lunes, 29 de diciembre de 2014

Sadrac, Mesac y Abed-nego

¿En qué crees? ¿Estarías dispuesto a dar tu vida por defender lo que crees?  Hoy te contaremos una historia que casi parece irreal, pero es cien por ciento cierta, sobre tres chavos que estuvieron dispuestos a poner su vida en riesgo con tal de defender sus convicciones.

Hace muchísimos años en la época del rey Nabucodonosor en Babilonia el pueblo de Israel estaba cautivo y vivía bajo el dominio de los babilonios, pero como los judíos había diversos pueblos cautivos. Así que el rey mandó hacer una estatua altísima para que todos lo adoraran. Y dio la orden en cuando tocaran cierta música todos debía inclinarse ante la estatua, y quien no lo hiciera sería arrojado de inmediato a un horno encendido. Y así fue, pero los soldados encontraron a tres judíos que no lo hicieron y fueron a delatarlos ante el rey.  Cuando el rey se dio cuenta de quienes eran, Sadrac, Mesac y Abed-nego, recordó que tenían puestos importantes en el gobierno, pero aun así mandó llamarlos para meterlos al horno de fuego. Y entonces les dijo que les daría una oportunidad más, pero ellos contestaron así: “Su Majestad, eso no es algo que nos preocupe. Si el Dios que adoramos así lo quiere, es capaz de librarnos del fuego y del poder de Su Majestad. Pero aun si no quisiera hacerlo, nosotros no pensamos adorar esa estatua de oro.

Cuando el rey Nabucodonosor oyó esto se enojó muchísimo así que pidió que calentaran al máximo el horno.  Al momento que lanzaron al horno a los muchachos el fuego era tan alto que alcanzó a quemar a los soldados que los lanzaron. Pero de repente dentro del horno se veían cuatro en lugar de tres, y el cuarto parecía un ángel. Cuando Nabucodonosor vio esto les gritó a los muchachos que salieran del horno y se dio cuenta que no se habían quemado nada y salieron intactos. Entonces el rey dijo: “Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió a su ángel para salvarlos. Tanto confían ellos en su Dios, que no quisieron obedecer mis órdenes. ¡Estaban dispuestos a morir, antes que adorar a otro dios! »No hay otro dios que pueda hacer lo que el Dios de estos jóvenes ha hecho. Por lo tanto, ordeno que quien hable mal de este Dios sea cortado en pedazos, y que su casa se convierta en un basurero. ¡No me importa de dónde sea ni qué idioma hable!» Además, Nabucodonosor les dio a los tres jóvenes puestos aun más importantes en el gobierno de Babilonia.
¿Impresionado?

¿Qué imágenes doradas hay en nuestro tiempo que nos demandan nuestra adoración? ¿Tu pareja, tu trabajo, tu dinero, alguna de tus pertenencias, tu teléfono, tu mismo…? ¿Pero realmente vale la pena que sean dueños de tu devoción? Solo Dios merece nuestra entera devoción, no se trata de que todo el día estemos dedicados a Dios, pero si se trata de una vida equilibrada, donde busquemos que todo lo que hagamos sea enfocado a mejorar nuestra relación con Dios. pero requiere mucha valentía. ¿Estás listo a defender tus convicciones y tu fe en Dios hasta la muerte?

La fe de estos muchachos hizo que el rey Nabucodonosor decidiera adorar a Dios. ¿Tus acciones hacen que el resto de la gente le de gloria a Dios? ¿Tu acciones dan gloria a Dios?

El reto de Sadrac, Mesac y Abed-nego es extensivo hacia nosotros, es momento de reflexionar en nuestras convicciones, nuestra fe y analizar si estamos dispuestos a dar la vida por ello, tal vez eso signifique renunciar a otras cosas, dejar de malgastar nuestro tiempo en las imágenes doradas a las que a veces adoramos demasiado, y buscar adorar más a Dios, para que entonces otros se contagien de nuestra fe.


