Todo ser humano, sin importar su condición, se enfrenta a muchos conflictos y problemas a lo largo de su vida. Pero el mayor de todos está en las relaciones humanas. Relacionarnos los unos con los otros resulta uno de los conflictos que puede volverse sumamente estresante en nuestra vida. Si analizamos la raíz de todo este conflicto, llegaremos al punto medular: el egoísmo. Todos los seres humanos somos egoístas, entonces un egoísta relacionándose con otro igual de egoísta es igual a problemas y lamentablemente muchas veces rupturas.
Es por eso que analizaremos el “Código de ética” para las relaciones. Como se ha mencionado anteriormente, Dios nos creó y sabe muy bien de “qué pata cojeamos”, es decir, sabe que necesitamos una guía para relacionarnos, de otra manera no nos es posible sobrevivir. En la Biblia está este código, específicamente en la carta a los Efesios, escrita por Pablo, capítulos cuatro y cinco.
Para empezar el escritor nos recuerda cuál es el propósito de este código de ética y sobretodo de nosotros como seres humanos, el objetivo es que seamos “uno solo”, es decir, que todos somos parte del mismo grupo de hijos de Dios. Como si fuéramos parte del mismo equipo o del mismo cuerpo. Por lo tanto no podemos estar peleados por la eternidad los unos con los otros; es como si un día nos enojáramos con nuestra propia oreja, o con un ojo, con un pulmón; es ¡imposible!, necesitamos todos los miembros del cuerpo. De la misma forma nos necesitamos unos a otros, pues cada uno debe cumplir con una función y los demás estamos para complementarla. Y al leer esto, seguramente estás pensando que siempre hay excepciones de gente “nefasta, tonta, incompetente”, con la cual simplemente no te puedes relacionar. Pero resulta que muy probablemente alguien más esté pensando eso de nosotros, así que es momento de aprender a convivir y sobrellevarnos. En primer lugar el escritor nos reta a vivir con humildad, literalmente dice: “vivan siempre humildes, amables, pacientes y tolerantes”. La carta completa podría reducirse a esas cuatro palabras, y ya con eso nos mete en muchísimos problemas, pues la mayoría carecemos de esas cualidades. Y pensando en lo difícil que nos es hacerlo, el escritor nos motiva a esforzarnos, pues no es una tarea sencilla y requerirá toda la vida. Y para lograrlo Dios nos extiende su –gracia-, esto significa que si se lo pedimos, nos dará el carácter para hacerlo. Para al final, poder ser más parecidos a nuestro creador.
En esta parte de la Biblia se refiere al ser humano como “hijo de luz”, es decir, el escritor nos motiva a vivir como personas que iluminen su entorno; y es que en un medio de basta atrocidad, la luz resulta la única esperanza. Dios creó la luz para separar lo bueno de lo malo, donde hay luz está Dios. Cristo es la luz y si aprendemos a seguirlo, no perderemos la luz; vivir en la luz es vivir como Cristo nos enseña. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no pueden extinguirla. Me resulta muy interesante que a partir de aquí las recomendaciones son tan claras, tan textuales, que en muchas ocasiones no les prestamos la atención necesaria. De hecho no hace falta mucha interpretación espiritual, hace falta mucha práctica y nada más.
Lo primero que se nos invita a hacer es a vivir sin pensamientos frívolos. ¿Qué es un pensamiento frívolo? La envidia, el egocentrismo, mis intereses antes de los demás, usar a otros para cumplir con lo que quiero, el chantaje, la venganza… son ejemplos de pensamientos frívolos, es decir, que carecen de cualquier tipo de luz o esperanza; y ahí en la mente y nuestros pensamientos comienzan las peores guerras. Después nos reta a no cometer actos indecentes, y más allá de los referentes al área sexual, que seguramente fue lo primero que vino a tu mente, debemos reflexionar, qué es un acto indecente, tiene que ver con todo lo que atenta a la moral, a lo decente; involucra robar, codiciar, mentir (que adelante lo refuerza), la hipocresía, hablar mal de otros… Y sabiendo que uno de los principales conflictos en los seres humanos es la mentira, lo vuelve a reforzar diciendo que ya la dejemos y hablemos con la verdad. Me llama la atención que no dice “en la medida de lo posible habla con la verdad”, solo dice: di la verdad. Sí aunque duela, aunque te lleve a afrontar las consecuencias de decisiones anteriores, no importa dejemos el mal hábito de las mentiras chiquitas que se convierten en grandes. Y a continuación viene uno de los más complicados de seguir: “si te enojas no peques, no dejes que el sol se ponga sobre tu enojo”, particularmente en esta frase me encanta el hecho de que no dice NO TE ENOJES, si no que Dios entiende y reconoce que todos nos enojamos, es más, hasta ¡Él se enoja!; pero si nos enseña que no puede pasar más de un día con nuestro enojo. Sabemos que entre más tiempo pase, meditamos más la venganza, el coraje se incrementa y le damos una excelente oportunidad al diablo de meterse en nuestros sentimientos y como dijéramos en un lenguaje coloquial – “meter cizaña”. Y luego viene uno de los más tentadores retos que existen: evitar las conversaciones obscenas y palabras indecentes; en una plática entre amigos comentábamos que no hay nada más tentador y delicioso a los oídos actuales y “modernos”, que hablar con groserías y obscenidades; es más, el que no lo hace se siente privado en su lenguaje; cuando debería ser al revés, hay tantos miles de palabras de las cuales hacer uso, para qué remitirnos a tan pocas. Todo lo que oímos se queda grabado en el corazón y dice la Biblia que de la “abundancia del corazón habla la boca”, llenemos nuestro interior de cosas que nos ayuden en lugar de perjudicarnos. Más adelantito viene un reto muy interesante “abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias”, estas características son ingredientes clave en cualquier pelea, discusión, conflicto, y regularmente terminan las relaciones basadas en esas características no terminan positivamente. Y al final viene una recomendación interesante: no se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. No dice que el alcohol es pecado, pero si dice que el desenfreno al que llevan las borracheras es muy negativo. Y es que cuántas relaciones no se han visto afectadas por causa del alcohol.
Lo que más interesante me resulta de todas las recomendaciones mencionadas, es que Dios las mandó decir con Pablo en esta carta hace muchísimos años, es decir, que en ese tiempo las relaciones humanas también están en conflicto, y resulta que hoy en día siguen igual. Tomemos estos consejos y llevémoslos a la práctica. La clave está en practicar, hasta que nuestros hábitos negativos sean eliminados. El autor de estos capítulos nos reta a vivir de manera diferente, no como vivíamos anteriormente, hoy conocemos a Dios y sabes lo que espera de nosotros, vivamos entonces como hijos que quiere parecerse a su creador. Vivamos como hijos de luz y mantengamos relaciones saludables, los resultados son inmediatos.
Cambio y fuera!
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