jueves, 14 de junio de 2012

Una historia de enanos y gigantes

Como te sentirías frente un hombre que quiere matarte, y mide poco más de 3 metros, Además de su increíble altura, lleva una armadura bastante impresionante. Traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla de 57 kilos encima.  Sobre sus piernas traía espinilleras de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros. El asta de su lanza era como un rodillo de madera, capaz de sostener el techo de una casa, y tenía el hierro de su lanza con un peso de 6.6 kilos aproximadamente. Y además de todo eso,  va un escudero delante de este gigantón, cuidándolo con un mega escudo. Así son los gigantes que nos asechan, así son los miedos con los que batallamos todos los días… son grandes, intimidantes e impresionantes. ¿Cómo le hacemos para vencerlos?

El reino de Israel estaba en guerra contra el pueblo filisteo. Cada ejército estaba en un monte, los separaba una llanura muy grande. Un día temprano, del monte de los filisteos baja un gigante (justo como lo describimos). Baja el mejor hombre de todo el pueblo, se llamaba Goliat: (1º Samuel 17:5-7). Así que Goliat baja a la llanura y comienza a gritarle al ejercito de Israel diciendo que busquen a alguien, el mejor de su ejercicito y se jueguen la guerra completa en una batalla uno a uno, el mejor y el mejor de cada uno. Todo el ejercito de Israel no solo temblaba de miedo, si no que se paralizaron completamente. Pasaron 40 días y nadie tomaba el valor para decidir bajar y salir a enfrentar al gigante.

Un día, David, un cuidador de ovejas de Belén, llega a la concentración del ejercito para  llevar alimentos a sus hermanos. (Para conocer más sobre David, puedes leer las entradas anteriores). Al llegar David al campamento y escuchar el reto de Goliat, en lugar de amedrentarse, sintió mucho coraje de saber que alguien llegaba a insultar a su pueblo y a su Dios. Así que empieza a preguntar: (1ºSamuel 17:26-27) “¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y le de la victoria a Israel?, Porque ¿quién es este filisteo incircunciso (pecador, indigno), para que provoque al ejercito del pueblo del Dios viviente?. ”

Pero el indicado para pelear era otro, Saúl era el ideal. Se nos había dicho que era el de mayor altura en todo el país, era bien parecido, gran hombre de guerra, y por si fuera poco, era el rey. Sin embargo, Saúl moría de miedo, así que promete una gran recompensa para quien decida tomar el reto.

David insistía en saber qué se ganaría aquel que venciera al gigante. Así que su hermano mayor se fastidia y le dice: (1ºSamuel 17:25) “¿Para qué has venido hasta acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.” Su hermano está bastante enojado, lo confronta y lo menosprecia. Prácticamente Eliab, su hermano, lo regaña por ir a “metichear”. Recordemos de dónde viene este sentimiento. Cuando el profeta Samuel le dice a David que será el próximo rey de Israel, antes de aprobar a David, descalificó a sus 6 hermanos mayores, entre ellos Eliab; así que los celos ya venían acumulados. ¿Qué harías si tu hermano mayor te trata así? David lo ignoró por completo.

Así que Saúl oye de David y lo que anda diciendo y lo manda llamar. Y toda esta historia no se basa en la utopía o en la supremacía de David, sino que David no ve a Goliat como un gigante, para él solo DIOS es gigante. Esto nos lleva a pensar, cuando tienes un gigante frente a ti, que te amedrenta, te da miedo y te hace sentir bastante pequeño, ¿cómo peleas?, ¿ganas o pierdes?. En este caso, Saúl se preocupa un poco por David, era su músico personal, jamás lo hubiera visto como el guerrero vencedor, así que le pone su armadura real, que era muy semejante a la que te describí de Goliat, pero en escala. Sin embargo, David se la quita, era demsiado pesada para él y no estaba acostumbrado. La verdad es que lo que funciona para unos, no funciona para otros. Dios usa diferentes herramientas para cada uno. Y con David usó solo unas piedritas y una honda, nada más.

Así que el gigante Goliat se acerca a David, junto con su escudero delante de él.  Y cuando el gigante ve a David y lo menospreció, porque era un muchacho nada más.  Así que Goliat le dijo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses, y continuo diciendo: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.  Y en plena calma, sin miedo, ni las piernas temblando, David le dije al gigante: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a enfrentarte en nombre de Dios, a quien tú has provocado. Dios te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. David venció el peor enemigo que tenemos en nuestra vida: EL TEMOR. Y metiendo David su mano en su mochilita, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, y le dio al gigante justo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó en tierra completamente muerto.Así venció David al gigante, sin ninguna espada, ni armadura pesada o impresionante. Entonces corrió David y se puso sobre el gigante; y tomó la espada de Goliat y le cortó la cabeza. Obviamente cuando todos los filisteos vieron esto, salieron corriendo de miedo.  Nadie podía creer lo ocurrido, pero David literalmente había matado al gigante.