¡Cambio y Fuera! 

martes, 16 de diciembre de 2014

El Buen Samaritano

Un día un hombre que sabía mucho sobre la ley de Dios se acercó con Jesús y le preguntó algo complicado, con la firme intención de probarlo: ¿qué debo hacer para tener la vida eterna?, a lo que Jesús contestó: ¿Sabes lo que dicen los libros de la ley de Dios?, y el maestro de la ley respondió, citando de memoria Deuteronomio 6:5 y Levítico 19:18): “Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que vales y con todo lo que eres, y cada uno debe amar a su prójimo como se ama a sí mismo”. Jesús le dijo: ¡Muy bien! Si haces eso tienes la vida eterna. Pero el maestro de la ley no se quedó muy contento con la respuesta así que volvió a preguntar: ¿Pero quién es mi prójimo?. Y entonces Jesús decidió contar una historia,  y es de la que hablaremos el día de hoy.

La historia está buenísima, léela con cuidado: “Un día, un hombre iba de Jerusalén a Jericó. En el camino lo asaltaron unos ladrones y, después de golpearlo, le robaron todo lo que llevaba y lo dejaron medio muerto. »Por casualidad, por el mismo camino pasaba un sacerdote judío. Al ver a aquel hombre, el sacerdote se hizo a un lado y siguió su camino. Luego pasó por ese lugar otro judío, que ayudaba en el culto del templo; cuando este otro vio al hombre, se hizo a un lado y siguió su camino. »Pero también pasó por allí un extranjero, de la región de Samaria, y al ver a aquel hombre tirado en el suelo, le tuvo compasión. Se acercó, sanó sus heridas con vino y aceite, y le puso vendas. Lo subió sobre su burro, lo llevó a un pequeño hotel y allí lo cuidó. »Al día siguiente, el extranjero le dio dinero al encargado de la posada y le dijo: “Cuídeme bien a este hombre. Si el dinero que le dejo no alcanza para todos los gastos, a mi regreso yo le pagaré lo que falte.”” (Lucas 10:25-37)

¿Tú crees que el experto de la ley no sabía quién era su prójimo?… ¿quién es tu prójimo? ¡todos! Literalmente es tu prójimo, todo el que esté cerca de ti, así que entre más te muevas eso te lleva a que todos con los que te relacionas sean tu prójimo, y hace que el mandamiento se vuelva la regla de oro y la más complicada. Sabemos que debemos amar al prójimo, pero somos selectivos en cuanto quien debe ser amado y quien no. 

Lo que sucede en la historia es increíble. El relato dice que un extranjero pasó, pero específicamente era un de la región de Samaria. Debes saber que los judíos consideraban a los samaritanos una raza inferior, no cruzaban palabra con ellos. El hombre lastimado era un judío y pasan dos judíos, y deciden no ayudarlo, pero pasa un hombre de raza “inferior” y hace todo por él.  

Pero el samaritano que se detuvo a ayudar había aprendió a honrar a todos sin importarles su condición. El samaritano no vio a un judío, sino a un hombre en necesidad. Desarrolló la compasión. No solo se le acercó, en contraste con los otros dos, sino que le curó sus heridas. La historia da a entender que el samaritano iba de viaje por algún asunto, pero le da prioridad a ayudar al herido. ¿Qué más podía hacer por el pobre hombre? Lo deja en una posada y paga para que lo atiendan bien. Esto solo lo haces por su amigo súper especial o por un familiar, no lo haces un por un desconocido. 

El reto está en 1ª Juan 4:20: “Si decimos que amamos a Dios, y al mismo tiempo nos odiamos unos a otros, somos unos mentirosos. Porque si no amamos al hermano, a quien podemos ver, mucho menos podemos amar a Dios, a quien no podemos ver.” ¿Estás listo?

¡Cambio y fuera!

