unión entre tu y el mundo, es la
conexión. Si no tienes las leyes adecuadas vas a patinar. Pon las leyes y
mandamientos adecuados según el momento de tu vida. La Biblia, la ley de Dios,
contempla todos los aspectos de nuestra vida. Debes conocer cómo son, dónde se
usan, cuándo se usan, sus impactos y que se requiere para ponerlas. Debes
usarlas tal cual son, si no van a fallar. Tantos banquetazos te harán estar
encuerado. Dice 1º Juan 2:4-6 que “Si alguien dice:
«Yo soy amigo de Dios», y no lo obedece, es un mentiroso y no dice la verdad.
En cambio, el que obedece lo que Dios ordena, de veras sabe amar como Dios ama,
y puede estar seguro de que es amigo de Dios. El que dice que es amigo de Dios debe vivir como vivió Jesús.”
Y tal
vez lo que muy pocas veces tenemos en cuenta, es el libro de uso y
mantenimiento, todos los automóviles tienen uno, igual que nosotros, el nuestro
es la Biblia. Josué 1:8 dice: “Nunca dejes de leer el
libro de la Ley; estúdialo de día y de noche, y ponlo en práctica, para que
tengas éxito en todo lo que hagas.” Recuerda revisarlo con cuidado y tiempo, no sea
que la primera vez que la agarres sea que estás en medio de una tormenta sólo,
extraviado, perdido y no sepas qué hacer. La anticipación es la clave de todo.
¿Quieres
un automóvil listo para salir a carretera en todo momento, que no te deje
tirado por ahí en medio de la nada, que no te haga quedar mal con tu novia, que
pueda estar siempre en perfectas condiciones? Debes llevarlo al servicio preventivo.
Lo mismo con tu vida, necesitas cuidarte por dentro y por fuera para estar
listo para esta vida que está llena de baches, topes, caminos en mal estado.
¡Mantente en el mejor estado posible!
¡Cambio y Fuera!
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