jueves, 28 de marzo de 2013

Control Freak


Si estuviéramos en una película de aliens vs. humanos, creo que la única forma de identificar unos de otros, sería que a los humanos nos encanta, nos vuelve locos, tener el control. Es más, perder el control es sinónimo de locura para cualquiera que se considere ser humano. Además de ser adictos a controlar el mundo, también tenemos algo o alguien que nos controla de vez en cuando.

Pero, ¿por qué nos fascinará tener el control?. Creo que todo tiene que ver con el ego, somos adictos a nosotros mismos, y eso nos mete en muchísimos problemas, si no es que en casi todos. Y es que se nos olvida que al mundo llegamos desnudos y sin nada, y nos vamos de la misma manera. Es momento de hacer un alto, (Salmo 46:11) “Con nosotros estáel Dios del universo;él es Dios de nuestro pueblo,¡él es nuestro refugio!”.

Lo más interesante es que todo lo que conocemos y desconocemos Dios lo hizo. El es dueño de todo, desde lo más chiquito hasta lo más grande, todo se hizo por Él y para Él. Es por eso que amamos a Dios por lo que ha hecho, no amamos las cosas que ha hecho. Al ser Él el dueño de todo, nosotros no tenemos control, sólo Él. La verdad es que Dios nos ganó al inventar todo, no hay algo que podamos hacer más grande que lo que Él ya ha hecho. Todo lo que conocemos o somos capaces de “hacer” es una adaptación o combinación de elementos ya existentes. Recordemos la teoría: “La materia no se crea ni se destruye, solo se transforma.”

Así que resulta bastante gracioso cada vez que nos volvemos locos por tener el control de todo, porque al no ser dueños ni creadores, es prácticamente imposible poder controlar lo que sucede o deja de suceder.

Darle el control a Dios no es una opción, Él lo tiene queramos o no, sin embargo al reconocerlo dejamos de estresarnos y vivimos con mucha más tranquilidad.  No podemos darnos el lujo de hacernos indiferentes ante la opinión del creador y dueño. Y lo mejor de todo es que Dios tiene mejores planes para nosotros que nosotros mismos, Él conoce el pasado, el presente y el futuro, esto le da una ventaja a su visión porque la nuestra es corta y limitada.  En Jeremías 29:11 nos lo recuerda: “ Mis planes para ustedes solamente yo los sé, y no son para su mal, sino para su bien. Voy a darles un futuro lleno de bienestar.

¿Cómo lograr cederle el control a Dios? En primer lugar cree, decide creerle a Dios. Conoce todas las promesas y planes que tiene para ti a través de la Biblia, solamente ahí encontrarás el propósito de tu vida. Ahora es tiempo de actuar, créele a Dios, pero también actúa conforme a su manual de instrucciones (la Biblia), porque sólo entonces podrás tener buenos resultados.

Dios dice que somos sus hijos, el es el dueño del universo, el Rey por sobre todas las cosas, así que actúa como verdadero hijo de Dios y como parte del mejor reino que existe o existirá. Piensa en cualquier historia sobre reyes,  reinos mágicos o históricos, el rey tiene el control de todo y los habitantes del reino solo obedecen. La diferencia es que los reyes a los que estamos acostumbrados basan sus decisiones en berrinches, caprichos, ser egoístas y vivir bajo la influencia de sus antojos y placeres; pero Dios para nada es así, al contrario. El único interés de nuestro rey es darnos la mejor vida, el mejor carácter y las mejores recompensas. Confía en tu rey. No vale la pena competir por el control con Dios, porque ¡es Dios!.

Desde que somos niños, una de las primeras palabras que aprendemos es “mío”, pero jamás “tuyo”. Batallamos muchísimo para compartir. Con Dios no podemos jugar a los niños chiquitos, todo es suyo, nada nuestro. Aprendamos desde ahora para ahorrarnos muchos problemas.  Y lo mejor de confiar en Dios es que Él no cambia. Cuando confiamos en nosotros o en cualquier otro ser humano, estamos depositando nuestra vida en gente inconsistente, cambiante, que se dejan llevar por sus emociones y deseos; pero Dios es el mismo, ha sido el mismo y será el mismo; su amor y promesas jamás cambiarán, sin importar nuestra propia humanidad.

Dale el control a Dios, elige tu respuesta ante las circunstancias. Dice Gálatas 2:20 que “En realidad, también yo he muerto en la cruz, junto con Jesucristo. Y ya no soy yo el que vive, sino que es Jesucristo el que vive en mí. Y ahora vivo gracias a mi confianza en el Hijo de Dios, porque él me amó y quiso morir para salvarme. No es por nosotros, nuestra capacidad o esfuerzo que logramos sobresalir, es Jesús, el hijo de Dios, quien hace que salgamos adelante. Es momento de aceptarlo.  Y además, ¡es una orden!, no es una opción: ¡NO TE PREOCUPES!. Jesús dijo en Mateo 6:34 que “Así que no se preocupen por lo que pasará mañana. Ya tendrán tiempo para eso. Recuerden que ya tenemos bastante con los problemas de cada día. Las estadísticas dicen que el 85% de los mexicanos tenemos gastritis y México es el 5to país más estresado en el mundo, buscar tener el control de todo no está resultando de manera favorable, decide hoy mismo darle el control a Dios; cree en sus promesas, vive conforme a sus mandatos para entonces tener paz y esperar los mejores resultados.

¡Cambio y Fuera!

jueves, 21 de marzo de 2013

El Mejor Sexo de tu Vida


¿Quiénes son más calientes los hombres o las mujeres? …. La verdad ¡todos!, todos somos calientes, en realidad, muy calientes. Pero entonces, ¿a quién le echamos la culpa?, aunque no lo creamos la culpa es de Dios. ¡Sí, leíste bien!, de Dios. La Biblia no sólo habla del cielo, del infierno, de los ángeles, también habla de cómo tener el mejor sexo de tu vida. ¿Te interesa?