jueves, 4 de diciembre de 2014

En la panza del gran pez

Esta es la fabulosa e increíble, pero verdadera historia del hombre que fue tragado por un pez y vivió para contarlo, Jonás. Jonás era un profeta, Dios le dijo que fuera a Nínive y les dijera que si no se arrepentían de su maldad Dios los destruiría. Pero Jonás no quería ir, así que se fue a otro lugar huyendo de lo que Dios le había dicho, y cuando iba en el barco hubo una tempestad tan grande en el mar que sentían que se partía la nave, todos los marineros clamaban a sus dioses y se preguntaban por qué les estaría pasando semejante tormenta. Echaron suertes para ver de quién de los tripulantes era la culpa, estaban a punto de morir y la suerte cayó sobre Jonás, así que lo levantaron y lo echaron al mar con tal de calmar a Dios y al mar, pues sabían que Él era el del problema. Y al caer al mar se lo tragó un gran pez, y entonces sí en el vientre del pez Jonás comienza a orar arrepentido y pide perdón a Dios. Así pasó tres días y tres noches dentro del pez hasta que fue escupido en Nínive, aquella ciudad a donde Dios le había mandado que fuera la primera vez. Llegó allí y comenzó Jonás, de mala gana y sin determinación, a decirles que Dios iba a destruir la ciudad por ser tan pecadores. Y para sorpresa de Jonás todos se arrepintieron. De hecho el rey de la ciudad hizo proclamar un ayuno general, hasta en los animales, para pedirle perdón a Dios por los pecados de todos. Dios al ver su gran corazón arrepentido los perdono. Pero Jonás se enojó mucho con Dios porque los perdonó, pero a Dios no le importaba su opinión, Él cumplió su propósito.

Nínive era una ciudad judía muy antigua corrompida por la inmoralidad y la opresión social, pero Dios quería salvarlos y perdonarlos. Dios quería usar a Jonás para este plan, pero a él no le gustaba el plan, así decidió desobedecer. ¿No te ha pasado? Desobedecemos a Dios, no porque no nos guste el plan, sino porque no nos gusta específicamente lo que nos pide que hagamos, así que como Jonás sufrimos las consecuencias del desobedecer. Y es que hasta que no te entregas Dios no te suelta, porque su plan es mejorar nuestro carácter.

Jamás se ha visto una campaña de evangelización tan grande como esta, todo el pueblo decidió arrepentirse de corazón, a pesar de la displicencia y la mala actitud del mensaje de Jonás . Este es, y no la parte del pez como muchos piensan, el mayor milagro del libro de Jonás, ya que generar tal magnitud de arrepentimiento verdadero solo se puede lograr por intervención de Dios.  Un detalle muy importante es que Jonás se enoja porque no quería que se salvaran y fueran perdonados. Nunca olvidemos que para Dios no hay distinción de personas, Él nos perdona a todos. El que se arrepiente y se vuelve de su mal camino encuentra misericordia en Dios.

Los planes de Dios siempre se cumplen, así que es mejor aprender a obedecer a la primera, porque al final son planes de bien y para nuestro beneficio. Decidamos rendirnos a Él antes de caer en una tormenta y terminar dentro del pez para que el camino sea mucho más sencillo, y no seamos orgullosos al pensar que la salvación es solo para nosotros, porque Dios es para todos.


¡Cambio y Fuera!

viernes, 21 de noviembre de 2014

El don nadie Timoteo

Timoteo era un joven que vivió pocos años después de que Jesús estuvo en la tierra. Nadie lo conocía, hasta que  Pablo lo escoge, lo entrena como misionero y lo manda como representante en su ausencia y como su heredero al morir. Fue criado en Listra por madre judía y padre griego, así que no era judío de raza pura; lo que no le daba mucha credibilidad entre los judíos. Pero tenía buena reputación. Pablo lo escogió porque la gente hablaba bien de él. Era buen amigo, fiel compañero, soporte e inspiración. Sin importar la misión o la tarea encomendada, Timoteo estaba dispuesto a llevarla a cabo de igual o mejor forma que el mismo Pablo. En algunas ocasiones sirviendo como soporte e inspiración para su maestro. Le tocó estar en situaciones complicadas, ir a muchas iglesias en diferentes ciudades y llevar enseñanzas de Cristo que Pablo le encomendaba. 

Era responsable y comprometido y de servicio desinteresado. Con un total y completo desinterés en si mismo, llevó a cabo con responsabilidad y compromiso todo lo que Pablo le encomendaba como si fuera una encomienda propia. El sabia que lo que estaba haciendo le podía costar su libertad o incluso la vida, y sin embargo se mantuvo firme y fiel en su propósito. Además capaz de aceptar retos. Sin importar la labor, tarea o misión encomendada Timoteo se sabía capaz de llevarla a cabo. Fuera llevar una carta, o pararse, a pesar de su juventud, frente a miles de personas y dar a conocer su mensaje de Salvación se dice fácil pero ¿serías capaz de hacer algo similar?

