miércoles, 20 de febrero de 2013

Noviazgo Sano


¿Existe el noviazgo sano? Son pocos los que afirman que así es. El noviazgo o la relación en pareja es uno de los estados más codiciados del ser humano, pero también de los más complejos. Empecemos con el significado, según los diccionarios noviazgo es la relación que existe entre dos personas que tienen la intención de casarse, esto a pesar de que parece que cada día son menos los que tienen la intención de casarse en algún momento.


¿Cuáles consideras los principales problemas de las relaciones de pareja? Personalmente considero los siguientes como los más comunes: celos, caprichos, control y chantaje, asumir cosas, chismes, hipocresía, ser quien no eres, excesiva complacencia, mentiras, diferencias sociales y de metas, competencia, errores en la comunicación, mal concepto de sí mismo, generalidades (todos son iguales), huir de la familia, influencia de amigos, falta de conciencia económica y violencia psicológica o física.

En la Biblia, Dios, nunca habla del noviazgo, solo se habla de relaciones cortas previas al matrimonio. Pero hay una historia en particular que nos hace reflexionar al respecto, la historia de Abraham (el padre de la fe  y su hijo Isacc. En el capítulo 24 de Génesis puedes verlo con mayor detalle, pero te la platico de manera general, Abraham le pide a su sirviente que vaya a su país de origen para buscarle una esposa a su hijo Isacc. Y el sirviente va al lugar que le dijeron y le pide ayuda a Dios para encontrar a la indicada, y la encuentra. Pero el orden fue el siguiente: se acerca a ella, la conoce y después de hablar le hace la propuesta y se la lleva.  Me gusta pensar que ese orden es el recomendable en los noviazgos de hoy en día, es necesario observar, platicar, buscar puntos en común y hacer una propuesta.

El noviazgo es un proyecto con visión, solo buscar pareja por soledad resulta en conflictos graves, incompatibilidad y quebrantamientos graves. Lo mejor del noviazgo es que es un estado de dignidad y equilibrio. Dios está involucrado en todo, no solo en una parte, y a Él le importa muchísimo nuestro estatus emocional. Dios nos adora, somos sus favoritos, así que le duele cada vez que nos rompen el corazón y se alegra cuando estamos felices; por lo mismo quiere que tengamos relaciones saludables. El noviazgo potencializa tu vida, o saca lo mejor o saca lo peor. Se trata de que tu cara brille: La belleza interior exalta la belleza exterior. La verdad es que en este estado se muestra quien eres realmente, ya que es un ensayo para la vida real,  y para un día el matrimonio.

            El noviazgo no es la solución a los problemas en casa, recuerda que saca nuestro verdadero “yo”, y si lo tomas como salida rápida tendrá malos resultados. Parte del concepto real del noviazgo es entender que  no somos dueños de nadie, solo le pertenecemos a Dios, por lo que es una relación de amor, no de pertenencia y control. Tampoco se trata de despreciar o avergonzarse del otro. El que es bruto, cuando está en una relación amorosa se hará mucho más bruto.

Hay cuatro principios básicos para relacionarnos mejor en pareja. El primer principio es el espiritual. Debemos estar bien espiritualmente para relacionarte con alguien más. Necesitamos a Dios, para poder tener un noviazgo sano, solo en Dios encontramos la definición de un amor real sin complicaciones. Siempre recordando el principio de oro: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Mateo 22:37-39). Busquemos siempre tratar a nuestra pareja como a nosotros mismos. Y es importante que en este principio te preguntes si tu y tu pareja tienen los mismos objetivos, si ambos buscan la espiritualidad como primer lugar.

El segundo principio es el tiempo. El tiempo siempre nos ayuda a tener estabilidad emocional. Tómate el tiempo para conocer a tu pareja a su familia que es lo que le gusta y lo que no y de esta forma poder asimilar si realmente se están relacionando de la manera adecuada.

            El tercer principio es la belleza. Nunca se nos olvide que la belleza es pasajera, sin embargo busquemos tener identidad en Dios, sin compararnos con nadie. Somos de Él, por lo que veámonos como Él nos ve, para Dios somos lo más importante y especial de su creación, dio la vida de Su hijo por nosotros. Sin olvidar que cuando nos ve, ve a su hijo Jesús antes de vernos, así que todas nuestras “cochinaditas internas” no las ve. Este principio se basa en siempre ser congruentes en nuestra belleza interna y externa, es decir, que nuestro exterior refleje lo que hay dentro. Recordando siempre que el noviazgo nos potencializa, para bien o para mal, busquemos que saque lo mejor de nosotros.

El cuarto principio es la cultura. Las historias de hombres ricos que se casan con mujeres paupérrimas y son felices por siempre, o viceversa, son hermosas en la televisión; sin embargo en la vida real siempre será importante ver si tenemos estilos de vida semejantes. Para una relación sana es importante tener ideologías semejantes. Pregúntate: ¿Qué opinan ambos sobre Dios, principios y convicciones?. Si notas diferencias grandes en este ámbito probablemente tendrás conflictos.

Sería increíble que Dios nos mandara una nota personal confirmando que nuestra relación está en la “voluntad de Dios”, pero nos debe bastar con tener paz. Siempre busquemos la paz de Dios en todo lo que hacemos, es decir, que a pesar de los problemas que podamos enfrentar estamos tranquilos y con la conciencia tranquila. Nunca tomemos decisiones apresuradas, usemos el sentido común. Me encanta pensar que el noviazgo sano tiene un objetivo, aunque no te cases con esa persona, ayuda bastante ponerle un objetivo a tu relación. Se trata de una etapa de preparación. Recuerda que el noviazgo resalta nuestro verdadero yo, así que no esperes que ayudarás a cambiar a tu pareja, solo es Dios quien cambia a las personas. Y lo que hagas que siempre sea por Dios, no por tu pareja, Dios representa el amor perfecto, asÍ que es una excelente base para las nuevas relaciones. ¿Por qué no dejas entrar a Dios a tu noviazgo y experimentas un verdadero noviazgo sano?

¡Cambio y Fuera!

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