Dios hizo todo lo que conocemos, incluso a nosotros mismos, Él nos creó. Y lo mejor de todo es que nos creó perfectos. Cuando Dios creó al hombre, pensó que no era bueno que estuviera solo, así que le hizo a su pareja de vida, ideal y perfecta, la mujer. Y lo primero que les dijo fue: (Génesis 2:24) “dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” Dios creó el sexo perfecto y como una orden para los seres humanos.

Lamentablemente la idea del sexo ha cambiado mucho desde que se creó. Hoy en día el sexo está muy distorsionado, es una acción completamente hedonista, es decir, solo por mi placer. Cada día se busca obtener un placer mayor, más alto, más grande, y sobre todo rápido, que nos satisfaga solo a nosotros, olvidando su verdadero significado. Es urgente que aprendamos directamente de Dios cuál es el sexo perfecto. Vivimos en una generación adicta al sexo y perversiones, a la pornografía, la masturbación y el ciber sexo. Es penoso, pero todos caemos en alguna de estas adicciones, o al menos alguna vez las hemos incluido en nuestro estilo de vida. Sin embargo la mejor parte es que Dios nos sigue amando con todo y nuestro negro pasado (o presente), con lo que no está de acuerdo es con nuestras acciones. Él nos amará siempre, hagamos lo que hagamos, pero las consecuencias de nuestras acciones no las podemos evitar.

Sabías que en México las estadísticas dicen que las relaciones sexuales se inician, en promedio, a los 15 años. Antes de los 18 años el 50% de los jóvenes ya tienen una vida sexual activa. Los principales consumidores de pornografía en internet son de 12 a 17 años. El 30% de los jóvenes que han tenido relaciones sexuales ya ha tenido una enfermedad de transmisión sexual. Así que nos urge tener información CONFIABLE sobre nuestra sexualidad. Y quién más confiable que Dios.

El mejor sexo viene cuando lo hacemos a la manera de Dios. Él nos pensó, diseñó y creó, nos ha dado todo para vivir la mejor vida, y parte de esto son las instrucciones para tener relaciones sexuales saludables que generen felicidad y no dolor ni culpa. Me encanta lo que dice en 1ºCorintios 10:23 “Todo me es permitido, pero no todo conviene; todo me es permitido, pero no me dejaré dominar.” Es impresionante que Dios nos está diciendo que podamos hacer cualquier cosa, lo que queramos; tenemos libertad de tener sexo con quien deseemos y cuantas veces lo anhelemos; pero ¡no nos conviene!.

Para calmar nuestros deseos locos sexuales la solución está en el dominio propio. Necesitamos dominarnos a nosotros mismos en tres cosas: la manera de hablar, la comida y el sexo. Casi todos batallamos en alguna de esas cosas, es por eso que nos urge que Dios nos ayude a controlarnos y sacar lo mejor de nosotros. Seguramente te estarás preguntando, cuál es el plan de Dios; sencillo, el sexo sólo en el matrimonio. Suena loco, ¿cierto?. Estamos acostumbrados a escuchar que el sexo termina cuando el matrimonio comienza, así que cada día son más las parejas que deciden no casarse y solo “intentar” vivir juntos. Pero el fracaso no lo causa el matrimonio, lo causa que hemos desobedecido y hemos hecho todo de la manera equivocada.

¡Vale la pena esperar!, ¿quieres algunas razones?: Evita embarazos no deseados, prevé enfermedades sexuales no deseadas y silenciosas que tal vez aparecerán en el momento que menos esperas, evitarás esos sentimientos de culpa después de tener una relación vana y sin sentido, es lo mejor para cuidar tu reputación, sin duda es la mejor fórmula para saber si te quieren o sólo quieren tu hermoso cuerpo, sólo así aprenderás a conocer el verdadero amor. Que nunca se nos olvide que el sexo es parte del amar, no es el amor. Dice la Biblia que el Espíritu de Dios vive en nuestro cuerpo, así que nuestra responsabilidad es vivir con eso en mente, sabiendo que nos somos dueños de nuestro cuerpo, Dios nos hizo y Él es el dueño, Él tiene el mejor plan. 

Dios dice que el mejor sexo está en el matrimonio, Hebreos 13:4 “Todos deben considerar el matrimonio como algo muy valioso. El esposo y la esposa deben ser fieles el uno al otro, porque Dios castigará a los que tengan relaciones sexuales prohibidas y sean infieles en el matrimonio.” El matrimonio será exitoso si se busca a Dios primero, por lo que el sexo será mucho mejor que fuera de él.

Sé que esto es completamente diferente a cualquier blog sobre sexo que encontrarás en internet, pero nunca olvides que la virginidad siempre será una virtud, pero tener relaciones sexuales antes del matrimonio siempre será un pecado. Si haces algo y te da pena que Dios te vea, entonces no es algo correcto.  Leí que la hombría es entereza tanto de carácter como físico, perder el control es señal de debilidad. ¿Quieres probar que eres hombre? No motives a tu pareja a que se acueste contigo, sin el compromiso del matrimonio, porque solo das señales de debilidad.

Y como mencionamos al principio, todos tenemos la conciencia sucia respecto a nuestra sexualidad, pero tampoco olvidemos que Dios nos sigue amando, solo nos motiva a cambiar nuestra conducta. (1ºCorintios 6:9-11) “No se dejen engañar. Ustedes bien saben que los que hacen lo malo no participarán en el reino de Dios. Me refiero a los que tienen relaciones sexuales prohibidas, a los que adoran a los ídolos, a los que son infieles en el matrimonio, a los afeminados, a los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, a los ladrones, a los que siempre quieren más de lo que tienen, a los borrachos, a los que hablan mal de los demás, y a los tramposos. Ninguno de ellos participará del reino de Dios. Y algunos de ustedes eran así. Pero Dios les perdonó esos pecados, los limpió y los hizo parte de su pueblo. Todo esto fue posible por el poder del Señor Jesucristo y del Espíritu de nuestro Dios.” Tenemos esperanza, no estamos perdidos, Dios nos perdona. Pero es necesario decirle que estamos arrepentidos y queremos un nuevo estilo de vida. Si la adicción al sexo es tan fuerte que ya no puedes con ella, pídele a Dios que cambie tu mente y te ayude a tener una mente como la de Él, si lo pides de corazón Él te ayudará. Dios te adora y quiere que tengas una mejor vida, pero atrévete a vivir un nuevo estilo de vida.