La vida de Timoteo la resumen el misionero Pablo en  1ºCorintios 4:17 TLA “Por eso les envié a Timoteo, a quien amo como a un hijo, y quien es fiel al Señor Jesús. Por eso confío en él. Timoteo les recordará mis enseñanzas, que son las mismas enseñanzas de Cristo. Eso es lo que yo enseño en todas las iglesias.” ¿Listo para que hablen así de ti?

Y la única recomendación que Pablo su maestro le da es: (1º Timoteo 4:12) “No permitas que nadie te desprecie por ser joven. Al contrario, trata de ser un ejemplo para los demás cristianos. Que cuando todos oigan tu modo de hablar, y vean cómo vives, traten de ser puros como tú. Que todos imiten tu carácter amoroso y tu confianza en Dios.” En otras palabras le está diciendo, no dejes que te menosprecien por ser joven, no te compares con nadie más y cuando fracases anímate.  Es momento de aplicar las mismas palabras de Pablo a nosotros mismos. No dejes que nadie te haga sentir que no puedes lograr las cosas por ser más joven, por carecer de experiencia. Buscar siempre ser un ejemplo en todo lo que hagas, vive en pureza. Y se un ejemplo de tu confianza en Dios. Por todos nos hemos sentido menos. Pero es momento de tomar la identidad de Timoteo y darnos valor y cumplir con nuestra misión. 

lunes, 3 de noviembre de 2014

El perfume más fino que Chanel

Jesús estaba en el pueblo de Betania, en casa de Simón, el que había tenido lepra. Mientras Jesús comía, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro. Se acercó a él, rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. Algunos de los que estaban allí se enojaron y dijeron: «¡Qué desperdicio tan grande! Ese perfume se hubiera podido vender por trescientas monedas de plata, y con el dinero podríamos haber ayudado a muchos pobres.» Y se pusieron a criticar a la mujer, pero Jesús les dijo: «¡Déjenla tranquila! ¿Por qué la molestan? Ella hizo por mí algo bueno. Cerca de ustedes siempre habrá gente pobre, y podrán ayudarla cuando lo deseen. Pero muy pronto ya no estaré con ustedes. Esta mujer hizo lo único que podía hacer: derramó perfume sobre mi cabeza, sin saber que estaba preparando mi cuerpo para mi entierro. Les aseguro que esto que ella hizo, se recordará en todos los lugares donde se anuncien las buenas noticias de Dios.» (Marcos 14:1-9)
Una de las escenas más interesantes de la vida de Jesús. Estaban todos cenando en casa de unos amigos de Jesús cuando una mujer llega y derrama un perfume carísimo en los pies y la cabeza de Jesús e impregna toda la casa del delicioso aroma. Casi la mayoría de los teólogos coinciden que esa mujer es María la hermana de Martha y Lázaro, amigos de Jesús. Y Simón el dueño de la casa había sido sanado milagrosamente por Jesús. Enfoquémonos en el perfume que llevaba María. Algunas versiones dicen frasco de alabastro. El alabastro era el material del frasco, muy parecido al mármol, bastante caro; y contenía un perfume de nardo puro carísimo. Traduciendo el costo a nuestros días se dice que el perfume costaba lo equivalente al sueldo de 10 meses de sueldo. ¡Imagínate hacer algo tan loco! Fue un acto de locura, pero de la buena. Ella estaba diciendo que reconocía a Jesús como el mesías, como el ungido, era un acto de amor y respeto hacia él.

Pero los demás no lo vieron así. Todos lo vieron como un gran desperdicio. Pensaron que era mejor gastar ese dinero en los pobres que en Jesús. Sin embargo la respuesta de Jesús es buenísima “a los pobres siempre los van a tener, pero a mi no”. Jesús nos está hablando de prioridades. Ambas cosas son importantes, ayudar a los demás y alabar a Jesús… pero la más importante siempre será alabar a Dios.  La acción de María ha sido la acción de amor más grande demostrada a Jesús. El mayor acto de supremo amor y adoración. Dio más de lo necesario por amor a su Dios.
Toda la familia era un milagro, Simón era milagro de Jesús, Lázaro había sido levantado de la muerte.. ella estaba muy agradecida. María, Martha y Lázaro eran como familia para Jesús, así que ella sentía que lo mínimo que podía hacer era ungirlo con perfume. Cristo merece que demos más de lo necesario porque se entregó por nosotros. ¿Crees en Dios? ¿Crees en Jesús? ¿Tienes fe? El mejor perfume que podemos ofrece es una conducta cristiana que vaya de acuerdo a la fe que profesamos. Su acto de amor es reconocido por Jesús como el mayor acto de amor y lo menciona como trascendente.