La verdad es que enfrentar gigantes es una tarea amedrentadora. La mayoría de las veces nos toco pelear la batalla solos. Pero a medida que confiamos en Dios, entonces se convierte en una experiencia estabilizadora. Las victorias son memorables, ¡lógralas!.

Y de pura casualidad, ¿no eres el gigante de alguien más? Acaso le estás fastidiando la vida a alguien, y hay por ahí otros que batallan lidiando contigo. Busquemos ganarle a nuestros gigantes y tampoco ser gigantes. Recordemos siempre lo que Dios le dijo a Samuel cuando estaba buscando al segundo rey de Israel: (1ºSamuel 16:7) No te fijes en la apariencia, ni a lo grande de su estatura, porque yo no me fijo en eso; Dios no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Dios mira el corazón. No te fijes en las apariencias que cambian constantemente, enfócate en lo que hay en el corazón. Cuando tus gigantes te quieran hacer chiquito y te den miedo, confía en que Dios nos ayuda a vencer sin muchos aspavientos, solo con la confianza en él.

¡Cambio y Fuera!

jueves, 7 de junio de 2012

Música Ligera

¿Qué es lo peor que te ha pasado? Dolor, enfermedad, tristeza, depresión, amargura… Y ¿qué crees que sería lo peor que te pudiera pasar? Piensa en lo peor que pudiera pasarte, o a lo que le tienes mucho miedo que pudiera llegarte a pasar…

A Saúl, el primer rey de Israel, le pasa la peor catástrofe que pudiera sucederle a cualquier ser humano. No existe un estado más terrible, temible y de ruina, que saber que Dios se ha ido de algún lugar. Y Saúl tuvo el infortunio de presenciarlo, Dios le dice directamente que se irá de su vida y a partir de entonces un “espíritu malo” lo acompañó. Hoy en día estamos tan relacionados con saber que podemos recurrir a Dios en cualquier momento, que lamentablemente, en muchas ocasiones no lo valoramos. Y usamos a Dios como pastillita de remedio rápido para los achaques de la vida. Sin embargo, en el principio de la historia del hombre, en la primera mitad de la Biblia, ¡Dios jamás vivió en la vida de nadie! La presencia de Dios vivía solo en el arca (una gran caja que estaba en un lugar especial), con excepción de Saúl y David. Saúl fue el primer rey de Israel (te recomiendo el blog anterior para ver su historia), y Dios le dijo que la presencia de Dios viviría en él, ¡que privilegio!. Sin embargo  fue sumamente necio y desobedeció en varias veces a Dios… Así que Dios se enoja y le jura que Su presencia se irá de su vida. No concibo mayor castigo que este. Saúl jamás podría tener la oportunidad de recurrir a Dios, sentir su presencia, preguntarle algo, sentir su amor, su apoyo… ¡NADA!. Hoy en día cuando pedimos ayuda a Dios y Su espíritu vive en nosotros, NUNCA SE VA.


Así que Dios le dice que le mandará un “espíritu malo”, la historia no detalla a qué se refería, sin embargo nos menciona que lo volvía completamente loco. Hoy en día, podríamos hacerla analogía con los trastornos de personalidad como la bipolaridad. Algunos eruditos de la Biblia nos explican que se volvía loco, y tenía  un poder que se posesionaba de él quitándole su paz mental y agitando sus sentimientos, ideas, imaginación y pensamiento. El mal de Saúl era muy visible y todos en el reino se dieron cuenta. Así que le sugirieron que mandara traer algún muchacho que supiera tocar el arpa (instrumento que produce música suave y muy común en aquel tiempo). De modo que cuando Saúl se trastornara a su locura, el músico tocara un poco y con esto lograra calmarse el pobre rey. (1 Samuel 16:16-17) En aquel entonces, y aun ahora, se cree que la música calma pasiones desenfrenadas y cura enfermedades mentales.

Y justo aquí es donde David, el hombre que tenía un corazón como el de Dios, salta en la página. (1 Samuel 16-18) Uno de los sirvientes del rey Saúl se acuerda que hay un hijo de Isaí en Belén, que es muy buen músico, además es valiente, vigoroso, hombre de guerra, prudente y guapo… y Dios estaba con él. El libro de Samuel describe el currículum de David como algo bastante impresionante, nadie cubría mejor el perfil para calmar al loco de Saúl.

A David le habían dicho muchos años antes que sería rey de Israel, ¿cuándo, cómo, por qué? Jamás le dijeron, solamente el sacerdote más importante en el reino fue y le prometió que Dios lo haría rey.  Recordemos que David era pastor de ovejas, el oficio más aburrido y poco importante que pudiera existir, y era muy bueno en eso. Pero sobre los oficios del rey no tenía ni idea, así que cambiar de oficio y convertirse en el músico de Saúl era el lugar ideal para que aprendiera a ser rey. De pastor de ovejas a músico de arpa, David iba pasito a pasito, literalmente, sus oficios parecían ser cada vez más insignificantes para alguien a quien le prometieron el reinado.