¡Cambio y fuera!

martes, 5 de marzo de 2013

Heridas del Corazón


       ¿Quién no tiene traumas y heridas en el corazón? ¡NADIE! La verdad es que todos hemos sido lastimados y heridos en el corazón, desde que nacemos, y conforme vamos creciendo las cicatrices aumentan. Pero el problema está en que esas cortaditas hacen que nuestras relaciones actuales o futuras se vayan debilitando y seamos incapaces de tener relaciones saludables. Buscar sanar nuestros traumas es importantísimo para vivir mejor. Pero sólo Dios puede ayudarnos, porque si buscamos en otro ser humano, buscamos en alguien igual o peor que nosotros, pero cuando buscamos ayuda en el que nos creó y sabe cómo funcionamos, entonces tenemos respuestas efectivas que cambian la vida para siempre.

Lo mejor de Dios es que Él nos ve a todos iguales, muy pecadores, pero al mismo tiempo perdonados. ¿No te parece impresionante?, nadie nos conoce mejor que Dios, Él sabe todo lo bueno y malo que hay en nosotros, y aun así nos ha perdonado y nos ama incondicionalmente. Pero lo mejor, es que nos ve a todos iguales. Aun cuando a Jesús, el hijo de Dios, lo estaban crucificando en lugar de sentir odio y rencor, Jesús se atreve a pedirle a Dios que perdone a los que lo están torturando, ¡¿quién de nosotros haría algo así?!; (Lucas 23:34) “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.” Dios nos ha perdonado TODO, no hay un solo detalle que Él no nos perdone…. Es por eso que merece que lo amemos con locura, ha hecho algo impresionante por nosotros.

Pero al conocernos a la perfección sabe que perdonar no es tan fácil para nosotros. Así que a través de los evangelios nos enseña que si queremos que Él nos perdone, es necesario que practiquemos lo mismo a quienes nos han lastimado. En el evangelio según San Juan 11:25 lo menciona muy claro: “Y cuando estén orando, perdonen, si tienen algo contra alguno, para que también nuestro Padre que está en los cielos les perdone sus ofensas.” Me recuerda una historia que Jesús contó a sus discípulos sobre unos deudores y sus jefes, uno de los deudores debía una cantidad muy grande y pide misericordia a su jefe, alegando que no tiene nada con que pagarle, el jefe se apiada de él y lo perdona. Entonces saliendo de aquel lugar, el deudor se topa con un hombre muy pobre que le debía una cantidad mínima, pero llevaba mucho tiempo con esta deuda, así que comienza a gritarle y exigirle que le pague… alguien escucha el pleito y va a decirle al jefe de este hombre, así que inmediatamente le mandan llamar y se le comienza a reprochar, en como es que se le acaba de perdonar una deuda enorme y el no es capaz de perdonar una deuda pequeña. Exactamente lo mismo es lo que Jesús nos dice, si Él nos ha perdonado TODO, nosotros debemos perdonar a quienes nos lastiman. No porque se lo merezcan, pero es lo que mantendrá nuestro corazón y vida en paz.

Y si creemos que es prácticamente imposible hacerlo, y es que yo no se todo lo que te han lastimado o dañado, y seguramente tienes muchas razones para tener odio y rencor hacia esa gente. Pero cuando estamos en Dios, Él nos promete darnos un nuevo corazón, limpio sin heridas, completamente nuevo. En  2º Corintios 5:17 nos dice que “de modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” La clave es estar bien nosotros con Dios, para poder sanar el corazón.

Es urgente permanecer en Dios y en lo que ÉL dice. Es el único que no cambia y que no nos fallará. Juan 8:31-32 dice: “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si ustedes permanecen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. La verdad de Dios es la única verdad, es ahí donde realmente encontraremos libertad. El diablo siempre buscar “echarle limón a las heridas”, desde el principio de los tiempos su trabajo es recordarnos el daño que nos han hecho, lo mucho que hemos sido lastimados, etc. Pero en Dios encontramos libertad.

Perdonar es, no solo una palabra complicada, pero una acción muy difícil de llevar acabo. No se trata de olvidar, pero Dios nos ayuda a progresar y seguir con nuestra vida. Tampoco significa negarlo o ignorar los hechos. Empecemos por reconoce si tenemos culpa. Y recurrir a Dios para que nos ayude a perdonar, dejar a un lado las heridas y aprender sobre el verdadero amor, que solo encontramos en Él. Pero recordemos que Dios no nos obliga, es una decisión personal, solo para quien quiera tomar el riesgo.

Hay dos tipos de personas: dependientes e independientes, respecto a sus emociones. Los dependientes son los clásicos que le echan la culpa a todos y todo sobre lo que les pasa, son producto de la “miserable” suerte que han tenido, y se consideran mártires de la vida y las circunstancias. Pero las personas independientes son aquellas que deciden cómo reaccionar ante lo que sucede en su entorno. Cada vez que nos dejamos llevar por lo que han hecho o dejado de hacer los demás, somos dependientes de ellos y negamos nuestra libertad de decisión, y vaya que nos ha costado mucho tenerla. El proceso de perdón y sanidad interior empieza con una decisión personal. La clave está en tomar lo que sirva y desechar lo que hace daño. No generalices, sólo las personas dependientes generalizan y suelen decir que “todos son iguales”, “todos los hombres son gandallas”, “todas las mujeres son manipuladoras”, etc… Pero las personas independientes se dan la oportunidad de conocer persona a persona, aceptar las culpas necesarias, tratar cada caso diferente y sobre todo no le echan limón a sus heridas.

