Cuando te preguntan qué opinas del amor, la respuesta será dependiendo de la situación que estés viviendo en el momento. Y es que un detonante de los problemas amorosos, por lo regular, es la duda de una correcta decisión. ¿Escogí bien?, ¿escogí mal?, ¿se vale decir que siempre no?, ¿debería regresar?... Y las dudas nos invaden a un punto en el que buscamos la respuesta en mil lugares diferentes, pero casi nunca encontramos la respuesta que esperamos, o peor aún, la correcta.
Todos hemos escuchado de Sansón, el súper fortachón que narra la Biblia y que si se cortaba el pelo perdía su fuerza. Y es que el caso de Sansón es realmente interesante. Te recomiendo leer el libro de Jueces del capítulo 13 al 16, donde se narra con lujo de detalle toda la historia del famoso héroe. Resaltaremos algunos puntos importantes de la historia, para empezar Sansón era un niño muy esperado y anunciado; así como Juan el bautista y Jesús eran nacimientos anunciados y sus mamás los esperaban; de la misma manera Sansón. Dios le prometió a su mamá que sería el libertador de su pueblo, por lo que debería siempre traer su pelo largo, eso le daría una fuerza extraordinaria. Él desde pequeño sabía cuál era su propósito, pero se desvió de eso. Su prioridad fue encontrar una mujer que le gustara, aunque no cumpliera con las mismas características que él tenía. Le parecían más atractivas las mujeres de los pueblos distintos al suyo y hasta cierto punto enemigos. Es así que se enamora de Dalila, una mujer de otra región y al poco tiempo Sansón se dio cuenta que ella estaba confabulándose con los gobernadores de su pueblo, para acabar con Él y su gente, y ¡no le importó!, la verdad le ganó la hormona. Lo peor de todo, es que cedió y confesó su secreto. Así que Dalila le cortó el pelo y Sansón, en medio de una guerra entre los dos pueblos, quedó completamente debilitado. Estaba tan débil, que dice el narrador que le sacaron los ojos. Sansón se arrepiente y Dios tiene misericordia de él, porque siempre recordemos que Dios cumplirá su propósito CON o SIN nosotros. Y le devuelve la fuerza solo un momento, para que derribe los pilares de la plaza en la que estaban, y matar al pueblo enemigo, pero él también muere en la batalla. Esta historia en verdad es interesante y creo que la mayoría la hemos visto repetida en muchísimas ocasiones. Las relaciones amorosas tienen una repercusión eterna en nuestra vida.
Partiendo de ésta historia, surge la incógnita sobre la importancia de escoger adecuadamente a nuestra pareja sentimental. Cada quien dirá la razón que corresponda y sea producto de su relación actual o de su historia personal. Hay quien considera importante decidir correctamente para evitar que lo lastimen, para no perder el tiempo, para tener relaciones saludables… ¿por qué consideras que es importante decidir bien? Como ejercicio personal te recomiendo preguntarte esto a ti mismo.
Y resulta que en un tema tan controversial, no hay reglas, ni siquiera Dios nos pone reglas. Pero si nos da algunos consejos o recomendaciones, que viniendo de Él, vale la pena seguir. Punto número uno para tomar en cuenta, es la humildad, dice Pablo en su carta a los Romanos que no seamos arrogantes y sobretodo no creamos que lo sabemos todo. En la segunda carta a los Corintios, Pablo hace una recomendación interesante, dice que no “formemos yunta con los incrédulos”, la comparación es con un par de bueyes, sin que sea en un mal sentido, anteriormente, cuando los bueyes tenían que marcar los surcos en la tierra, para que fueran exactamente iguales y no se desviaran el uno del otro, se les unía con un pedazo de madera en el cuello, siendo esto la yunta; de esta manera si uno tiraba a la derecha el otro también, en caso de que cada uno jalara hacia un lado diferente, lastimaría el cuello del otro. Y es que en las relaciones emocionales es igual, es recomendable estar con alguien que comparta nuestras creencias, esquema de valores y convicciones, de forma que siempre podamos ir en la misma dirección y no jalemos para rumbos distintos, porque de ser así nos lastimaremos. El objetivo debe ser común, y mejor aun cuando ambos estamos enfocados en Dios y buscamos una vida congruente con Él, bien dice el evangelio según San Mateo, que si buscamos el reino de Dios, todas las demás cosas llegarán solitas. Si nuestra prioridad es Él, entonces nos será más fácil y armoniosa la convivencia en la relación. El objetivo en común, parte de las creencias y actitudes que cada uno tenemos ante