Y al poco tiempo, Saúl queda encantado con el nuevo músico, a quien le pide que ya se quede a vivir en el palacio real. Pero David, jamás le dijo a Saúl que  lo habían ungido rey, no era nada presumido, si no que le daba el lugar a quien era el rey actual, más allá de aprovechar la nueva plataforma para irse posicionando.

Martin Lutero dijo “Después de la Palabra de Dios , es la música la que merece la mayor alabanza”. La música cura el alma y calma las pasiones más alocadas, aun la bipolaridad de Saúl. ¿Tu cómo usas la música? Solo para tu placer personal, porque esta de moda aunque ni sabes el mensaje que se transmita. La música la creó Dios desde antes de crearnos a nosotros, ¿sabías eso?, en el libro de Job 38:1-7 Dios dice que las estrellas cantan y alaban y desde el principio se canta y se alaba. Y la creó para que a través de ella podamos relacionarnos mejor con Él, pero igual que muchas otras cosas, la hemos mal usado. Me parece interesante que el reformador Martin Lutero creía que la Reforma (es decir, el cambio en la forma en que la iglesia se relacionaba con la gente), no estaría completa hasta que los creyentes de Cristo tuvieran dos cosas: una Biblia en su idioma y un conjunto de canciones para complementar su relación con Dios. La Biblia la necesitamos para comprender profundamente nuestra fe, y las canciones son las expresiones de nuestra fe.

Música ligera es lo que David usó para calmar la loquera del rey Saúl. El hecho de que Dios mandara a su Hijo a sacrificarse por nosotros produce el mismo efecto en nosotros, que la música que David producía en el rey bipolar. Dios nos da la oportunidad de vivir una vida positiva y plena, libre de la prisión de la depresión y  de la desesperanza humana. Aprovecha la música que Dios nos da para calmarnos, porque vaya que necesitamos música ligera y alegre para este tiempo turbulento.

¡Cambio y Fuera!

miércoles, 30 de mayo de 2012

El hombre propone y Dios dispone

Eres necio, nadie es más necio que tu. Te encaprichas con algo y sabes que no descansarás hasta obtenerlo… Justo cuando tienes lo que deseas, te das cuenta que fue la peor decisión de tu vida… ¿Qué se siente? Frustración, decepción, tristeza, depresión, culpabilidad, arrepentimiento…

Exactamente eso pasa en Israel, el pueblo en el que se basa la Biblia. Creo que no he conocido personas más necias y tercas. Tenían un sistema político y social basado en Dios, y era perfecto porque estaban seguros que Dios no los robaría, jamás sería gandaya con ellos, los amaba más que a cualquier otra cosa. Pero no les bastó, eran los únicos así y eso no era algo “de moda”, así que prefieren  desear y exigir el sistema de los pueblos vecinos, querían un rey. Así que Dios les da oportunidad de tener esta experiencia y aquí empiezan los problemas.

Por fin tienen su anhelado rey, el Rey Saúl, pero resulta ser una verdadera bazofia. Era egoísta, iracundo, detestable y ruin, perdió completamente el piso. A Saúl le pasa la peor desgracia: la presencia de Dios se fue de su vida para siempre.

El error de Saúl estuvo en tres actos principales. El primero lo encontramos en el 1ºSamuel 13. El segundo en el capítulo 14 del mismo libro, donde hace un voto horrible y perjudica a su propio hijo. Y el último es que abiertamente desobedeció a Dios. El problema con Saúl fue que sí reconoció su pecado, pero jamás quiso cambiar, ni las ganas mostró; solamente se justificó y su único interés era quedar bien con el pueblo y no bajar su popularidad. Ante tal descaro Dios se enoja muchísimo 1ºSamuel 15:26-30.

Ante la incompetencia de Saúl como rey, el profeta y juez Samuel está muy preocupado, triste y se sentía bastante defraudado. Es entonces cuando comprobamos que ante el pánico humano, solamente la provisión divina. Dios ya tenía un plan, aunque Saúl siguiera siendo rey. Dios pensó en crearte desde que estaba separando el cielo de la tierra, sabía que hoy estarías leyendo esto y sabe lo que pasará… El siempre tiene el control. Ten fe. Muchas veces rezamos: “Señor, si me dices tu plan, dependeré de ti”; pero eso no es fe. Fe es depender de Dios cuando no sabemos que nos espera. El profeta Isaías 65:24 nos recuerda que “Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. 

Así que Samuel lloraba por Saúl, mientras el lloraba Dios tenia un plan. Y Dios le contesta: (1 Samuel 16:1) “¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, yo ya lo deseche como rey de Israel? Prepárate, vas a ir a Belén, porque de los hijos de Isaí encontrarás un nuevo rey.” Pero Samuel estaba demasiado dudoso, así que Dios tiene que darle mil detalles para que pueda ir a cumplir su labor. La verdad es que Samuel tenía miedo de tomar una mala decisión o no escoger al correcto, pero a Dios no le importan sus temores.  A fin de cuentas debemos hacer lo que Dios dice. Cuando Samuel llega le pide a Isaí que le mande llamar a sus hijos y estos comienzan a salir.. Ellos no sabían lo que iba a pasar, solo eran observados y alguno sería seleccionado para “algo”. Pero pasan poco a poco y Dios reprende a Samuel diciéndole: (1 Samuel 16:7)
“¿Tu juzgas por el corazón o por el rostro de las personas?, pero yo me fijo en el corazón. ¿Tu qué ves?... El dinero, la cara, los músculos, la fama, la facilidad de palabra… o el corazón.