Dios nos adora y quiere que estemos bien emocionalmente, por medio de la oración pídele que te sane y te ayude a perdonar las relaciones dañinas que has tenido. Dice 2º Timoteo 1:7 que: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. La falta de perdón radica en el miedo, la cobardía y la falta de amor, pero Dios dice que nos ha dado un espíritu diferente, nos ha dado amor y la capacidad de dominar nuestras emociones. Así que pidámosle que se vuelva una realidad en nuestra vida.

La única manera de tener relaciones sanas está en Dios, aprendamos a llevarlas a su manera. 2º Timoteo 3:16 dice que “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.” La palabra de Dios es el mejor aliado para sanar nuestras heridas y aprender la mejor manera de llevar nuestras relaciones.

¡Cambio y Fuera!

miércoles, 20 de febrero de 2013

Noviazgo Sano


¿Existe el noviazgo sano? Son pocos los que afirman que así es. El noviazgo o la relación en pareja es uno de los estados más codiciados del ser humano, pero también de los más complejos. Empecemos con el significado, según los diccionarios noviazgo es la relación que existe entre dos personas que tienen la intención de casarse, esto a pesar de que parece que cada día son menos los que tienen la intención de casarse en algún momento.


¿Cuáles consideras los principales problemas de las relaciones de pareja? Personalmente considero los siguientes como los más comunes: celos, caprichos, control y chantaje, asumir cosas, chismes, hipocresía, ser quien no eres, excesiva complacencia, mentiras, diferencias sociales y de metas, competencia, errores en la comunicación, mal concepto de sí mismo, generalidades (todos son iguales), huir de la familia, influencia de amigos, falta de conciencia económica y violencia psicológica o física.

En la Biblia, Dios, nunca habla del noviazgo, solo se habla de relaciones cortas previas al matrimonio. Pero hay una historia en particular que nos hace reflexionar al respecto, la historia de Abraham (el padre de la fe  y su hijo Isacc. En el capítulo 24 de Génesis puedes verlo con mayor detalle, pero te la platico de manera general, Abraham le pide a su sirviente que vaya a su país de origen para buscarle una esposa a su hijo Isacc. Y el sirviente va al lugar que le dijeron y le pide ayuda a Dios para encontrar a la indicada, y la encuentra. Pero el orden fue el siguiente: se acerca a ella, la conoce y después de hablar le hace la propuesta y se la lleva.  Me gusta pensar que ese orden es el recomendable en los noviazgos de hoy en día, es necesario observar, platicar, buscar puntos en común y hacer una propuesta.

El noviazgo es un proyecto con visión, solo buscar pareja por soledad resulta en conflictos graves, incompatibilidad y quebrantamientos graves. Lo mejor del noviazgo es que es un estado de dignidad y equilibrio. Dios está involucrado en todo, no solo en una parte, y a Él le importa muchísimo nuestro estatus emocional. Dios nos adora, somos sus favoritos, así que le duele cada vez que nos rompen el corazón y se alegra cuando estamos felices; por lo mismo quiere que tengamos relaciones saludables. El noviazgo potencializa tu vida, o saca lo mejor o saca lo peor. Se trata de que tu cara brille: La belleza interior exalta la belleza exterior. La verdad es que en este estado se muestra quien eres realmente, ya que es un ensayo para la vida real,  y para un día el matrimonio.

            El noviazgo no es la solución a los problemas en casa, recuerda que saca nuestro verdadero “yo”, y si lo tomas como salida rápida tendrá malos resultados. Parte del concepto real del noviazgo es entender que  no somos dueños de nadie, solo le pertenecemos a Dios, por lo que es una relación de amor, no de pertenencia y control. Tampoco se trata de despreciar o avergonzarse del otro. El que es bruto, cuando está en una relación amorosa se hará mucho más bruto.

Hay cuatro principios básicos para relacionarnos mejor en pareja. El primer principio es el espiritual. Debemos estar bien espiritualmente para relacionarte con alguien más. Necesitamos a Dios, para poder tener un noviazgo sano, solo en Dios encontramos la definición de un amor real sin complicaciones. Siempre recordando el principio de oro: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Mateo 22:37-39). Busquemos siempre tratar a nuestra pareja como a nosotros mismos. Y es importante que en este principio te preguntes si tu y tu pareja tienen los mismos objetivos, si ambos buscan la espiritualidad como primer lugar.

El segundo principio es el tiempo. El tiempo siempre nos ayuda a tener estabilidad emocional. Tómate el tiempo para conocer a tu pareja a su familia que es lo que le gusta y lo que no y de esta forma poder asimilar si realmente se están relacionando de la manera adecuada.

            El tercer principio es la belleza. Nunca se nos olvide que la belleza es pasajera, sin embargo busquemos tener identidad en Dios, sin compararnos con nadie. Somos de Él, por lo que veámonos como Él nos ve, para Dios somos lo más importante y especial de su creación, dio la vida de Su hijo por nosotros. Sin olvidar que cuando nos ve, ve a su hijo Jesús antes de vernos, así que todas nuestras “cochinaditas internas” no las ve. Este principio se basa en siempre ser congruentes en nuestra belleza interna y externa, es decir, que nuestro exterior refleje lo que hay dentro. Recordando siempre que el noviazgo nos potencializa, para bien o para mal, busquemos que saque lo mejor de nosotros.

El cuarto principio es la cultura. Las historias de hombres ricos que se casan con mujeres paupérrimas y son felices por siempre, o viceversa, son hermosas en la televisión; sin embargo en la vida real siempre será importante ver si tenemos estilos de vida semejantes. Para una relación sana es importante tener ideologías semejantes. Pregúntate: ¿Qué opinan ambos sobre Dios, principios y convicciones?. Si notas diferencias grandes en este ámbito probablemente tendrás conflictos.