A esta mujer no le importó gastarse su sueldo de 10 meses, pero su discípulo lo vendió por 30 monedas. Dios ama la adoración, es nuestro objetivo en la tierra es adorarlo. Dios quiere que lo adoraremos, no hay nada que disfrute más que nuestra adoración. ¿Cómo le demuestras tu amor y devoción a Dios? ¿Cómo podemos entregar nuestro frasco de alabastro? Da lo que tengas, dalo con amor y pasión. Que tu vida sea como un perfume delante de Dios.

lunes, 20 de octubre de 2014

El Centurion

En cierta ocasión, Jesús fue al pueblo de Capernaúm. Allí, se le acercó un capitán del ejército romano y le dijo: —Señor Jesús, mi sirviente está enfermo en casa. Tiene fuertes dolores y no puede moverse. Entonces Jesús le dijo: —Iré a sanarlo. Pero el capitán respondió: —Señor Jesús, yo no merezco que entre usted en mi casa. Basta con que ordene desde aquí que mi sirviente se sane y él quedará sano. Porque yo sé lo que es dar órdenes y lo que es obedecer. Si yo le ordeno a uno de mis soldados que vaya a algún sitio, ese soldado va. Si a otro le ordeno que venga, él viene; y si mando a mi sirviente que haga algo, lo hace. Jesús se quedó admirado al escuchar la respuesta del capitán. Entonces le dijo a la gente que lo seguía: —¡Les aseguro que, en todo Israel, nunca había conocido a alguien que confiara tanto en mí como este extranjero! (Mateo 8:5-13) 

¡Imagínate que Jesús diga que ti que nunca ha conocido a alguien con una fe como la tuya! Esta es la historia del centurión. 

Un centurión era un oficial del imperio romano que estaba al mando de 100 soldados. Era militar, por lo tanto imagínate sus características: rudo, enfocado a resultados, hombre de guerra; pero éste centurión en especial era diferente, era compasivo y estaba preocupado por uno de sus muchachos que estaba enfermo. Además pide con una humildad increíble, pide con modestia. Veía a Jesús con respeto, soberano y como un compasivo médico. De hecho es el único caso de alguien que viene a pedirle a Jesús un milagro por un siervo, todos pedían por sus propios hijos, éste centurión era un tipazo. Así que Jesús decide ayudarlo, pero el centurión, de quien por cierto, nunca se menciona su nombre, y al ver que su petición fue escuchada, muestra aun más humildad, reconociendo que no es digno de tanta bondad, porque Jesús quiere ir hasta su casa. A pesar de que el centurión tenía mucha autoridad en el imperio se sentía indigno frente a Jesús. ¿Cómo te diriges a Jesús?  

El centurión era piadoso, humilde y tenía fe. De hecho es como una formula, a mayor humildad mayor fe. Tenia una gran seguridad de fe, no solo de que Cristo podía curar a su siervo a la distancia y con una sola palabra. Jesús puede hacer cosas extraordinarias cuando ve que tenemos fe. ¿De qué manera expresas tu fe? De hecho tal fue la fe del centurión que Jesús le ofreció mucho más que la sanidad, le ofreció ir a su casa a sanar al siervo, todo por ver la humildad y fe del centurión. ¿Cuándo te diriges a Dios le pides con humildad? 

Cristo busca fe, ¿estás dispuesto a dársela? El criado obtuvo la sanación de su enfermedad, pero el amo obtuvo la confirmación y aceptación de su fe. Jesús da respuestas alentadoras a quienes oran e interceden por nosotros. ¿Oras por los demás? Es un gran privilegio el ser oídos a favor de otros. 