Cuando terminan todo los hijos, Samuel decepcionado le pregunta a Isaí si no tiene otro hijo perdido… y hasta entonces se acuerda que tiene un hijo mucho más jóvenes que es pastor de ovejas y está allá en el monte. El joven se llamaba David, en cuanto entra en escena, Samuel se da cuenta que está frente al nuevo rey de Israel. David era accesible , siempre digno de confianza, siempre autentico y siempre fiel en las cosas pequeñas. A partir de aquí comienza una historia bastante interesante.

Recordemos que las soluciones de Dios son muchas veces extrañas y sencillas; por lo tanto, tengamos una mente abierta. Dios no es complejo y complicado como nosotros, sin embargo son tantas las barreras que ponemos que no nos damos cuenta de lo que Él nos quiere decir. Dios le da crédito de manera sorpresiva a quienes son fieles; por tanto procura estar preparado.  Dios escoge siempre de manera firme y soberana; por tanto, sé sensible.  Como Samuel, no te fijes en las trivialidades y banalidades que brillan tanto, mejor pon tus ojos en el corazón. Jamás olvides que vale la pena que todas las decisiones deben ser basadas en Dios.

En 1809 Europa estaba en crisis por el dominio de Napoleón, sin embargo al mismo tiempo, ese año nacía Abraham Lincoln, el presidente norteamericano que cambiaría la historia con su ideología. Dios tiene el control del tiempo, no te aceleres, ni quieras ayudarlo, Él lo sabe.

¡Cambio y Fuera!

jueves, 17 de mayo de 2012

Envidiosos


¿Has visto Encantada? Es la película perfecta para ejemplificar el contraste entre los cuentos de hadas y la triste realidad. Una doncella de caricatura está "enamorada" de un príncipe azul que no conoce, pero con solo verlo sabe que es el amor de su vida y se casarán para ser felices por siempre. Una bruja malvada quiere evitar que la doncella se convierta en princesa, así que la manda al mundo real... donde no hay finales felices. ¿Sabes a dónde la manda? Nueva York... ¡Irónico!, ¿no?. Estando ahí conoce a "gente normal" que han dejado de creer en cuentos hace muchoo tiempo, porque saben que los finales felices... simplemente no existen.

Hace miles de años al pueblo de Israel, en el cual se basa toda la Biblia, le pasó algo muy parecido. Habían vivido con un sistema político bastante bueno, pero empiezan a ver a otros pueblos y se les antoja lo que ellos tienen.  (1ºSamuel 8)  Los israelitas, o los ahora judíos, eran gobernados por un grupo de hombres llamados jueces. Dios los seleccionaba y ellos gobernaban al pueblo. Sin embargo, eran el ÚNICO país que era gobernado de esta manera, todos los demás pueblos tenían reyes y reinas. Y es que desde afuera son como ese cuento mágico de Encantada, ¿no? Todos son felices, ríen al ritmo de los cantos de los pájaros y viven en armonía... 

La envidia empezó a meterse en los pensamientos israelitas. Comenzaron a pedir y exigir un rey, y convertirse entonces en una monarquía como todos los demás. Querer tener lo que los demás tienen, quererse parecer a otros, ¿te suena familiar?, lamentablemente todos sufrimos de ese mal, en alguna ocasión. Fue tanta la insistencia del pueblo, que el juez de aquel tiempo: Samuel, le pregunta a Dios si la propuesta es viable o de plano la rechazará. Entonces Dios le contesta: (1º Samuel 8:7-9) Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te desprecian a ti, sino a mí me han despreciado, para que no reine sobre ellos. A pesar de todo lo que he hecho por ellos, desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy. Ahora, pues, oye su voz; pero diles que no estás de acuerdo con ellos, y muéstrales cómo les tratará el rey que reinará sobre ellos. Y seguramente te preguntarás ¿qué tenía de malo tener un rey como los demás países? Como todos sabemos y hemos visto a lo largo de la historia, la gran mayoría de los reyes se enriquecen a costa del pueblo y sus impuestos, la mayoría tiene esposas locas que se gastan la fortuna de la nación en caprichos y berrinches, y la voluntad del rey es la ley en ese lugar. Dios los había estado cuidado de todo esto durante mucho tiempo, sin embargo la necedad les ganó y querían ser como los demás.