Sería increíble que Dios nos mandara una nota personal confirmando que nuestra relación está en la “voluntad de Dios”, pero nos debe bastar con tener paz. Siempre busquemos la paz de Dios en todo lo que hacemos, es decir, que a pesar de los problemas que podamos enfrentar estamos tranquilos y con la conciencia tranquila. Nunca tomemos decisiones apresuradas, usemos el sentido común. Me encanta pensar que el noviazgo sano tiene un objetivo, aunque no te cases con esa persona, ayuda bastante ponerle un objetivo a tu relación. Se trata de una etapa de preparación. Recuerda que el noviazgo resalta nuestro verdadero yo, así que no esperes que ayudarás a cambiar a tu pareja, solo es Dios quien cambia a las personas. Y lo que hagas que siempre sea por Dios, no por tu pareja, Dios representa el amor perfecto, asÍ que es una excelente base para las nuevas relaciones. ¿Por qué no dejas entrar a Dios a tu noviazgo y experimentas un verdadero noviazgo sano?

¡Cambio y Fuera!

martes, 12 de febrero de 2013

Y tú ¿Quién eres?


En las primeras expediciones del hombre a la luna, los astronautas eran estudiados por expertos, tanto física como psicológicamente; y es que el suceso que estaban por vivir cambiaría su vida y la percepción de la misma para siempre. Así que antes de partir, en su entrenamiento, se les pedía proporcionar 20 respuestas coherentes a la pregunta: ¿Quién eres?.

Y tú, ¿sabes quien eres?. Dicen los psicólogos que el proceso de autodescubrimiento de nuestra identidad empieza en la pubertad y termina en la juventud… Pero la realidad es que conozco muchísimos, si no es que todos, adultos que siguen buscando un significado real y profundo a su interrogante interna y eterna.

¿Quién eres? Hay millones de respuestas: soy mujer, hombre, ser humano, hijo, estudiante, profesionista, parte del mundo, el conjunto de las cosas que quisiera no ser, mis logros, mis pecados… ¿quién eres? Filósofos llevan siglos buscando dar una respuesta que logre satisfacer a la gran mayoría, pero siguen si tener éxito.

La realidad es que somos tres tipos de personas, es decir, nuestra identidad se divide en tres. La primera es la persona que crees que eres, es decir el concepto que tienes de ti mismo, como te percibes; sin embargo este concepto es muy cambiante. La segunda es la persona que los demás dicen que eres, cómo te perciben los demás. ¿Alguna vez has grabado tu voz en la computadora, la radio o algún video; y te has escuchado después de eso?.... ¿Cómo se oye tu voz? La verdad es que no hay nada más frustrante que oírnos a nosotros mismos en alguna grabación, ¡es terrible!. Porque al escucharnos estamos seguros que nuestra voz “no es así”, se oye mucho peor de lo que la imaginábamos. Lo mismo sucede con nuestra identidad, la percepción que tenemos de nosotros mismos dista mucho de la percepción que tienen los demás. Y el tercer tipo de persona es lo que Dios, nuestro creador, cree que somos; pero eso lo mencionaremos más adelante.

Entonces en ese conflicto interno que tenemos desarrollamos la famosa identidad desconocida, es decir, ni siquiera nosotros mismos nos entendemos. Según el resto del mundo, somos lo que nos esforzamos y por lo tanto nos merecemos; es decir, entre más te esfuerces más tienes y más logras, si no lo haces no mereces nada. Nos hacen creer que somos cierto estilo de persona, dejamos que se nos encaje con alguna moda o género y actuamos de esa manera. Me recuerda el libro de la famosa escritora mexicana Guadalupe Loeza “Las niñas bien”, donde se hace un análisis crítico muy detallado de los diferentes círculos sociales de los jóvenes y jovencitas mexicanos, específicamente de la Ciudad de México hace algunos años. Ella menciona diferentes tipos de grupos sociales y sus características muy peculiares, “las niñas bien fresas”, “las niñas bien nacas”, “los niños bien hijos de papi”, etc… Y, es que así nos comportamos, conforme vamos creciendo encontramos algún grupo que tiene características atractivas y buscamos adoptarlas para encajar y pertenecer. También nos comparamos constantemente con el más fuerte de nuestra especie, es decir, con aquellos que consideramos héroes o modelos a seguir. Pero la verdad es que cuando buscamos que nuestra identidad se vea representada por lo que la sociedad marca, siempre veremos que nuestra peor característica va a ser la popular.  Pon atención a los apodos de tus amigos, o el tuyo, ninguno es por alguna característica positiva, todos son en tono de burla y sarcasmo… y ya nos acostumbramos.

Y a pesar de todos nuestros esfuerzos por determinar una identidad adecuada terminamos sintiéndonos insatisfechos, infelices, confundidos y bastante inconformes.  Pasamos toda la vida estudiando quienes somos y no llegamos a nada. Ahora veamos el tercer punto de vista, ni el propio, ni el de los demás… el de Dios. ¿Quién eres para Dios?. Y es una pregunta tan interesante que amerita unos minutos de tu reflexión personal, ¿quién crees que eres para Dios?, ¿qué dirá Dios de ti?