¿Que tan piadoso y humilde eres?, ¿que tan humildemente pides?, ¿y que tanto crees que Dios te escucha? Pero sobre todo, ¿cómo está tu fe?. Tomemos el ejemplo del centurión y busquemos ser humildes y tener fe como la de él a favor de los demás. 


¡Cambio y Fuera!

miércoles, 24 de septiembre de 2014

El papá de Jesús


¿Qué sabes del papá de Jesús? La verdad es que para ser un personaje que cumple un papel protagónico en la primera etapa de la vida de Jesús sabemos muy poco de él, sin embargo es un personaje súper importante, con un carácter impresionante y mucho que enseñar. A continuación uno de los únicos párrafos bíblicos donde se le menciona (Mateo 1:18-25) Así fue como nació Jesús, el Mesías: su madre, María estaba comprometida para casarse con José. Pero antes de que vivieran juntos, se supo que ella estaba embarazada. José era un hombre bueno y obediente a la ley de Dios. Como no quería acusar a María delante de todo el pueblo, decidió romper en secreto el compromiso. Mientras pensaba en todo esto, un ángel de Dios se le apareció en un sueño y le dijo: «José, no tengas miedo de casarte con María. El Espíritu Santo fue quien hizo que ella quedara embarazada. Cuando nazca el niño, lo llamarás Jesús. Él va a salvar a su pueblo del castigo que merece por sus pecados.» Cuando José despertó, obedeció al ángel de Dios y se casó con María. Pero no durmieron juntos como esposos antes de que naciera el niño. Y cuando éste nació, José le puso por nombre Jesús. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que Dios había dicho por medio del profeta Isaías: «¡Presten atención!
Una joven virgen
quedará embarazada,
y tendrá un hijo.
Y llamarán a ese niño
Emanuel.» Este nombre significa: «Dios está con nosotros».

José y María eran prometidos y un día María llega y le dice que está embarazada del Espíritu Santo y está esperando al hijo de Dios que vendrá a salvar al mundo… ¿qué sentirías si fueras José? Duda, enojo, incertidumbre, frustración, molestia, tristeza. Pero la historia dice que amaba muchísimo a María y era bueno y obediente a la ley de Dios así que actúa con misericordia. La costumbre judía de aquel tiempo decía que si una mujer durante el periodo después del compromiso quedaba embarazada de un hombre que no fuera su prometido podía ser apedreada, pero José no quería eso, así que por eso decir mejor romper el compromiso en secreto, para evitar que la matasen; y dejar que cada quien viviera su vida aparte. Pero el ángel se le aparece para aclararle las cosas y decirle “Hey José quítate toda duda de la cabeza la historia de María es verdad, si va a tener al hijo de Dios y tu lo vas a cuidar.”

Y a partir de este momento José dedica el resto de su vida a cumplir su misión: obedecer. Aun sin tener el cuadro completo, sin entender absolutamente nada, sin saber cómo, cuándo, dónde, quién, por qué, a qué hora, con quien…. Como las miles de preguntas que todos hacemos regularmente cuando estamos en momentos de incertidumbre, cuando sabemos que tomar una decisión, Dios nos manda una señal, pero no nos da detalles, estamos en una situación parecida a la de José; él decidió obedecer. Imagínatelo durante el embarazo, cuando estaba a punto de nacer en el establo, qué estaba pensando, estaría tranquilo, sentiría que habría hecho todo lo posible. Pobre José había asumido una gran responsabilidad, y las instrucciones habían sido pocas. Pero seguía al pie del cañón, listo obedeciendo, haciendo la parte que le correspondía.

¿Te has sentido como José? Atrapado entre lo que dice Dios y como te sientes, ¿Te has cuestionado si lo que haces es lo que Dios te dijo o tu voluntad nada más? ¿Te has preguntado si sigues en el camino correcto? Cada uno de nosotros conoce lo que se siente estar en un camino de noche. Se siente horrible estar en incertidumbre y no ver el plano completo. Si te sientes como José, confundido, necesitas voltear tus ojos a Dios, pedirle una señal, pero sobretodo obedecer. No permitas que tu confusión altere tu obediencia. Muchas veces no vemos el cuadro completo, pero podemos ver que Jesús está dentro del cuadro. Al final somos una pieza del plan maestro, aunque no veamos todo el cuadro. No estoy segura que preguntas tengas con Dios, pero estoy segura que Dios te va a contestar la más importante: “¿Dios estas conmigo?” La respuesta es: “Sí”. Si obedeces Dios jamás se apartará de tu lado, al contrario estará contigo en todo momento.