No te pasa que de vez en cuando sabes que tu vida va bien, tienes buenas cosas, no tienes la vida perfecta ni mucho menos, pero tienes lo suficiente para vivir y ser agradecido; sin embargo quisieras tener lo que otros tienen. Es fácil, de lejos todo se ve más lindo, ya de cerca la realidad es diferente. Eso, precisamente le pasaba a este pueblo.

Así que salta a la escena, Saúl. Dice el mismo libro de Samuel queSaúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo.” Saúl era el más guapo de todos en el pueblo, así que quién mejor que él para representarlos, ¿no?... Pero no es así, a pesar de su belleza física; Saúl jamás hizo caso a la ley de Dios, no le prestó atención al consejo de Dios. Así que cuando llegó el colmo de su berrinche, arranques de ira, desobediencia, egoísmo y despotismo; Dios le dijo que nunca más estaría con él. ¿Te has puesto a pensar qué es lo peor que te pudiera pasar en la vida? Que Dios no esté contigo, ni cerca de ti, ¡garantizado!.

Al ver esto, el pobre Samuel se pone muy triste, su elección no había sido la correcta. Sin embargo, Dios que es mucho más visionario que nosotros le dice: “Oye Samuel no te agüites, he escogido a alguien más, tu vas a ir a ungirlo rey.” Y aquí conoceremos a un tipazo: David. Dios le da instrucciones precisas a Samuel, sobre dónde y cómo encontrará al nuevo rey de Israel. Lo manda al pueblo más chiquito e insignificante de todo el país, a Belén. Con una familia que prácticamente nadie conocía. Samuel se acerca a la casa y le habla al jefe de la familia y le solicita que es urgente que le muestre a todos sus hijos. El pobre hombre no tenía ni idea de lo que estaba pasando, sin embargo tener la presencia de Samuel en su casa era digna de honor, ya que Samuel era el hombre más importante de todo el pueblo de Israel, era el que hablaba con Dios, solo él y nadie más. Comienzan a salir uno a uno los hijos de Samuel y resulta que estaban guapísimos, muy fuertes y de buena presencia. Ante la emoción, Dios le recuerda a Samuel  (1ºSamuel 16:7) No mires a su físico, ni a lo grande de su estatura, porque yo no lo quiero; porque Dios no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Dios mira el corazón.” Ante este nuevo estándar, le tienen que decir que NO a los 6 hijos de Isaí, el jefe de la familia. Sin embargo, Dios le recuerda a Samuel que el próximo rey de Israel está en esa familia, así que debe volver a preguntar si no hay otro por ahí. Y en efecto, le mandan a hablar al más pequeño de todos. La verdad es que a su papá ya se le había olvidado que tenía un hijo más, sin embargo el mandan llamar. Este niño es David. Samuel lo ve llegar y de inmediato sabe que él será el próximo rey.


Pero, “¿por qué él y no yo?”, pensaron los hermanos menores. Hay tres razones por las que Dios escogió a David y no a sus hermanos: espiritualidad, humildad e integridad. Si tu pudieras escoger las características del próximo presidente de tu país, ¿cuáles serían?... títulos académicos, experiencia, formación, personalidad, facilidad de palabra, poder… a Dios todas esas características le parecieron las de menor importancia.

¿Espiritualidad? David era pastor de ovejas, es decir, cuidaba las chivas y ovejas de su papá; todo el día, todos los días. Más adelante en la historia veremos que David dedicaba largas horas a componer canciones a Dios, era muy espiritual, así que se hizo muy sensible a escuchar la voz de Dios.
¿Humilde? Repito, David cuidaba las ovejas y las chivas de su papá. Esa era su profesión, labor, actividad y forma de vida. David estaba acostumbrado a servir a otros, desde una oveja hasta sus hermanos. Ser humilde es tener un corazón sencillo y dócil, David lo había desarrollado a lo largo de los años. Además, a pesar de tener el trabajo más aburrido, odioso y sin mucho protagonismo o adrenalina, era muy fiel a lo que le tocaba hacer. Aun cuando Samuel le dice que va a ser el próximo rey de su país, terminando la plática, se tuvo que regresar a cuidar a sus animalitos. Respetaba completamente a su autoridad, aunque era el rey electo, no andaba de presumido ni se desobligó de lo que le tocaba. El tenía carácter, no solo una imagen bonita.
¿Integridad? Ser íntegro es ser completo, cabal, inocente, tener un estilo de vida sencillo y honorable. Era justo el estilo de vida de David. Era auténtico, era exactamente el mismo allá en el monte con sus chivas y ovejas, que frente al gran Samuel. No fingía nada de nada.