la vida. Y es que en cuestión de relación, cada uno de nosotros fue formado y creció en un ambiente completamente diferente al de nuestra pareja, todos llevamos a la relación, el bagaje de nuestra formación familiar, nuestro entorno social y experiencias vividas; a partir de ahí vamos desarrollando una concepción personal del mundo y de la vida. Sin embargo incorporar a estas creencias, el código de ética y la estructura de vida social que enseña Dios es muy sano. Los capítulos 4 y 5 de la carta de Pablo a los Efesios (analizados en la Sesión 8 de este Blog) hablan sobre el código de ética y conducta. Ser prudentes los unos con los otros, no criticarnos, ser amables, no dejar que el enojo nos carcoma por dentro, ser apacibles, ser responsables, etc. Estas características definitivamente le darán un sello muy diferente a nuestras relaciones. La carta a los Hebreos nos motiva a preocuparnos los unos por los otros, siempre motivándonos al amor y a las buenas obras, y esta resulta una característica importante y necesaria en nuestras relaciones; estar con alguien que nos motive, nos empuje y siempre busque lo mejor para nosotros, es una cualidad extraordinaria hoy en día. Una vez que vamos adoptando estas características a nuestra vida, me resulta interesante la observación que hace el libro de Proverbios que es mejor vivir en la azotea de cualquier casa fea, que vivir en una enorme casa con una mujer peleonera. Y es que nuestras actitudes personales son muy importantes para la salud de nuestra relación. Dice Proverbios que es mejor vivir en el desierto, que con una mujer de mal genio. Y a su vez nos recuerda que como una ciudad sin defensa, es un hombre que no sabe controlarse. Seamos personas con alto dominio propio, y busquemos lo mismo. Característica importantísima al momento de escoger a nuestra compañía emocional, es la evaluación de la honestidad. Proverbios se refiere a las personas honestas y las respuestas sinceras como un beso en los labios. Y me parece una analogía perfecta, porque hablar con la verdad es la clave para las relaciones.
Según un estudio de la compañía de belleza Dove, en el 2010 se preguntó a un grupo de mujeres sobre la percepción de la belleza en México, y el resultado es que solo el 1% de las mujeres en México se sienten realmente bellas y están conformes consigo mismas. Es sorprendente. Sabemos que el concepto de belleza estos días ha ido cambiando en referencia a lo que hace unos años nos parecía hermoso y envidiable. Pero siempre recordemos lo que Dios ve. Cuando el sacerdote Samuel tenía que escoger al nuevo rey de Israel, en los tiempos de David, Dios le recuerda en qué cosas si se debe detener y cuáles debe pasar por alto. “No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.” Fijémonos en el corazón. Dice Proverbios que las mujeres indiscretas y chismosas son como un anillo de oro en el hocico de un puerco cochino. Me encanta la recomendación que hace Pedro en su segunda carta, “que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios.” Busquemos belleza interna y seamos bellos de verdad. Siendo también, en todo momento, responsables. Busquemos una pareja que al tener los mismos objetivos, comparta a su vez la misma responsabilidad, de esta manera nos sentiremos seguros y confiados.
Dios nos dio la capacidad de decidir, es el libre albedrío. Me gusta el consejo que nos da Pablo en su carta a los Gálatas 5:13, dice “hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros en amor.” Somos libres, Dios nos da la libertad y la opción de decidir, sin embargo el abuso de la libertad nos traerá muchos conflictos y problemas; y por otro lado seguir el consejo divino realmente nos ayuda a prevenir y llevar relaciones sanas. Esa libertad de decisión debe ser apoyada por todos los consejos anteriores, recordando que siempre debemos buscar el equilibrio. No podemos esperar la gente perfecta, ni esperes mucho ni esperes nada. Lo importante es su dedicación a Dios, su relación personal con Dios. Recordemos que nosotros jamás podremos cambiar a una persona, si nos es difícil cambiarnos a nosotros mismos, cambiar a otros será todavía más complicado. Dios siempre puede cambiar a quien se deje cambiar. Tenemos la libertad para escoger, pero si oramos ayuda de Dios, seguramente Él nos podrá los medios para decidir de la mejor manera. La recomendación número uno, siempre será vivir en continua dependencia de Dios confiando en Él.
Cambio y Fuera!
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