miércoles, 1 de junio de 2011

Aprendiendo a estar bajo autoridad, para ser buena autoridad.

La mayoría tenemos problemas para estar bajo autoridad, pero lo más grave de todo, es que cuando se nos da la oportunidad de ser autoridad, también nos enfrentamos con la incapacidad para ser buenas autoridades o líderes.  En esta ocasión nos referiremos al concepto de autoridad representado por maestros, jefes, autoridades morales, etc., de los papás platicaremos en otra sesión, porque definitivamente ellos necesitan una sesión exclusiva. Determinemos primeramente, cuáles son los principales motivos de conflicto. Todo empieza en la comunicación, es bien sabido que es la raíz principal de la mayoría de los conflictos a nivel mundial en cualquier estrato.  Regularmente el conflicto está en la forma y el tipo de mensaje que se da; además de la poca capacidad que tenemos para escuchar y a la alta exigencia que tenemos para ser escuchados. Otro motivo de conflicto es no sentirse identificado. Si decidimos estar en cualquier agrupación que requiere autoridad, es porque hay un sentido de pertenencia. Cuando sentimos que no buscan nuestros intereses, nos sentimos desmotivados y hasta defraudados, pues no sentimos que vayamos tras lo mismo. Y lo peor viene cuando sentimos que no somos tomados en cuenta, todos hemos pasado por esa terrible sensación de tener una excelente idea que mejorará el proyecto en el cual estamos trabajando, pero el líder del proyecto ni siquiera escucha nuestra idea, tomarla en cuenta está totalmente fuera de lo que podamos llegar a imaginar.

Piensa por un momento cuál sería la autoridad ideal, ya sea que tu estés bajo su liderazgo o que tú te conviertas en ese líder. ¿Cuáles características destacarías como las más importantes? Que reconozca cuando se equivoca, que escuche, que de oportunidad de opinar, que valore el trabajo de otros, ¿alguna otra?...

La carta de Pablo a los Romanos en la Biblia, en el capítulo 13 habla sobre lo que Jesús opina respecto a las autoridades que nos puso en la tierra. Y da una perspectiva bastante interesante. Después de leerlo varias veces he llegado a la conclusión que Dios nos conoce tan bien, que nos ubica en las situaciones exactas para moldear nuestro carácter y llevarnos a dar lo mejor de nosotros, a pesar de que no nos den nada de ganas. Dice Pablo, “todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por Él. Por lo tanto, todo el que se opone a la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido. Los que así proceden recibirán castigo. Porque los gobernantes no están para infundir terror a los que hacen lo bueno sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres librarte del miedo a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás su aprobación, pues está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, entonces debes tener miedo. No en vano lleva la espada, pues está al servicio de Dios para impartir justicia y castigar al malhechor. Así que es necesario someterse a las autoridades, no sólo para evitar el castigo sino también por razones de conciencia.  Por eso mismo pagan ustedes impuestos, pues las autoridades están al servicio de Dios, dedicadas precisamente a gobernar. Paguen a cada uno lo que le corresponda: si deben impuestos, paguen los impuestos; si deben contribuciones, paguen las contribuciones; al que deban respeto, muéstrenle respeto; al que deban honor, ríndanle honor.” (Romanos 13:1-7) Me resulta tan interesante leer que Dios decidió establecer las autoridades que tenemos, ¡sí! Ese jefe injusto, esa maestra regañona, ese policía que te paró por pasarte un alto, ese gobernante de dudosa procedencia, todos los estableció Dios. Y están ahí, según dice su Palabra, para servir a Dios, y en algún momento rendir cuentas. Esto nos puede llevar a una gran controversia, ¿por qué Dios pone arriba de nosotros a gente que no consideramos la adecuada? Dios los pone, no porque sea malo, sino porque quiere trabajar con nuestro carácter y sabe que el trabajar con ellos desarrollará ciertas habilidades en nosotros.

Todo este mensaje tan interesante y controversial nos dice en primer lugar, Dios establece autoridades, aunque a nuestro parecer no sean las indicadas, para Él son las correctas. Por lo que debemos someternos a ellos, lo que significa que debemos ser obedientes, siempre con dignidad y respeto a nuestra integridad. Cuando estamos bajo autoridad y vemos injusticias queremos que nuestras autoridades mueran en ese mismo instante; sin embargo cuando nos toca estar arriba entendemos que las decisiones no son tan fáciles como parecen y se complica el escenario; pero es ahí donde debemos tener claro que todas las autoridades, en cualquier nivel, tendrán que rendirle cuentas a Dios, por lo que somos responsables por los que están debajo de nosotros. Además de no perder de vista que siempre hay consecuencias de nuestras acciones, por lo que la clave está en hacer las cosas bien, en hacer el bien en cualquier momento, entonces nos irá bien frente a nuestras autoridades; sí, aunque creas que todos son corruptos. Y sobre todo, obedecer no solo por las consecuencias, sino conscientemente. No siempre nos va a gustar la autoridad, y cuando seamos autoridad, definitivamente no le vamos a gustar a mucha gente, pero Dios pone y quita a cómo considera es mejor para todos alrededor, por lo que debemos respetar, obedecer y dar gracias.

Y finalmente, recordar que como dice la primera carta de Pablo a Timoteo en el capítulo 2, siempre pedir, suplicar, rogar y dar gracias por todas nuestras autoridades. Estés debajo de alguien o siendo líder de alguien más, pide, ruega y suplícale a Dios sabiduría para tomar las mejores decisiones. Recordemos que somos herramientas que Dios usa para cumplir con su plan. Así que decidamos ser buenas herramientas. A final de cuentas, El mandamiento de oro es Amar a Dios, y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos; creo que nunca llegamos a pensar que la autoridad odiosa que te hace la vida imposible es el prójimo que Dios nos pide amar. Este amor, no tiene que ver con la pasión, el cariño, las palabras tiernas; pero si tiene que ver con el respeto, la obediencia, tolerancia, buen trato, amabilidad. Justo como nos encantaría que ellos nos trataran.

Cambio y fuera.

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