Lo increíble de esta historia es que años más tarde David se convertirá en el mejor rey de su nación. Pero, cómo le hizo para estar listo, y lo más increíble de todo, para tener un corazón como el que Dios quería. La respuesta es que Dios lo capacitó para eso. Cuatro diferentes formas usó Dios para moldear su vida en algo más que una cara bonita.
Primero, la soledad. David estuvo solo durante años en el campo cumpliendo fielmente con sus labores, es ahí donde aprendió a enfrentar sus temores, y lo más importante, dominar sus pensamientos. ¿Cómo te llevas con tus pensamientos? O serás de esos que evitan a toda costa estar solos. No significa que Dios quiere aislarte del mundo, sin embargo necesitas estar solo para poder confrontarte y decidir cambiar.
Segundo, el anonimato. ¿Haz escuchado alguna vez acerca de algún pastor (cuidador de ovejas y chivas famosos)? ¡¡¡Claro que no!!! Porque es el trabajo más anónimo que existe y ha existido. No creo que sus hermanos al reunirse en la cena le preguntarán “oye David y qué novedades con las chivas”…. Su carácter y firmeza se formó sin aplausos ni ovaciones.
Tercero, la monotonía. ¿Qué tan rápido nos aburrimos de nuestras actividades? Constantemente queremos cambiar, innovar, hacer las cosas diferentes, porque nos aburrimos. Esperamos que la vida siempre sea una sorpresa, emoción y cambio. Pero muchas veces Dios hará de nosotros algo más que una cara bonita, en la monotonía. Sencillo, sé fiel a las tareas cotidianas, humildes, insignificantes, comunes, corrientes, aburridas y rutinarias de la vida.
Cuarto y último, la disciplina. A pesar de ser el peor oficio, cuidar ovejas y chivas requiere inmensa disciplina. Levantarse temprano, alimentar a los animales, curarlos en enfermedades, estar al pendiente de que no les pase nada, contarlas y no dejar que te las roben o que las maten… que se pierdan. Solo en la disciplina te volverás experto, para entonces sobresalir.

Si te preguntas, así como los hermanos de David, “¿por qué él y yo no?”, entonces recuerda que para que seas tú, es necesario poner atención a las cosas pequeñas y ser muy disciplinado y fiel en aquello que no nos gusta hacer, pero que seguramente nos servirá en el futuro. Diferente a nosotros, cuando Dios desarrolla nuestras cualidades internas nunca tiene prisa. No creamos que David ya sabía el final de la historia, el no tenía ni idea que sería un gran rey, rico y poderoso. Pero había decidido ser fiel, constante, disciplinado, espiritual, humilde e íntegro. Tu puedes ser el próximo y que otros digan ¿por qué tú?.

¡Cambio y Fuera!

miércoles, 2 de mayo de 2012

Bullying del bueno


Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. (Mateo 5:10-11)

La última bienaventuranza dice: Bienaventurados los que padecen persecución, porque de ellos es el reino de los cielos. Mateo 5:10-12. ¿Te suena familiar?.

Cuando Jesús dice que son muy afortunados aquellos que padecen persecución, se refiere a tres tipos de persecución. La primera es ser vituperado, ¿qué significa?, ser verbalmente abusado, insultado, burlado y/o mofado. La segunda es ser perseguido, es decir, herido, separado, atacado, torturado, martirizado, y tratado con hostilidad. Y por último ser objeto de cualquier clase de habladurías o mentiras.  Sin embargo, la mayoría de nosotros nos sentiremos poco identificados con las definiciones anteriores. Generalmente tenemos la idea de que la persecución solo se presenta en lugares muy lejanos y solo sentimos lástima por quienes lo padecen.

¿Cómo puedes ser perseguido en tu día a día?, ¿alguna vez te habías preguntado eso?. Jesús habló de esta bienaventuranza para todos los que queramos ser sus discípulos y vivir con él. Las primeras siete bienaventuranzas se refieren a las condiciones del corazón y disposición que tengamos a parecernos más a Jesús. Sin embargo esta última es una prueba a nuestro carácter.

Pero, ¿por qué somos perseguidos?. Hay cinco razones principales. Razón uno, porque no somos de este mundo, el apóstol Juan lo dice en su evangelio Juan 15:19 “Si fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no son del mundo, antes yo los elegí del mundo, por eso el mundo los odia.”. Razón dos, porque al decir no al pecado,  ganamos bastantes enemigos. Razón tres, el mundo no conoce a Dios. Y la última, es que el mundo tiene otro concepto de Dios, el mundo en general ve a Dios como un súper abuelito, al que le pides juguetes, dulces, que te cubra las travesuras, que se ría de todas tus gracias.. etc., lo opuesto al verdadero concepto de quién es Dios. El apóstol Juan lo dice en su primera carta, 1ªJuan 3:13 “Hermanos míos, no los extrañe si el mundo los odia.” Desde entonces se veía que pasaríamos por todo esto.

Retomando la pregunta anterior, ¿cómo podemos ser perseguidos en el día a día?. Para empezar la persecución física. Pero también los insultos y calumnias, despojo de nuestros bienes. Y problemas y diferencias en la familia. Y tal vez no te correrán de tu casa o alguien vendrá a intentarte matar a machetazos por decidir seguir el estilo de vida de Cristo, sin embargo analicemos qué significa ser cristianos. Ser cristiano es decidir vivir como Jesús vivía, es decir, con responsabilidad, honestidad, integridad, sin mentiras, sin hipocresías, decir no al chisme, dejar las envidias, no hacer malos manejos del dinero, ser fieles, dejar el egocentrismo y vivir para servir a los demás… Así que cuando decides vivir así, es altamente probable que mucha gente te persiga, es decir, hablen de ti, te molesten, busquen hacerte fallar, y busque derrotar tus ganas y esfuerzos por ser diferente al resto… Ves como es para todos la bienaventuranza.