Te tengo noticias, Dios nos ve a todos igualitos. Somos su creación, todos igual de pecadores unos que otros. Particularmente a los pecados me gusta llamarles cochinaditas internas, porque todos las tenemos, sin embargo buscamos culpar a los demás de las suyas y esconder las nuestras. Pero para Dios somos igualitos, gente con mil cochinaditas que necesitan perdón. Y por eso mandó a Jesús a morir por nosotros, para que cuando tu decides que Jesús viva en ti, entonces Dios ya no ve tus pecadillos, ahora ve a Jesús antes de ti y todo lo malo se ve borroso. ¡Es increíble!, ¿quién hace eso por nosotros?... ¡NADIE!, solo Dios. Nos da una vida completamente nueva, como menciona el apóstol Pablo en Efesios 4:20-21 (NVI) “Si de veras se les habló y enseñó de Jesús según la verdad que está en él. Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.” Dios nos dice que nos quitemos esa ropa cochina llena de pecadillos y Él nos da ropa limpia, solo debemos cambiar la actitud de nuestra mente y estar dispuestos a encontrar la verdadera identidad.

Y es que lamentablemente estamos divididos en dos, el alma que está inclinada al mal y le encanta encochinarse con esos malos hábitos, pero ahora tenemos también un nuevo corazón, un chip nuevo que Dios nos da y nos ayuda a mejorar. Nuestro objetivo final es ser semejantes a Dios, no es fácil y mucho menos rápido, pero si es un esfuerzo que vale la pena.

Entonces, ¿quién somos en Dios?... Para empezar somos sus hijos, (1 Juan 3:1-2 NVI) “Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él. Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios.” Somos santos, y no porque seamos puritanos, si no porque al ser hijos de un Dios santos, Él ya nos ve así. Somos amigos de Dios, y eso no cualquiera ¡eh!, (Juan 15:15 NVI) “Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se los he dado a conocer a ustedes.” Somos parte de la familia de Dios, (Efesios 2:19 NVI) “Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, si no conciudadanos y miembros de la familia de Dios.” Somos escogidos especiales de Dios, (Col 3:12 NVI) “Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia.” Aunque sea muy difícil de creer Dios dice que haremos cosas mejores que las que Jesús hizo, (Juan 14:12 NVI) “Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará y aun las hará mayores.” Y somos nuevas personas en Dios. Parece un cuento de hadas, ¿no?... Cómo Dios va a darnos tantas cosas buenas si somos bastante malos; es sencillo, es porque nos ama y quiere que tengamos una mejor vida que la que hemos tenido hasta ahora. Todo lo resumimos en un versículo escrito por el apóstol Pablo: “A partir de ahora, ya no vamos a valorar a los demás desde el punto de vista humano. Y aunque antes valorábamos a Cristo de esa manera, ya no seguiremos valorándolo así. Ahora que estamos unidos a Cristo, somos una nueva creación. Dios ya no tiene en cuenta nuestra antigua manera de vivir, sino que nos ha hecho comenzar una vida nueva. Y todo esto viene de Dios. Antes éramos sus enemigos, pero ahora, por medio de Cristo, hemos llegado a ser sus amigos, y nos ha encargado que anunciemos a todo el mundo esta buena noticia: Por medio de Cristo, Dios perdona los pecados y hace las paces con todos.” (2 Corintios 5:16-19 TLA)

Nos guste o no, creamos o no, Dios nos hizo; así que al ser el fabricante de este cuerpo tan loco y complicado que tenemos, es mejor confiar en que tiene una mejor respuesta que la que podamos encontrar en astros, filosofía, religiones, seres humanos, ideales, etc… Lo único que Dios espera de nosotros es que decidamos creer en Él y entonces apropiarnos de la mejor identidad, la identidad de Dios. Somos suyos, nos ama y solo así encontraremos felicidad verdadera. Esta es la clave para relacionarnos mejor, al descubrir quienes somos, lo amados que somos y el gran propósito que tenemos.

¡Cambio y fuera!

jueves, 7 de febrero de 2013

¿A qué venimos al mundo?


¿Alguna vez te has preguntando: “¿A qué vinimos a este mundo?”. Cualquiera de nosotros se convertiría en la persona más rica del mundo si encontrara la respuesta a este cuestionamiento. Y es que desde el principio de los tiempos, el hombre ha buscando de todas las maneras posibles encontrar la mejor respuesta para esta complicada pregunta, en las estrellas, en los planetas, en los animales, en las religiones, la Filosofía, en los extraterrestres, en las flores, en lo que sea…

Tú, ¿a qué crees que viniste al mundo? Muchos dicen que a ser felices, a ayudar a otros, a encontrar nuestro propósito, a cumplir un propósito divino… ¿tu a qué viniste?

Sin embargo todas las posibles respuestas parten de filosofías personales y bastante relativas, es casi imposible que se determine una respuesta unánime. Pero hoy vamos a descubrir lo que opina Él que nos mandó al mundo.

Para ti, ¿qué es adorar?. Seguramente en alguna ocasión le has dicho a alguien más que “lo adoras”, o te encanta escuchar cuando tu pareja te dice “te adoorooo” con una carita de enamorado que no puedes describir. Suena un poco más importante que un simple “te quiero” o un importante “te amo”. Adorar significa acercarse para besar, en la raíz de la palabra. Pero en términos mucho más sencillos es amar al extremo. Dice el evangelio según San Marcos 12:30 (NVI) “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” Adorar a Dios es amarlo con todo lo que tenemos y somos. Adorar, es también, inclinarse con el rostro en el suelo, cierta forma de humillación. Sin embargo, adorar a Dios es todo lo que hagas para complacerlo, así de sencillo. El evangelio según San Juan 4:23-24 (NVI) dice “por que así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu,  y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad”. Pero vamos por partes, empecemos con la siguiente pregunta: ¿quién es Dios para ti? Dependiendo de los últimos acontecimientos en tu vida, buenos, malos, afortunados o desafortunados, darás una respuesta. Sin embargo, sin importar la cultura en la que te encuentres Dios es sinónimo de bondad. Dios es el autor de la vida y del universo, creamos o no creamos Él está ahí, existió antes de todo y nunca se terminará. Él nos creó así que es el único que tiene la respuesta a quienes somos y por qué estamos aquí.  Por lo tanto la adoración de la que Dios habla tiene que ver con el reconocimiento de que Dios es lo más grande y excelso que hay. Dice Apocalipsis 4:11 (NVI) “Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tu creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas.”

