Después de crear al ser humano Dios
hace algo extraordinario con el hombre, le dice: (Génesis 2:16-17) “y le dio
este mandato: «Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del
conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas,
ciertamente morirás.»” ¿Qué tiene de especial? Les está dando la oportunidad de
escoger, habla sobre las consecuencias negativas de elegir el árbol incorrecto,
pero les da la oportunidad de tomar una decisión personal.
A lo
largo de la Biblia vemos ese patrón repetirse en muchas ocasiones, Dios no
obliga al ser humano a nada, siempre le da la oportunidad de elegir, con plena
consciencia de las consecuencias positivas y negativas, pero al final nos da la
oportunidad de decidir. La
decisión más importante de nuestra vida no es qué carrera estudiar ni con quién
nos vamos a casar, es creer o no creer en Dios, seguirlo o no. De aquí parten
todas las decisiones importantes de tu vida. La promesa al venir Jesús al mundo
es que al creer en Él todos podemos ser salvos. Dios nos da la libertad de
elegir porque nos ama y quiere que le demostremos amor. Aunque es Dios y por
otro lado ya sabe el futuro y sabe quiénes tomarán la decisión de seguirlo,
durante nuestra vida es nuestra responsabilidad hacer esa elección.
Creer en Dios significa someter
nuestra voluntad a su voluntad y a sus designios. ¿Cuál es la voluntad de Dios?
Es la pregunta más común, encontramos la mejor respuesta en 1ª Timoteo 2:4: “pues él
quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad.” Que tu seas salvo y que conozcas la
verdad de Dios es Su voluntad, todo lo demás proviene de esta premisa.
Significa comenzar a querer lo que Dios quiere.
Dios en la persona de Jesús se sometió
a la muerte, a pesar del poder que tenía sobre ella. Así mismo nosotros no
tenemos excusas para someternos a Él. ¿Tu que escoges? Deuteronomio 30:19 dice: “Hoy pongo al
cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la
vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para
que vivan tú y tus descendientes.” Dios
no quiere que lo adoremos, quiere que queramos adorarlo, por eso nos da la
capacidad de elegir. ¿Tu vida que demuestra, qué elección has tomado?
¡Cambio y fuera!
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