Al primer indicio de molestia, descontento, acusación, “carrilla” o cualquier tipo del famoso “bullyng”, por hacer lo que es correcto y no lo que todos esperan que hagamos, morimos de pena y queremos ser simplemente como los demás. 1ªPedro 4:16 nos recuerda: “pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello.

Jesús dice en la segunda parte de la bienaventuranza que la recompensa es triple, es decir, de nosotros será el Reino de los Cielos, nuestro galardón será grande en los Cielos y además seremos comparados con los profetas y apóstoles por sufrir por causa de Jesús. Cada vez que tengas miedo, enojo, pena o desacuerdo por tu persecución, alégrate, ¡vale la pena!. ¿Te excluyen por ser honesto?, ¿te hacen a un lado por ser íntegro, fiel, responsable, paciente, no vengativo?... No guardes rencor. Reacciona con alegría y no dejes que la naturaleza humana te traicione. Mateo 5:12 dice: “Gócense y alégrense, porque su recompensa es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.” Que increíble que así como se habla de Daniel, Isacc o Jeremías, se hablara de nosotros, ¿no crees?.

¡Cambio y Fuera!

miércoles, 25 de abril de 2012

Los Pacificadores

"Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mateo 5:7)"

Sabías que en los 4000 años de historia escrita, el mundo solo ha estado en paz un 7% del tiempo, es decir solamente 286 años. En toda la historia del mundo, 8000 tratados conocidos se han firmado y roto. La guerra no está de moda hoy en día, ¡siempre ha estado de moda!. Sin embargo Jesús, como el mayor revolucionario de la historia, nos reta una vez más. El evangelio según San Mateo 5:7 dice:Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”.

Los pacificadores suena a película de acción muy taquillera, repleta de sangre, armas, golpes y algún súper héroe que se convertirá en moda. En este caso no aplica dicha definición, un pacificador es el que busca la paz, ¿obvio no?. La paz, es la ausencia de estrés, es verdad, es seguridad, es calma, es gozo, es bienestar… es mucho más que guerras y acción. Por lo tanto, la ausencia de paz se define a través de pleitos, cizaña, ira, sobre reaccionar ante las circunstancias, mal carácter, falta de perdón, los chismes, las malas caras, el pésimo humor, la humillación a otros, las ofensas, la violencia física, verbal y emocional, la indiferencia, la soberbia… por mencionar solo algunas de sus facetas. ¿Te suena familiar?.

Jesús dice que los pacificadores prácticamente se sacan la lotería, y se refiere a dos puntos importantes. El primero es estar y tener paz con Dios. La carta de Pablo a los Romanos 5:1 menciona “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Para tener paz con Dios, en primer lugar es necesario tener fe en Él y en que es el único camino a la salvación. Pablo lo repite en su carta a los Efesios 2:14 “Porque él es nuestra paz.” En la misma carta de Efesios 6:15, Pablo nos recomienda que nos pongamos la armadura de Dios para combatir lo problemas diarios, y menciona algunos elementos fundamentales para la sobrevivencia. “Por tanto, toma toda la armadura de Dios, para que puedas resistir el día malo. Ponte el cinto de la verdad, la coraza de justicia, y el calzado del evangelio de la paz.” Solo llevando la paz a otros, estaremos en paz con Dios.

La paz con otros, es el segundo punto al que Jesús se refiere en la bienaventuranza. Lenski dice: “Una paz con Dios y que por lo tanto los llena a ellos mismos con la dulce paz, si es posible, con todos los hombres y trabajan para mantener y hace la paz donde la paz está amenazada o perdida. El suyo es el trabajo del verdadero cristiano que sigue las pisadas del Príncipe de Paz.” Pablo nos lanza unos de los retos más complicados, en Romanos 12:18-21 “Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, estén en paz con todos los hombres. No se venguen ustedes mismos, sino dejen lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. ” Ganarse la lotería siendo pacíficos, significa evitar meterse en problemas con los demás, tengamos o no tengamos razón, no buscar aplastar a otros, no vengarnos solo porque creemos que es justo, no dejar que el mal carácter, en pocas palabras evitar las típicas reacciones que tenemos y decidir actuar como Jesús actuaría: PACÍFICAMENTE.

El proceso para estar en paz y tener paz es sencillo, tres pasos claves: Paso uno: Busquemos relacionarnos con Dios. Paso dos: Dios nos da paz. Paso tres: Al experimentar la paz de Dios, podemos compartirla a otros. Seremos verdaderos pacificadores cuando nuestra confianza esté puesta en Dios, jamás podremos comprar o crear la paz, surge de la relación que tengamos con Dios. Entre más nos relacionemos con Dios, mucho más pacíficos deberíamos de ser.

