martes, 26 de agosto de 2014

Caminando sobre el agua

¿Has intentado caminar sobre agua?, Pedro, el discípulo de Jesús pudo, a continuación la historia. Jesús ordenó a los discípulos: «Suban a la barca y vayan a la otra orilla del lago. Yo me quedaré aquí para despedir a la gente, y los alcanzaré más tarde.» Cuando toda la gente se había ido, Jesús subió solo a un cerro para orar. Allí estuvo orando hasta que anocheció. Mientras tanto, la barca ya se había alejado bastante de la orilla; navegaba contra el viento y las olas la golpeaban con mucha fuerza. Todavía estaba oscuro cuando Jesús se acercó a la barca. Iba caminando sobre el agua. Los discípulos lo vieron, pero no lo reconocieron. Llenos de miedo, gritaron: —¡Un fantasma! ¡Un fantasma! Enseguida Jesús les dijo: —¡Cálmense! ¡Soy yo! ¡No tengan miedo! Entonces Pedro le respondió: —Señor, si realmente eres tú, ordena que yo camine también sobre el agua y vaya hasta donde tú estás. Y Jesús le dijo: —¡Ven! De inmediato Pedro bajó de la barca. Caminó sobre el agua y fue hacia Jesús. Pero cuando sintió la fuerza del viento, tuvo miedo. Allí mismo empezó a hundirse, y gritó: —¡Señor, sálvame! Entonces Jesús extendió su brazo, agarró a Pedro y le dijo: —Pedro, tú confías muy poco en mí. ¿Por qué dudaste? En cuanto los dos subieron a la barca, el viento dejó de soplar. Todos los que estaban en la barca se arrodillaron ante Jesús y le dijeron: —¡Es verdad, tú eres el Hijo de Dios! (Mateo 14:22-33)
Esta historia representa los diferentes tipos de personas que pueden creer en Dios. Jesús es el que nos enseña cómo acercarnos a Él. Una vez que decidimos creer en Él empezamos nuestra vida y es como si nos subiéramos a una barca. Vamos en la barca con más gente que ha creído en Dios rumbo a la eternidad. Jesús nos manda en la barca con otros y el se queda ayudando a que el resto crean en Él. Cuando vas en la barca comienzan a llegar las tormentas propias del mar que representan los problemas y situaciones complicadas de la vida diaria.  Pero lo más interesante es que en cuanto empieza a ver que estamos en problemas, Jesús se acerca a nosotros de manera milagrosa para ayudarnos, aun sin que hayamos pedido ayuda. Simplemente Él deja de hacer lo que está haciendo y voltea con bondad hacia nosotros. Pero fíjate en el relato, cuando Jesús se acerca, los discípulos se asustan preguntando si era un fantasma. ¿Qué pasa cuando vemos el actuar de Dios? Lamentablemente muchas veces actuamos con  miedo. No entendemos lo que está pasando. Nuestra reacción natural es miedo a lo desconocido. Pero Jesús se manifiesta y te dice que Él está en control.
Pero uno de los discípulos hace algo diferente, decide tener fe y creer más allá, Pedro se atreve a decirle a Jesús: “Señor, si realmente eres tú, ordena que yo camine también sobre el agua y vaya hasta donde tú estás”. Pedro decide que su objetivo es ir a Jesús y experimentar el milagro de estar con él. Así que Jesús contesta: “Ven”. Dios te va a dar el poder para resolver el problema, no te lo va a resolver. Muchas veces ya tenemos el poder, Dios quiere que actuemos con ese poder, y aunque tenemos el poder para resolver la situación; la circunstancia te da miedo y te hundes. Pero por un momento Pedro deja de ver a Jesús, es decir pierde u enfoque en Dios y empieza a ver las circunstancias y es ahí cuando el miedo se apodera de él y comienza a hundirse poco a poco. ¿Hundirse poco a poco? Pues.. ¿cuánto tarda una persona en hundirse en el agua? Es tanta la misericordia de Dios que deja que Pedro se tarde un poco más en hundirse, algo que normalmente tomaría solo unos segundos. Dios tiene tanta misericordia de nosotros que no deja que nos hundamos, sino que podemos volver a pedir ayudar a Dios, como Pedro. Pero aunque te empieces a hundir Dios no te deja solo y Jesús te regresa a la barca. Tu enfoque debe ser Dios y no tu problema, sólo dile que te ayude.

Al final la diferencia entre todos los personajes en esta historia (Pedro, el resto de los discípulos y los no discípulos que no subieron a la barca) radica en la fe, por fe nos subimos a la barca, por fe sabemos que aunque a simple vista pareciera que Dios no está con nosotros Él siempre está cuidando de nosotros, por fe no tenemos miedo cuando vemos el actuar milagroso de Dios en nuestras vidas, por fe le exigimos a Dios que nos de poder, por fe nos bajamos de la barca, por fe caminamos en el agua y solo por fe y teniendo una vida enfocada en nuestro Señor Jesucristo evitaremos el hundirnos. ¿Qué tan grande es tu fe?.


¡Cambio y Fuera!

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