¡Cambio y Fuera!

jueves, 18 de septiembre de 2014

La oración de Jabes

En medio de 500 nombres que cita la biblia en el libro de Crónicas sobre la descendencia de Israel, te pierdes entre el hijo de fulanito y de perenganito. Pero de repente Dios nos sorprende con un persona muy interesante: Jabés. En 1ª Crónicas 4:10 dice: “En cierta ocasión, Jabés le rogó a Dios: «Bendíceme y dame un territorio muy grande; ayúdame y líbrame de todo mal y sufrimiento». Dios le concedió su petición, y Jabés llegó a ser más importante que sus hermanos.” Y ya… nunca mas vuelve a mencionar a este personaje en toda la Biblia, es más continua con todos los nombres de hijos e hijas por varios capítulos, el escritor solo se detuvo a contar la interesante historia de Jabés.

La única característica que conocemos de este hombre, es que era un hombre de oración. Proverbios 16:3 dice que dejemos en manos de Dios
todo lo que hacemos,
y nuestros proyectos se harán realidad, Jabés hizo exactamente eso. La oración citada es bastante práctica y útil para cualquier circunstancia. Consiste en cuatro partes: pide bendición, tierras, ayuda y protección, ¿quién no querría eso?.

La primera parte, al pedir bendición, a veces a nosotros se nos olvida pedirle bendición a Dios y vivimos de migajas que puedan caer del cielo. En otra versión de la Biblia dice para esta parte “Oh si me dieras bendición”, una especie de exclamación acerca de una mayor bendición. Jabés no está escatimando en su petición a Dios, le está pidiendo en serio. Sabe que es Dios y que puede pedir con confianza y fe.

En segundo lugar pide que le de un territorio muy grande. Otra versión dice que “ensanche su territorio”, ¿qué crees que signifique?. Tiene que ver con darle una visión más amplia, mayor fe, más dinero, mejor salud, más capacidad, más inteligencia, más pasión… ¿Has hecho una oración así? Pídele sin miedo a Dios, que te de más de eso que tienes miedo, de lo que sientes que casi no tienes, con aquello que careces, no todas las carencias son materiales, muchas son emocionales, intelectuales o espirituales. Eso es pedir que nuestro territorio sea más amplio. Porque cuando nuestra visión crece nosotros nos ampliamos.

En tercer lugar le pide que lo ayude, otra versión dice que la mano de Dios esté con él. ¡Que oración tan más completa! Imagínate, ¿qué harías si supieras que la mano de Dios siempre está contigo, que no se aparta? ….La respuesta es: ¡todo! Nos sentiríamos invencibles. La realidad es que la mano de Dios siempre está, pero no siempre lo creemos, dudamos mucho de nosotros y de Dios. Por eso hace falta pedírselo, para recordárnoslo a nosotros mismos. Necesitamos su guía y dirección.

Y por último, Jabés pide que lo libre de todo daño, mal o sufrimiento que pueda pasarle. Si Dios te cuida, quién puede hacerte daño, nadie. Esta oración es tan completa, es la oración perfecta para empezar todas nuestras mañanas después de dar gracias por amanecer un día más. Lo mejor de todo es que al final del versículo que citamos dice: “Dios le concedió su petición, y Jabés llegó a ser más importante que sus hermanos.” En Jeremías 33:3 Dios nos dice: “Llámame y te responderé. Te haré conocer cosas maravillosas y misteriosas que nunca has conocido.” Dios siempre nos escucha y siempre nos contesta. A veces contesta si, a veces no y a veces espérate un poco más. Pero debemos pedirle, Él está ahí con cientos de bendiciones, esperando por nosotros, pero necesitamos pedírselas. La característica de Jabés es que era un hombre de oración, enfocado y de fe. Si no sabes cómo orar, tienes un excelente ejemplo aquí. Ora como Jabés con fe y pasión y empieza a ver resultados en tu vida.


¡Cambio y Fuera!