La verdadera respuesta a la controvertida pregunta inicial es que nacimos para adorar. De hecho es el tema principal de la Biblia, ¿sabías eso?. De entrada, suena muy loco, sin embargo fuimos creados para adorar a Dios. Que impresionante es que a pesar de los millones de ángeles que Dios tiene en el cielo para que lo alaben día y noche, Dios nos creó, porque somos su creación más especial.  Alabar a Dios nos da la mejor identidad. La adoración es parte de nuestro chip interno, si no adoramos a Dios, en algún momento adoraremos a alguien mas. Y nos conviene adorar a Dios, bien dice Job 22:21 (NVI) “Sométete a Dios; ponte en paz con el, y volverá a ti la prosperidad.”

Salmo 100 (NVI) “Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra; adoren al Señor con regocijo. Preséntense ante él con cánticos de júbilo. Reconozcan que el Señor es Dios, él nos hizo y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado. Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre. Por que el Señor es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre.” Este salmo nos habla de la manera ideal para adorar a Dios. Debemos aclamar a Dios y presentarnos con un corazón correcto; es decir, nada de muchas palabras bonitas a Dios y malos pensamientos a otros al mismo tiempo. Adorar a Dios es reconocer que Él es NUESTRO Dios, este concepto es mi favorito, somos hijos de Dios, no somos cualquier persona; así que cada vez que le decimos de manera audible que Él es Dios, reconocemos que Él es nuestro padre, amigo, consuelo, apoyo, fortaleza, paz, confianza, esperanza, felicidad, Él lo es todo. Entrar por sus puertas significa que debemos presentarnos ante él, no es suficiente solo pensar que Dios existe, hay que decirlo y hacerlo audible. A final de cuentas, la razón principal es que el Señor es bueno y su fidelidad permanece.

Se trata de un estilo de vida. Como dice Romanos 12:1 (NVI) “Por lo tanto, hermanos , tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.” Si Dios ha tenido tanta misericordia de nosotros, extrema paciencia y amor, lo mínimo que debemos hacer es usar nuestro cuerpo para adorarlo.  Vivamos todos los días pensando antes de actuar y siempre tomando en cuenta que nuestro vivir haga sonreír a Dios.

Me gusta pensar que Dios es práctico y está interesado en nuestro día a día. 1ºCorintios 10:31 (NVI) lo detalla mejor: “Ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.” Adorarlo por medio de la oración, es decir, habla con él; donde quieras y como quieras pero habla con Él, nadie mejor para entender nuestra loca mente. Agradécele porque es bueno y nos ha dado mucho, te garantizo que te ha dado mucho más de lo que te ha quitado, adquiere el hábito de agradecer cada día por los alimentos, por la vida, por los bienes materiales, por la familia, por la salud….. por todo. Obedecer los mandamientos de Dios es el acto de adoración perfecta; nada demuestra mayor amor que estar dispuestos a hacer las cosas a la manera de Dios; recordemos lo que menciona el apóstol San Juan en su evangelio (Juan 14:23-24 NVI) “Les contestó Jesús: El que me ama, obedecerá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos nuestra vivienda en él. El que no me ama, no obedece mis palabras.” Canta audiblemente sobre el amor de Dios, a todos nos encanta escuchar canciones sobre el amor y desamor, nos fascina sentir las emociones a flor de piel, sin embargo no existe una sola persona en el mundo que haya demostrado mayor amor por nosotros que Dios a través de su hijo Jesús; ¡cántale!. Decide servir a otros, da tu tiempo y espacio para ayudar a quienes lo necesitan, esto es una manera muy tierna de adorar a Dios, cuando dejamos el ego y buscamos dar a quienes nos rodean; no porque lo merezcan, si no porque hemos decidido adorar al único que lo merece, Dios. Lee la Biblia, es la palabra de Dios, en la versión que más te guste, católica o cristiana, en internet o en papel, pero ¡LEELA!; solo así conocerás más sobre quien es Dios y el increíble amor que nos tiene, a pesar de que no merecemos ni tantito. Y si quieres llevar tu amor por Dios al extremo te reto a que diezmes, ¿crees que es una locura darle tu dinero a Dios?, acepta el reto. Sabías que en el libro de Malaquías 3 es la única porción de la Biblia donde Dios nos reta. ¡Sí! Dice que lo probemos, que demos la décima parte de todo lo que recibamos a Él, a través de la iglesia, y entonces nos dará una bendición tan grande que no te darás abasto. Yo lo he probado y funciona, ¡garantizado!.

¿Listo para vivir tu propósito? No esperes a sentir el momento ideal para amarlo al extremo, ahorita mismo decide apropiarte de tu razón de ser. He aquí la respuesta perfecta a la gran incógnita: Vinimos al mundo a adorar a Dios. ¡Decide adorarlo con tu vida!. Leí en alguna ocasión que la adoración que no afecta su estilo de vida no es adoración. Se trata de buscar un estilo de vida congruente donde con la boca, con la mente y nuestras acciones reconozcamos que Dios es lo máximo. Siempre buscando ser reales y dejando a un lado la hipocresía, tal cual refiere el apóstol Marcos en su evangelio (Marcos 7:6-7 NIV) “Jesús les contestó: Tenía razón Isaías cuando profetizó acerca de ustedes, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas.”

La clave está en tomar la vida cotidiana, las actividades de todos los días, desde que te levantas hasta dormir, el trabajo, la escuela, tu familia, el tráfico, las comidas, los descansos, el tiempo libre, la convivencia… TODO dalo como una ofrenda a Dios. Él es el único que merece nuestra completa adoración, o como dijimos antes, nuestro amor extremo. No olvides que vinimos a este mundo a adorar a Dios, este acto determina tu destino. Es un buen momento para dejar de filosofar y tomar la vida y aprovecharla. Vive tu propósito, ama y adora en extremo a Dios.