Sabías que en el viejo oeste el PACIFICADOR era el vaquero con el revolver 45 más rápido. En EU 200 años después nombraron a un misil nuclear: PACIFICADOR. El corazón del hombre solo tendrá paz con la presencia de Jesús en nosotros. ¿Qué es tener la paz de Dios?, fácil: Estilo de vida de Jesús en tu andar diario, en esas pequeñas cosas que nos controlan: la ira, los corajes, el egoísmo, la impaciencia, la incertidumbre. Se trata de confiar en la soberanía de Dios. Filipenses 4:7 nos regala una gran verdad: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” En el presente somos hijos de Dios, pero hasta que vivimos como PACIFICADORES entonces somos reconocidos y semejantes a Jesús. Conviértete en el pacificador de este siglo, al menos de esta semana.

¡Cambio y Fuera!

jueves, 12 de abril de 2012

¿Quién vive en ti?

"Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mateo 5:7)

¿Conoces la historia de Esteban? Fue un profeta de Dios en el pueblo de Israel, un día confrontó al pueblo de Dios con su pecado (porque ya era demasiado), y estos muy enojados y a disgusto con lo que él les decía, deciden matarlo… En medio de la tortura Esteban clamó con gran voz: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, se murió.” (Hechos 7:60) ¿Cómo reaccionaríamos ante una situación así? Esto es ser misericordioso. Jesús en sus bienaventuranzas relatadas en Mateo 5, dice: Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.”


Jesús se refiere a dos estilos de misericordia. El primero, la misericordia del corazón, es decir, poseer un espíritu de perdón hacia los que nos lastiman. El mejor ejemplo es Jesús al ser entregado y traicionado, está colgado en la cruz muriendo y su oración fue: “Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen”. ¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a perdonar a quien nos este torturando, o lastimando a un ser querido… Sin embargo Jesús nos motiva a hacerlo.


El segundo estilo al que Jesús se refiere, es a la misericordia de las manos, es decir, las obras de amor por los necesitados.  El mejor ejemplo es la, ya conocida, historia del buen samaritano, relatada en Lucas 10:30-35 “Un hombre judío iba de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Entonces pasó por ahí un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un músico de la iglesia, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano (archi requete enemigo de los judíos), que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, curó sus heridas; y pagó porque lo cuidaran.” Los samaritanos eran considerados “casi” una raza inferior para los judíos, así que Jesús, al relatar esta historia, estaba hablando de un tabú para aquel tiempo. Este es el nivel de compasión y misericordia que debemos tener por otros. El apóstol Juan nos hace una pregunta interesante en 1 Juan 3:17 “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?” Si decimos que Dios vive en nosotros, entonces dejemos la envidia, rencor, y busquemos ayudar a quienes tienen necesidad. Recuerda que donde Dios no está, está el diablo, ¿quién vive en ti?.

La misericordia no nace del corazón, se desarrolla con la práctica. Dar dinero o comida a los necesitados es bueno, pero siendo pacientes y tolerantes, también mostramos misericordia. Solo recibiremos misericordia si somos misericordiosos. La mayoría de nosotros hemos orado el padre nuestro, y tal vez sin poner atención, ya que éste declara que estamos dispuestos a perdonar, para que entonces Dios nos perdone. ¿Estabas consciente de esto?, el famoso padre nuestro dice: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.” (Mateo 6:12) Todos queremos recibir misericordia y perdón, sin embargo a menos que estemos dispuestos a ofrecer lo mismo, podremos recibirlo. El apóstol Santiago en su carta lo refiere con mayor firmeza, (Santiago 2:13) “Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.


Tener la misericordia de Dios significa disfrutar, en primer lugar, del perdón de nuestros pecados. Además, nos hacemos un bien a nosotros mismos. Somos tan insignificantes, y la verdad es que pocas veces somos realmente misericordiosos con otros; pero Dios es grande en misericordia, como dice el Salmo 103:8 “Misericordioso y clemente es Jehová;Lento para la ira, y grande en misericordia.”. Lucas lo dice en su evangelio, “Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.” (Lucas 6:36). Es la única manera en podremos parecernos más a Dios.

Sin embargo el no ser misericordioso también tiene una recompensa.  La carta de Santiago 2:13 nos lo recuerda, “Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.” De hecho, como mencionábamos respecto a lo que dice el padre nuestro, si no perdonamos, no somos digno de perdón.  Así que tengamos cuidado de nuestras actitudes. El apóstol Juan dice: “Hijitos, que nadie los engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.”  (1 Juan 3:17) ¿Quieres ser bueno? Se bueno, así de sencillo.

Pablo concluye en su carta a los Coloscenses 3:12 con la mejor recomendación para el éxito “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia” Que nuestra vestimenta diaria sea la misericordia, desecha la impaciencia, la poco tolerancia, el egoísmo y que sea Dios quien se note en tu vida. 

¡Cambio y Fuera!