¡Cambio y fuera!

jueves, 10 de enero de 2013

El peor de todos


David, el famoso rey que cantamos en las mañanitas, es un famoso personaje cuya historia es relatada en la Biblia y uno de los mayores ejemplos de amor a Dios. Es de mis personajes favoritos, porque no conozco otra historia tan llena de sorpresas, tragedias, victorias y enseñanzas para todos y toda la vida. Dice el Salmo 78:70-72 (PDT) que “Dios eligió como su siervo a David, y lo sacó de los rediles de ovejas. Lo quitó de andar cuidando los rebaños y le encargó ser pastor de su pueblo Jacob, y de Israel, su posesión. Y David cuidó y dirigió con honestidad e inteligencia al pueblo de Dios.” Lo más sorprendente de la historia es que a pesar de que David tuvo una vida muy loca, cuando Dios se refiere a él en la Biblia lo hace como el “joven conforme al corazón de Dios”; sin duda no somos casos perdidos, ha habido gente peor y con esperanza.

David tenía 30 años cuando comenzó a reinar, y fue rey durante cuarenta años. Durante la primera mitad de su vida fue un verdadero ejemplo de carácter e integridad; y eso fue la base suficiente para tener un futuro bastante prometedor. Como dice Joel 2:25-26 (PDT) “Ustedes comerán hasta que queden satisfechos, y alabarán el nombre del Señor su Dios, quien ha hecho maravillas por ustedes. Mi pueblo nunca más pasará vergüenza.”

Al famosísimo rey David le había prometido desde hacía muchos años que algún día sería rey de Israel, sin embargo tuvo que pasar por un proceso muy largo y tempestuoso. Cuando por fin muere el rey Saúl, su gran enemigo, David sabía que era su momento de tomar el trono. Pero sabía que era Dios quien lo estaba poniendo en esa importante posición, así que decide primero preguntarle qué es lo que debe hacer (2ºSamuel 2:1). Dios le dice que comience en la ciudad de Hebrón. Jamás olvidemos que Dios SIEMPRE cumple sus promesas, ¡SIEMPRE!, pero no vale la pena querer ganar todo rápidamente, si no tomar las cosas con calma y esperar a que Él ponga todo en su lugar. Y hasta este momento el nuevo rey está comenzando con el pie derecho su nueva vida en el trono.

Pero poco le duró el gusto, y es que a David le pasó lo que le ha pasado a la mayoría de las figuras públicas, ya sean del mundo del espectáculo, grandes políticos, empresarios importantes, entre muchos otros grandes personajes en la historia de cualquier sociedad… “Candil en la calle y oscuridad en su casa”, como decimos en México. El famosísimo rey David de las mañanitas se involucró tanto en la vida pública que perdió todo el control de su familia. Y no olvidemos que tenía muchos hijos, era un trabajo bastante pesado, pero para él nunca fue el más importante. Sus logros como líder político de su tiempo fueron muchísimos, el reino que gobernaba se extendió de 15,540 a 155,400 kms. Sin embargo tenía demasiadas esposas y demasiados hijos, todos viviendo en el palacio; es la combinación perfecta para el caos familia y el podría ser la historia ideal para una novela de televisión nacional. Recordemos que uno de sus hijos violó a su media hermana, otro de sus hijos se aprovechó de varias esposas de su papá frente a todo el pueblo, y dos de sus hijos intentaron quitarle el reino. Pero lo peor fue que David no tenía el valor de decir algo a sus hijos, solo se enojaba y era indiferente; esto es lo más triste de la historia. (1ºReyes 1:5-6)

No olvidemos que así como era una excelente guerrero apasionado por su coraje y valor, también le encantaba dejarse llevar por los excesos y pasiones. Era muy apasionado en todo lo que hacía, en la guerra, en el amor, en todo. Y se metió en problemas bastante grandes, uno de los principales es cuando se enamoró de una mujer de otro hombre, lo mandó a la guerra para que muriera mientras se aprovechaba de aquella viuda. El escritor J. Oswald Sanders lo describe mejor:  “La mayor falta de David consistió en ceder a las pasiones de la carne.” La verdad es que se  convirtió en victima de su autosuficiencia y la soberbia. Sabía que era un grande y quiso tomar ventaja de eso, así que mandó realizar un censo, solo para enaltecerse y presumir lo mucho que su reino había crecido. Pero se le olvidó que a Dios no se le pasa nada, y que todo lo que había logrado hasta ahora era porque Dios lo había puesto en ese lugar, no por sus grandes capacidades… Así que mala suerte, porque  Dios se enojó con él. Leí hace un tiempo que los cuatro errores más comunes de los líderes son: finanzas, flojera, faldas y fama… Sin embargo creo que aplica para todos los seres humanos, son definitivamente las tentaciones más grandes.

David debió entender a tiempo que su tarea más importante era el cultivo de su familia y sus hijos. A través de su vida debemos aprender que ningún rasgo del carácter es tan necesario como la verdadera integridad. La mejor conclusión para la loca vida de David la da el escritor de Narnia C.S. Lewis: “Los largos, tediosos y monótonos años de prosperidad o de adversidad cuando se llega a la mitad de la vida, constituyen una oportunidad excelente para el diablo”. Jamás estaremos en el climax de nuestra vida como para descuidar nuestra relación con Dios y darle el correcto valor a nuestras prioridades. Y es que la confesión y el arrepentimiento ayudan a sanar una herida, pero jamás borran todas las cicatrices. Siempre habrá alguien en peores condiciones que nosotros, con una vida más miserable o complicada, pero eso no es excusa suficiente para permanecer en nuestro estado de confort y dejar para después nuestra búsqueda Dios. Busca a Dios ahora, hoy que estás en el mejor o peor momento de tu vida, relaciónate con él para que logres potencializar tu vida y convertirte en tu mejor versión.

¡Cambio y Fuera!